Alianzas rotas
EL COLOQUIO ante las c¨¢maras de Televisi¨®n del vicepresidente econ¨®mico, sobre el que EL PAIS dio ayer un avance en su ¨²ltima edici¨®n y hoyampl¨ªa la referencia, arroj¨® un resultado m¨¢s bien decepcionante.El vicepresidente se movi¨® c¨®modamente en el conocido paisaje de las amenazas exteriores y de la vulnerabilidad de nuestra econom¨ªa por su dependencia del petr¨®leo y nos exhort¨®, una vez m¨¢s, a apretarnos un poco el cintur¨®n. Sin embargo, seguimos sin saber c¨®mo se propone el Gobierno sanear y administrar su propia casa y cu¨¢l es su pol¨ªtica concreta para el conjunto de la sociedad espa?ola.
En el mismo d¨ªa, los diputados de los diversos grupos parlamentarios aguardaban vanamente, en la Comisi¨®n del Congreso, un interlocutor ministerial que diera contestaci¨®n a sus preguntas sobre los Presupuestos Generales del Estado y de la Seguridad Social y explicara, dentro de ese marco, el contenido concreto de la pol¨ªtica econ¨®mica gubernamental para el pr¨®ximo a?o. S¨®lo por un pelo -por un voto- no han sido devueltos los Presupuestos al Poder Ejecutivo. Y, en cualquier caso, esta p¨ªrrica victoria ha hurtado a la opini¨®n ese gran debate que suele preceder en cualquier pa¨ªs democr¨¢tico a la aprobaci¨®n de los presupuestos. Ni la charla del vicepres¨ªdente econ¨®mico ante las c¨¢maras de Television ni la comparecencia del ministro de Econom¨ªa y Comercio ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso han bastado para borrar la impresi¨®n de que el Gobierno escamote¨® el di¨¢logo sobre la pol¨ªtica econ¨®mica.
En la alteraci¨®n del sentido del voto de catalanistas y andalucistas han debido influir, por supuesto, otras consideraciones m¨¢s profundas que un simple cambio de humor. Con independencia de que el contenido de sus reivindicaciones sea o no aceptable, a estos desairados aliados de UCD les asiste toda la raz¨®n al criticar al Gobierno por su persistente frivolidad para comprometerse verbalmente en ambiciosos proyectos o en acuerdos importantes e incumplir luego, generalmente por omisi¨®n o por olvidos negligentes, la palabra dada.
La falta de referencias concretas en los Presupuestos al Plan de Urgencia para Andaluc¨ªa, a cuyas l¨ªneas b¨¢sicas el presidente Su¨¢rez y el ministro de Agricultura hab¨ªan dado su conformidad p¨²blica hace escasas semanas, constituye un argumento para que los andalucistas -con independencia, repetimos, del juicio que pueda merecer el contenido del PUA- retiren la confianza concedida a
mediados de septiembre. Sin contar, por a?adidura, con el penoso papel de alguacil alguacilado que ha desempe?ado en la componenda sobre la autonom¨ªa andaluza Alejandro Rojas Marcos, dejado en la estacada por el Gobierno despu¨¦s de aquel simulacro de di¨¢logo socr¨¢tico entre el l¨ªder andalucista y Rodolfo Mart¨ªn Villa en el Pleno de septiembre.
En el caso de la Minor¨ªa Catalana, tal vez la lucha entre las tendencias que representan Miguel Roca Junyent y Ram¨®n Tr¨ªas Fargas ha sido un factor no desde?able en la sorprendente inversi¨®n de alianzas que representa el cambio de la direcci¨®n del voto, a prop¨®sito de los Presupuestos. Pero el conflicto acerca de la denominaci¨®n y a las atribuciones del delegado del Gobierno en Catalu?a y el forcejeo en torno el decreto de la Consejer¨ªa de Finanzas sobre las cajas de ahorro h¨¢br¨¢n servido de argumento central para decidir ese voto de castigo. Lo que haya de discutible en las posiciones de fondo de la Minor¨ªa Catalana no empa?a la raz¨®n que asiste a sus protestas por la forma en que el Gobierno maneja sus relaciones con otras formaciones pol¨ªticas, aunque sean aliadas suyas. Si, como parece probable, el Poder Ejecutivo no tuvo la cort¨¦s habilidad de comentar a su debido tiempo con sus aliados parlamentarios los Presupuestos del Estado, no cabe sino concluir que ha trabajado a conciencia su regreso a la soledad y al aislamiento.
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