Desencanto pol¨ªtico aeneralizado de los votantes norteamericanos
??Por qu¨¦ no un actor, si hemos tenido un payaso cuatro a?os en la Casa Blanca??. Esta c¨ªnica afirmaci¨®n, impresa en la camiseta electoral de una joven seguidora de Reagan, refleja hasta cierto punto la desesperanza de millones de norteamericanos que, dentro de ocho d¨ªas, se ver¨¢n forzados a escoger entre un presidente con una de las ejecutorias m¨¢s grises de toda la historia de Estados Unidos y un hombre de 69 a?os, que hace campa?a ofreciendo la nostalgia de una Am¨¦rica que ya no existe.El nivel de desd¨¦n por los dos candidatos, especialmente entre la juventud y los profesionales, es muy alto y se resume en esta teor¨ªa del mal menor, expresada por un votante: ?Probablemente vote por Carter, al menos sabemos lo que no es capaz de hacer?.
Una semana antes de que 85 millones de votantes (pueden votar 160 millones, pero la abstenci¨®n ser¨¢ muy alta) decidan qui¨¦n de los dos ocupar¨¢ la Casa Blanca en los pr¨®ximos cuatro a?os, la lucha es tan re?ida que su soluci¨®n puede depender del debate televisado que manana por la noche (madrugada del mi¨¦rcoles hora de Madrid) enfrentar¨¢ a Carter y Reagan en Cleveland (Ohio), o, a¨²n m¨¢s ?dram¨¢tico?, con la vuelta a casa de los 52 rehenes secuestrados en Ir¨¢n.
A pesar de toda la especulaci¨®n suscitada aqu¨ª en las ¨²ltimas horas sobre la liberaci¨®n de los secuestrados, dada como inminente por la televisi¨®n, las noticias contradictorias que llegan de Teher¨¢n, donde el Gobierno norteamericano carece de fuentes de informaci¨®n directa, la Administraci¨®n se muestra muy prudente. Reagan tampoco se atreve a tocar el tema, a pesar de los consejos contrarios de Kissinger, y el propio Carter teme que el asunto le estalle en las manos, sobre todo si tiene que realizar ciertas concesiones que supondr¨¢n un compromiso de EE UU en la guerra del golfo P¨¦rsico y un distanciamiento de los pa¨ªses ¨¢rabes, que en su inmensa mayor¨ªa apoyan a Irak.
Las luces del Departamento de Estado no se apagaron durante el pasado fin de semana, a la espera de alguna se?al clara de Teher¨¢n que no lleg¨®. Mientras tanto, algunos familiares de los rehenes aparecen en televisi¨®n diciendo que Carteres un inepto incapaz de sacar a los norteamericanos. La posibilidad de que s¨®lo unos cua.renta cautivos sean liberados y el resto permanezca en Ir¨¢n, a la espera de una negociaci¨®n, hace temblar tambi¨¦n a la Casa Blanca, que afirm¨® por boca del vicepresidente, Walter Mondale, que ?hemos dejado bien claro a Teher¨¢n que queremos todos los rehenes de una vez?. El 56% de los votantes cree que la liberaci¨®n ayudar¨¢ a la reelecci¨®n de Carter, un 34% piensa que ser¨¢ al contrario, mientras que el 47% opina que el presidente est¨¢ jugando electoralmente con el tema.
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