Ambiente sanferminero en el Bernabeu
Garc¨ªa Rem¨®n fue providencial en varias ocasiones; P¨¦rez Garc¨ªa es como los toreros mediocres tiende a jugar de rodillas m¨¢s que de pie-; Sabido le hizo una corbata a Lumbreras que no la mejora Gilbert Leduc, mas Fandos hizo adem¨¢n de expulsarle, pero quit¨® la mano del bolsillo por si en lugar de una tarjeta encontraba una v¨ªbora; Boskov, para evitar el posible desaguisado de Sabid.o, hizo jugar a Benito en el segundo tiempo; el p¨²blico se enter¨® al fin de que Gallego es jugador de frac, como dir¨ªa un argentino; Juanito fue convencido por los veteranos del equipo para que jugara de extremo, cosa que casi se le ha olvidado; Cunningham hizo sus n¨²meros de circo sin que se lo pidieran Feijoo y Castilla; para Basauri hubo aquel c¨¢ntico que se dedicaba a Ir¨ªbar, y el p¨²blico pamplonica vino al Bernab¨¦u en peregrinaci¨®n sanferminera.El partido, sin televisi¨®n en directo, trajo, dicen, cien autocares desde Pamplona. El grader¨ªo de sol, lleno de pe?as iru?esas, tuvo el ambiente de una corrida de San Ferm¨ªn, pero sin panes para los jugadores que marraban el puyazo. La tarde tuvo ambiente festivo. El partido tuvo el colorido de los viejos tiempos. Osasuna, reci¨¦n ascendido, fue un enemigo de cuidado. El Madrid tuvo que luchar y sufrir para alzarse con el triunfo. Y lo consigui¨®, con un tanteador absolutamente injusto. El primer gol fue un fallo del cedido Casta?eda. El tercero fue un autogol del propio Casta?eda. El madridista, que trat¨® de cumplir honradamente con su cometido en defensa de Osasuna, se convirti¨®, sin querer, en el mejor colaborador de Boskov.
A los quince segundos de juego, Santillana fall¨® un remate en situaci¨®n de gol. Pero el augurio de tarde pl¨¢cida para el Madrid no se cumpli¨®. A partir de ese susto, el equipo navarro se decidi¨® a poner a prueba a Garc¨ªa Rem¨®n, que resolvi¨® tan bien su cometido como aquella tarde de Odessa, o como en aquellas jornadas juveniles en las que era portero de balonmano de la SAFA. Mariano se gan¨® el sueldo con brillantez. Contrariamente a lo que pod¨ªa pensarse de antemano, Osasuna no se arredr¨® ante el Madrid y, por medio de Dioni, Irigu¨ªbel y Mart¨ªn, lleg¨® con frecuencia al marco madridista. Mart¨ªn se revel¨® como un extremo a tener en cuenta e Irigu¨ªbel confirm¨® sus posibilidades.
El equipo navarro impuso un ritmo de juego muy r¨¢pido y el Madrid se encontr¨® desbordado durante muchos minutos. El centro del campo madridista, aunque esta vez cont¨® con Del Bosque, volvi¨® a ser la zona quebradiza. Del Bosque no anduvo fino y ello se not¨®. La defensa pas¨® muchos apuros para sujetar a sus pares y tuvo que recurrir a m¨¢s de una marruller¨ªa para resolver los contenciosos. En la zaga volvi¨® a sobresalir Gallego, que es jugador de ¨¦poca si no se malogra y si comienza ya a eliminar esos prontos que tiene en los roces con contrarios. Pero la defensa tiene lagunas importantes.
Osasuna jug¨® con el desparpajo de quien sabe que no se le exigir¨¢ nada del otro mundo. Es un equipo sin figuras. Cuando no hay elites hay m¨¢s esp¨ªritu de sacrificio. M¨¢s relevos en el juego, m¨¢s derroche de energ¨ªas. Osasuna vino a hacer lo que sabe y no defraud¨® a nadie.
El Madrid evidentemente no est¨¢ en vena. En su descargo hay que anotar la ausencia de Stielike. Pero a la endeblez de la defensa se ha unido el poco Ipunch de la delantera en los compromisos serios. Santillana no ha recuperado la forma ideal, Juanito atraviesa un mal momento y Cunningham sigue confundido en lo que debe ser su misi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.