La muerte de Pasolini
Hoy se cumplen cinco a?os de la muerte de Pier Paolo Pasolini. Sin aclarar del todo a¨²n las horas confusas de aquella noche ya lejar¨ªa en la playa de Ostia, que acabar¨ªan con el descubrimiento de su cuerpo destrozado y la detenci¨®n del joven Giusseppe Pelosi, su final nos arrastra a este Accattone, primer filme de una carrera en la que resulta dif¨ªcil separar vida y obra, pasi¨®n y forma, evocadas con su solo nombre.Pues Accattone nos lleva hasta ese bajo mundo por ¨¦l denunciado en sus escritos postreros y en sus primeras im¨¢genes cinernatogr¨¢ficas, universo desesperado de ragazzi di vita, ya desaparecido en los a?os cincuenta. Marginados cuando no enfrentados a un modo de vivir nacido a la sombra de un repentino bienestar econ¨®mico, estos chulos, ladrones, vagos y prostitutas, creadores de un modo de vida particular, acabar¨¢n, como el protagonista de la historia, hallando reposo y satisfacci¨®n definitiva en el abrazo imprevisto de la muerte. Pasolini, en sus ¨²ltimos a?os, fue uno de los realizadores m¨¢s ensalzados en Italia, mimado por la cr¨ªtica, justamente por las agudas controversias que sus filmes provocaban. Este que ahora nos llega, con el retraso acostumbrado, tambi¨¦n alz¨® protestas, entre razones, porque el autor no era ning¨²n desconocido debutante. Su l¨®gica inmadurez t¨¦cnica le hizo destacar frente a la falsa solidez habitual y el uso de actores no profesionales fue interpretado por algunos como un retorno al neorrealismo por entonces camino del ocaso. Y, sin embargo, hay en ¨¦l una contradicci¨®n constante entre la realidad y una b¨²squeda de formas que se remonta a los pintores cl¨¢sicos.
Accatone
Gui¨®n v direcci¨®n: Pier Paolo Pasolini. Di¨¢logos. Sergio Citti, Fotograf¨ªa, Tonino delli Colli. M¨²sica de Bach. Int¨¦rpretes: Franco Citti, Franca Passui, Roberto Scaringella, Adela Cambria, Paola Guidi, Silvana Corsini . Italia, 1961. Dram¨¢tica. Local de estreno: D¨²plex 1.
Este antagonismo, reflejo fiel de la personalidad del autor, cristiano en un principio y marxista con Gramsci, le llevar¨¢ a la violencia, no f¨ªsica y superficial, sino esa m¨¢s profunda o ¨ªntima en la que ¨¦l mismo aseguraba hallarse tan a gusto como un gato. Toda ella puede encontrarse en esta historia, en su aspecto documental y en su denuncia muy dentro del estilo de la ¨¦poca, en su fascinaci¨®n por un ambiente donde sexo, comercio y ruina, se consumen, como el autor, camino de las playas y las noches de Roma.
Cuando la peque?a pantalla dio a conocer este Accattone, la misma clase retratada no se reconoci¨® a s¨ª misma por la simple raz¨®n de que hab¨ªa sido borrada hac¨ªa ya mucho tiempo. Eran los a?os de ?Sal¨®?, y el mismo Pasolini, autor maldito, en busca de un para¨ªso que nunca hallar¨ªa intentaba inventarlo como los h¨¦roes de sus libros: un lugar donde s¨®lo necesitara pan y amor. El pan lleg¨® pronto con sus primeros ¨¦xitos cine inatogr¨¢ficos; el amor, a la sombra de encuentros solidarios.
Todo esto se adivina en esta vicia pel¨ªcula donde ilteratura, cine y Bach evocan, a un tiempo, primeros poemas, una vocaci¨®n pict¨®rica frustrada evidente en tantas secuencias como en el disfraz de los Cuentos de Canterbury, af¨¢n de controversia y ese g¨¦rmen que a la postre llevar¨¢ al autor a su propia destrucci¨®n haciendo declarar a Antonioni, a prop¨®sito de su muerte: ?Es la v¨ªctima de sus mismos personajes, una tragedia perfecta, prevista en sus diversos caracteres, sin saber que un d¨ªa acabar¨ªa por arrastrarlo a ¨¦l tambi¨¦n, m¨¢s all¨¢ de sus propias previsiones?.
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