Los puntos de informaci¨®n cultural, un importante banco de datos al servicio del ciudadano
S¨®lo unos treinta consultantes utilizan cada d¨ªa el punto de informaci¨®n cultural (PIC) instalado en el Ministerio de Cultura. Los PIC, que funcionan simult¨¢neamente en otras nueve provincias, son un nuevo concepto de biblioteca: un ordenador central, con una capacidad de 1.024 ?K? de memoria est¨¢ permanentemente dispuesto a responder a cuantas, preguntas se le hagan sobre patrimonio art¨ªstico, libros y bibliotecas, cinematograf¨ªa, teatro, museos y deportes sin exigir desembolsos ni tr¨¢mites.
Por el momento, la llamada m¨¢quina puede ofrecer m¨¢s de 400.000 respuestas concisas y esquem¨¢ticas, pero no se descarta la posibilidad de que en el futuro sea capaz de profundizar casi ilimitadamente en los temas y convertirse en una diligente memoria colectiva. Cualquier ciudadano que lo desee puede acudir al Ministerio de Cultura para utilizar este servicio tan importante como desconocido.Cuando se disponen a servir de intermediarios entre la llamada m¨¢quina y sus interlocutores, los t¨¦cnicos casi nunca pueden sustraerse a pensar cu¨¢les pueden ser las futuras fuentes de la sabidur¨ªa. Los actuales sistemas telef¨®nicos videotex permiten ya, en determinados pa¨ªses, que las informaciones solicitadas al ordenador puedan visualizarse en las pantallas de los televisores dom¨¦sticos al precio cl¨¢sico de los pasos de contador. Bastar¨ªa pedir a la telefonista ?P¨¢seme la primera p¨¢gina de The: Washington Post en el d¨ªa D del Watergate? para que, unos segundos despu¨¦s, el usuario pudiera leer los textos en su pantalla, o bien olvidar los watergates cotidianos y solicitar al cerebro central ?simplemente lo ¨²ltimo de Norman Mailer?.
Porque un r¨¢pido an¨¢lisis de disponibilidades y proyectos permite aventurar que ?todo aquello que los seres humanos hayan escrito o escriban podr¨¢ ser rescatado tocando con el dedo ¨ªndice la tecla anat¨®mica correspondiente de un cuadro de mandos?.
Por ahora, los t¨¦cnicos ofrecen una base de 400.000 datos PIC, contenidos en los ocho discos magn¨¦ticos del armario nuevo del equipo central. Un solo disco puede almacenar setenta millones de caracteres literales o num¨¦ricos, que convierten al armario en un dep¨®sito de 560 millones de caracteres. En resumen, un banco de datos es un cerebro o unidad de control, armarios a los que se acoplan los discos magn¨¦ticos y una impresora, un operario, una memoria y un escribiente. El operario tarda unos dos segundos en buscar la respuesta pedida en sus estantes-almac¨¦n, y luego, si el ciudadano lo desea, es capaz de ordenar al escribiente que tome nota de la respuesta que acaba de aparecer en la pantalla dos segundos despu¨¦s de ser pedida. La impresora-escribiente puede copiar a una velocidad de 1.600 l¨ªneas por minuto sin errores. Terrnina su trabajo antes de que el peticionario pueda decir la frase inevitable: ?Estos tiempos adelantan que es una barbaridad?.
Encuentros en la primera fase: por ahora, fichas
Los t¨¦cnicos atienden a las visitas y perfeccionan sus di¨¢logos con el ordenador desde la terminal del Ministerio. Manuel Gal¨¢n, subdirector general de Estad¨ªstica e Inform¨¢tica, hace aclaraciones, se sienta ante el teclado del monitor-terminal, pulsa teclas para hacer preguntas y cada dos segundos recibe las respuestas en la pantalla. Ineludiblemente, las conversaciones han de empezar con una clave s¨®lo conocida por los operadores. Ahora se trata de obtener informaci¨®n sobre el libro Problemas de la juventud en la sociedad organizada, de Paul Goodman.Gal¨¢n. Fuego PPPP Le¨®n.
Cerebro. Usuario autorizado.
G. Quiero conectarme con la base de datos de Libros y Bibliotecas.
C. Accesible. Puede preguntar.
G. Bibliograf¨ªa de Paul Goodman.
C. Veinticinco libros.
La respuesta final sobre el libro dice as¨ª: ?Autor: Goodman, Paul. T¨ªtulo: Problemas... Traductor: Melit¨®n Bustamante. Edici¨®n: Segunda. Pie imprenta: Barcelona, Pen¨ªnsula, 1975. Caracteres f¨ªsicos: 317 p¨¢ginas. Colecci¨®n: Historia, Ciencia, Sociedad. Precio: 175 pesetas. Materia: Sociolog¨ªa. Materia espec¨ªfica: Juventud Estados Unidos. Aspectos morales y sociales (...).End of document.
H¨¢bilmente interrogado, el cerebro central puede ofrecer hoy por hoy 366.080 respuestas bibliogr¨¢ficas,. 9.730 cinematogr¨¢ficas, 11.555 teatrales, 3.866 sobre museos, 7.304 sobre el Patrimonio Art¨ªstico, y 2.038 sobre deportes. Basta hacerle preguntas desde cualquiera de las diez terminales para que los ¨¢giles circuitos l¨®gicos de la unidad central, conectados por cables y piezas de resistencia, reaccionen inmediatamente a las pulsaciones de los operadores. Un impulso basta para movilizar los nervios de cobre y las neuronas sint¨¦ticas, y las respuestas se graban silencionamente en la pantalla. Cuando son borradas dejan una huella culebreante y verdosa, y por fin, desaparecen como las bengalas, en un resplandor decreciente. Las operaciones se suceden con una absoluta suavidad y los nuevos consultantes piden la vez, en el despacho.
Ante la pantalla, los, t¨¦cnicos tramitan las ¨²ltimas preguntas de la ma?ana, y recuerda el Acta Final de la Conferencia de Helsinki, en la que los pa¨ªses concurrentes decidieron la creaci¨®n de un, banco de datos culturales en Europa. La conexi¨®n por cable de unidades centrales y bancos, o el pr¨¦stamo temporal de discos para su grabaci¨®n bastar¨¢ en el futuro para crear un subconsciente colectivo electr¨®nico del que se puedan extraer a voluntad datos y lecciones. Considera posible, incluso, que todos los libros existentes,sean grabados. En una terminal o en su propia casa, el consultante mirar¨¢ hacia la pantalla y empezar¨¢ a leer: ?En un lugar de la Mancha ... ?. Pero, entonces, los nuevos fil¨®sofos habran vuelto a hablar del Punto Omega, y las antiguas bibliotecas habr¨¢n sido convertidas en museos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.