La patronal francesa se plantea el dilema innovar o morir
Innovar o morir. Innovar en el plano tecnol¨®gico e innovar en el plano social. Estas dos ideas han dominado los ?estados generales nacionales? de la patronal francesa (CNPF), celebrados en Estrasburgo durante los dos ¨²ltimos d¨ªas. Dos mil empresarios, por primera vez, m¨¢s que hablar, han escuchado a profesores universitarios, futur¨®logos y cient¨ªficos, que han expuesto sus tesis sobre la ?innovaci¨®n? como el ?¨²nico seguro de vida de la empresa?, afirm¨® el presidente del CNPF, Fran?ois Ceyraac.La patronal francesa acaba de someterse a un ?lavado de cerebro?. Un presidente de universidad, cient¨ªficos reputados del Instituto Pasteur, un especialista de la Academia de Medicina, un futur¨®logo y colaborador de la OCDE han reflexionado en voz alta ante los representantes de las 200.000 empresas galas que. como sus ?hermanas? del mundo desarrollado, se enfrentar¨¢n, de aqu¨ª al a?o 2000, con una realidad inexorable: ?La tela de ara?a de la industrializaci¨®n alcanzar¨¢ progresivamente a todos los Estados del planeta. El desaf¨ªo es doble para el mundo industrializado: domesticar la crisis provocada por los efectos conjugados de la ?locura? energ¨¦tica, del paro, y de la inflaci¨®n. El segundo desaf¨ªo: el representado por los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo del Tercer Mundo, que aspiran a entrar en la era del crecimiento econ¨®mico.
?C¨®mo afrontar ese futuro apasionante, pero agresivo? Los patronos franceses, en la capital alsaciana, han adoptado esa noci¨®n m¨¢gica de la ?innovaci¨®n? como el ¨²nico recurso v¨¢lido. Filos¨®ficamente pudiera decirse, que montar a caballo de la innovaci¨®n quiere decir que, triunfar en la empresa, ser¨¢ cuesti¨®n de inteligencia y s¨®lo de inteligencia. En la pr¨¢ctica, innovar quiere decir que nada ser¨¢ posible en lo sucesivo sin lanzarse a cuerpo perdido en la batalla de la ?explosi¨®n tecnol¨®gica?. Y esto obligar¨¢ a las empresas, paralelamente a los esfuerzos del Estado, a invertir cada d¨ªa m¨¢s en la investigaci¨®n.
Durante los ¨²ltimos a?os, las empresas galas vienen dedicando 25.000 millones de francos (400.000 millones de pesetas) en la investigaci¨®n, pero casi el 80% son devorados por la electr¨®nica-inform¨¢tica, la aeron¨¢utica, el autom¨®vil y la qu¨ªmica. En Estrasburgo, sobre este punto, las cosas han quedado claras: la informatizaci¨®n debe llegar a todas las empresas, sean cuales fueren su talla y sus productos.
A lo largo del decenio en curso, se dijo en Estrasburgo, gracias a la inform¨¢tica, los costos de producci¨®n deben reducirse en un 20%, en un 30% e incluso en un 50%. Y, por otra parte, ?hay que crear una nueva demanda, hay que pensar en que la mitad de los productos que se vender¨¢n dentro de algunos a?os a¨²n no se han inventado?. Todas las etapas de la revoluci¨®n industrial, el capitalismo las ha cubierto con la creaci¨®n de nuevos productos: el coche, primero; los electrodom¨¦sticos, despu¨¦s, y, ahora, le ha llegado su momento a los hijos de la inf¨®rmatizaci¨®n.
Pero, ?c¨®mo realizar la nueva epopeya que se impone la empresa como ¨²nica tabla salvadora? La patronal francesa prev¨¦ un cambio de comportamiento total y a todos los niveles de la sociedad. Y, esencialmente, debe cambiar el comportamiento del hombre: en el plano mundial, ?los pa¨ªses industriales ya no pueden desinteresarse del conjunto del mundo con la esperanza de constituir un oasis de tranquilidad y de riqueza en un oc¨¦ano de pobreza y de turbulencias?. En el plano nacional, todos los franceses deben ser bachilleres, y, para ello, ?no hay m¨¢s remedio que violar la escuela, con el fin de adaptar los hombres a su tiempo?. Y, en tercer lugar, la innovaci¨®n social hay que aplicarla en la empresa.
Al lado de la innovaci¨®n tecnol¨®gica, la social ha sido el otro vector-fuerza de la reuni¨®n de Estrasburgo, que, para la patronal francesa, debiera marcar la ruptura con el tipo de producci¨®n, de gesti¨®n y de comercializaci¨®n que caracteriz¨® la era del crecimiento salvaje fundado en las materias primas a precios rid¨ªculos (durante los primeros setenta a?os de este siglo, el petr¨®leo fue adquirido poir los pa¨ªses industrializados a menos de dos d¨®lares el barril: hoy cuesta treinta d¨®lares y dentro de cinco a?os habr¨¢ doblado el precio). Hay que levantar los bloqueos que se oponen a la expresi¨®n permanente de los asalariados en los lugares de trabajo?, afirm¨® el presidente Ceyrac.
?Hay que difundir?, a?adi¨®, ?la informaci¨®n econ¨®mica en todas las categor¨ªas de personal, multiplicar las experiencias que le asocien a la gesti¨®n?. S¨®lo con esa innovaci¨®n social, estima la patronal gala, ?ser¨¢ posible aumentar la productividad?.
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