El supergobernador
Esto que voy a contarles es la his toria de un silenc¨ªo, de un largo silencio. Es, como el Macbeth de Narros que he visto en el Espa?ol ?una historia llena de ruido y furia?, pero en silencio.O sea, Jos¨¦ Meli¨¢. Cuando se le rumoreaba para supergobernador de Catalu?a, aquello me pareci¨® una formidable y espantosa m¨¢quina de equivocarse, precisamente por ser Meli¨¢ mallorqu¨ªn, o sea de aquella parte. Pero ya he hecho otros art¨ªculos sobre la ca rrera literario/ pol¨ªtica de Meli¨¢ en lo que ¨¦l empez¨® llamando ?el irreal Madrid?, en sus cr¨®nicas malditas, hasta que lo m¨¢s irreal de Madrid ha sido Meli¨¢. Como no me gusta hacer campa?a sobre/contra nadie, que parece que est¨¢ uno dando salida a sus demonios interiores (cosa que por otra parte es verdad), he guardado silencio sobre el supergobernador o gobernador general desde que era una obesa hip¨®tesis hasta que se ha convertido en una i,ndeseada realidad (indeseada por los cata lanes, o lo que se ve, que a m¨ª me gusta que los amigos hagan carrera y los colegas se metan en pol¨ªtica, que eso aclara mucho el escalaf¨®n)
De don Marcelino Oreja no tengo nada que decir, pues nunca se lo ha hecho de separatista "vasco ni cosa que lo fund¨®, o sea que va por la cara y de buena fe, con cara de espejo del alma de su Gobierno madrile?o. Tambi¨¦n don Marcelino se ha convertido en un anticuerpo, como era de esperar, dentro del organismo general de la raza vasca, pero eso son ?demonios del protocolo?, que dir¨ªa la Chata en los toros. Lo pat¨¦tico, lo ag¨®nico, lo shakesperiano, lo macbethiano es que un cuerpo tan corporal como el de Jos¨¦ Meli¨¢ se convierta en anticuerpo por virtud inversa del Bolet¨ªn Oficial.
Jos¨¦ Meli¨¢, que vino a Madrid para luchar con la pluma y la espada por la libertad de los llamados Pa¨ªses Catalanes, e incluso hizo un informe ling¨¹¨ªstico al respecto, a modo de tentempi¨¦ antifranquista, no puede ahora volver a los Pa¨ªses Catalanes como reinona, gobernadora y centralista (all¨ª lo ven as¨ª: yo no veo el centralismo puesto que vivo muy c¨¦ntrico). Se ha pensado que era el m¨¢s id¨®neo, precisamente por su origen natural y cultural. Yo no dudo de que Meli¨¢ sea el m¨¢s id¨®neo, porque ?id¨®neo? es palabra fea que no me gusta y suena a duodeno. Hay que procurar no ser nunca id¨®neo para nada. El m¨¢s id¨®neo puede que sea, pero no el m¨¢s indicado, acertado, adecuado. Heribert Barrera y otros generalidadistas le est¨¢n pegando puertas protocolarias que no ten¨ªa por qu¨¦. Como Jos¨¦ Meli¨¢ (la pe catalana ya tengo dicho que la dej¨® colgada en la panoplia de la Moncloa como un sable in¨²til) no puede ser el anticuerpo de lo catal¨¢n, dada su corporeidad, se ha convertido en algo as¨ª como el Macbeth de lo catal¨¢n, ahora que Shakespeare es la moda (la perennidad no es nada si no se pone alguna vez de moda). Digamos que Inglaterra es el centralismo y Catalu?a es la Escocia m¨¢rtir y medieval, para darle grandeza al asunto de esta columna. Pero Meli¨¢ no se ha convertido en Joaqu¨ªn Hinojosa (buen actor joven absolutamente inmaduro para el personaje m¨¢s fuerte del teatro mundial), Meli¨¢ se ha convertido en Lady Macheth, en Berta Riaza, en una reinona de manos vendadas por el sue?o y la Moncloa, que en vano trata de desvend¨¢rselas, en el sonambulismo del poder, para estrechar las de sus paisanos y cotnpatriotas, la mano de Heribert Barrera, fr¨ªa y protocolaria. El Ampurd¨¢n avanza hacia Meli¨¢ como el bosque hacia Macbeth, amenazador y justiciero.
No entro en pol¨ªtica, que es cosa de mujeres -Rosa Posada, Victoria G¨®mez Bello, Carmela Garc¨ªa Moreno-, ni s¨¦ si los gobernadores generales son un acierto o un vacile de Mart¨ªn Villa. S¨®lo digo que no se puede venir a Madrid con la grandiosa ambici¨®n de Macbeth para volver a Barcelo?a de Berta Riaza: en gira art¨ªstica.
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