Juana y Mar¨ªa
Alain Tanner, junto a Claude Goretta, ambos amigos y de la misma edad, nacidos en Ginebra, forman el prlncipal binomio en que se asienta el nuevo cine suizo. Fundadores hace ya casi treinta a?os del cine-club de su ciudad, ha seguido cada cual su camino.Vivir en un pa¨ªs en donde el bienestar alcanza categor¨ªa principal gracias a una bien cimentada burgues¨ªa supone para este realizador hallarse casi siempre a la contratal como en su filme anterior, Charles, vivo o muerto. Su estilo, en el que se mezclan el humor, la improvisaci¨®n y un af¨¢n de romper esquemas habituales, no carece de solidez, sino que sirve de cauce a una obra que, desde sus comienzos, une a un cierto patetismo estructuras dram¨¢ticas rigurosamente s¨®lidas.
Messidor
Gui¨®n, di¨¢logos y direcci¨®n: Alain Tanner. Fotograf¨ªa: Renato Berta. Int¨¦rpretes:ClementineAmouroux, Catherine Retore. Dram¨¢tico. 1978. Suiza. Local de estreno: Alphaville 1.
Tal forma de hacer ha sido olvidada en parte en este caso, en este extra?o y particular viaje de Juana y Mar¨ªa, enfrentadas a un mundo, en un principio abierto y hasta amable, pero que, poco a poco, se revela opresivo y hostil, capaz de arrastrar a las protagonistas a un final imprevisto. Jugar a pobres en un pa¨ªs de pobres viene a ser tan absurdo como reconocerse ricos en una sociedad cuyo nivel de vida rebasa en mucho la penuria de inmediatos vecinos. Juana y Mar¨ªa, con su incierta carga de esperanza, a pesar de su destino compartido, representan bien las dos caras de una juventud a medias campesina y proletaria que se lanza en busca de su propio yo, no como nuestros p¨ªcaros cl¨¢sicos, en un af¨¢n de libertad que s¨®lo la m¨ªser¨ªa otorga. Como en sus precursores, hay en ellas tambi¨¦n un desencanto frente a una sociedad que las rechaza, que exige una sumisi¨®n cotidiana a cambio de poca cosa, para, m¨¢s tarde, condenarlas, y hay tambi¨¦n en su aventur¨¢ un velo de oscuro fatalismo que se adivina y concreta en las ¨²ltimas secuencias.
Todo ello y algo m¨¢s lo ha llevado adelante el realizador con un h¨¢bil talento, en un estilo dif¨ªcil como el camino de sus protagonistas. Tambi¨¦n su oficio, su modo de narrar, resulta en este caso un desafio al espectador, que, como en un messidor republicano, debe de recoger la cosecha de sus filmes anteriores, donde ya apuntan los m¨¦ritos de este Tanner que, en sus temas y modos de hacer, podemos considerar entre los m¨¢s rigurosos y actuales directores.
Como ¨¦l mismo afirmaba recientemente ?el tiempo no pasa en balde; el mismo cine cambia, y es justo esperar del nuevo espectador una respuesta capaz de interpretar estas nuevas formas que ahora se trata de ofrecerle de una manera rigurosa?.
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