Amenaza de manifestaci¨®n de los empleados seglares del Vaticano
Los empleados seglares del Vaticano han amenazado ayer con una manifestaci¨®n p¨²blica de protesta, realizando una marcha pac¨ªfica dentro de los palacios vaticanos, si el Papa no recibe a los representantes de su asociaci¨®n para plantearles todos sus problemas, a los que los prelados de los diversos departamentos vaticanos hacen o¨ªdos sordos. La decisi¨®n fue tomada durante una asamblea muy tensa que dur¨® m¨¢s de tres horas. Se celebr¨® en el comedor interino del Vaticano, que es la sala, que el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, ha concedido a la nueva asociaci¨®n de los Empleados Laicos Vaticanos durante este pontificado.La asociaci¨®n naci¨® despu¨¦s. de las duras protestas de los empleados al papa Juan Pablo II. Durante esta manifestaci¨®n, el caso m¨¢s protestado fue el de una joven, que trabaja en el almac¨¦n de tejidos y denunci¨® p¨²blicamente que la han amenazado con echarla si se casa, como ella piensa hacerlo, bas¨¢ndose en que lo proh¨ªbe el reglamento. Uno de los empleados se levant¨® gritando: ?No estamos ya en la Edad Media, esto es intolerable y hay que resolverlo?. Lo m¨¢s curioso es que este almac¨¦n no depende directamente del Vaticano porque lo tiene en concesi¨®n otra empresa, que se aprovecha del reglamento vaticano para impedir que se casen sus empleadas.
En realidad, la revuelta ha sido contra los jefes hist¨®ricos de la nueva asociaci¨®n, acusados por la base m¨¢s radical de ser demasiado blando y de no representarles lo suficiente. Junto con las reivindicaciones econ¨®micas, estos trabajadores que durante a?os hab¨ªan sido considerados a mitad entre los monse?ores y los verdaderos trabajadores en el bien y en el mal, en los privilegios y en la falta de libertad sindical, piden sobre todo que desaparezcan ciertos viejos reglamentos absurdos.
Pero, como ha dicho a EL PAIS un prelado vaticano, la cosa no es f¨¢cil porque no existe un reglamento ¨²nico. Cada sector tiene sus reglas, que a veces ni est¨¢n escritas. Depende de la rigidez del responsable del sector el que ciertas reglas se cumplan o no. Por ejemplo, hemos podido saber que, mientras a una divorciada se la ha amenazado con el despido si viviera con otro hombre, a una joven que se hab¨ªa quedado encinta se le permiti¨® continuar en su puesto.
El m¨¢s a favor de esta nueva asociaci¨®n, en realidad, es el mismo papa Wojtyla, su fundador. De hecho, pide siempre al cardenal Casaroli que trate con sus ?representantes?.
Los m¨¢s contrarios son los prelados encargados de las finanzas, los cuales aseguran que, si esta asociaci¨®n acabara convirti¨¦ndose en un sindicato, ni el Papa mismo se imagina los problemas que podr¨ªan surgir en el Vaticano.
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