La estrategia de ETA no busca la involuci¨®n sino el "desistimiento"
Los ¨²ltimos asesinatos perpetrados por los terroristas de distintas facciones etarras en Guip¨²zcoa han suscitado, grave emoci¨®n en la opini¨®n p¨²blica y en el seno de los partidos pol¨ªticos, especialmente el centrista, a cuya direcci¨®n en Euskadi pertenec¨ªa una de las v¨ªctimas, Juan de Dios Doval. Esta circunstancia devuelve al primer plano de la actualidad las jornadas sobre terrorismo celebradas en el Centro Superior de Estudios de la Defensa nacional (CESEDEN), que prestan luz al an¨¢lisis del m¨¢s grave problema que encara la democracia espa?ola.
De acuerdo con los te¨®ricos revolucionarios que han desarrollado las relaciones entre pol¨ªtica y estrategia expuestas por Clausewitz en el libro VIII De la guerra, la ?direcci¨®n estrat¨¦gica de ETA, hoy, no quiere la desestabilizaci¨®n porque sus costes de mantenimiento de actividad y el ¨ªndice de riesgo subir¨ªan extraordinariamente. Su finalidad actual?, afirmaron los expertos militares del CESEDEN, ?es la "no estabilizaci¨®n", y lo m¨¢s que admite, e incluso provoca, como potencialmente beneficioso es el enfrentamiento con situaciones parcialmente excepcionales, pero pol¨ªticamente controladas por el centro?. A esa conclusi¨®n les lleva la aplicaci¨®n cuidadosa en sus acciones, lo que An¨ªbal Romero (1) denomina punto culminante de la victoria, que, como principio estrat¨¦gico, consiste en saber cu¨¢ndo detenerse en la guerra, en apreciar correctamente hasta d¨®nde es posible llegar sin correr riesgos innecesarios que pongan en peligro los ¨¦xitos obtenidos. Este principio tiene relaci¨®n con la idea clausewitziana de que una victoria puede ser mejor definida si es limitada?.La segunda relaci¨®n fundamental entre pol¨ªtica y estrategia, bien aplicada por los etarras familiarizados con la lectura de Clausewitz, es la determinaci¨®n del centro de gravedad del enemigo. Dada la esencia psicol¨®gica del terrorismo, como dice el coronel brit¨¢nico Evelegli, la lucha que plantea es, en gran parte, una batalla de voluntades.
Por eso, la direcci¨®n de ETA dirige sus golpes contra ese centro de gravedad, que reside, precisamente, en la voluntad nacional de mantener la unidad espa?ola. Lo fundamental, como se?alaba el capit¨¢n Madrigal en su lecci¨®n del CESEDEN, es que las crisis pol¨ªticas internas se intensifiquen de tal forma que los costes de mantener una voluntad pol¨ªtica se hagan insoportables.
Algunos han denominado a la acci¨®n combinada de ambas relaciones aqu¨ª expuestas, tal como los etarras la aplican, estrategia del desistimiento. Ah¨ª es donde los terroristas quieren conducir a la sociedad espa?ola y al Estado espa?ol respecto al Pa¨ªs Vasco.
En el campo psicol¨®gico, algunos efectos de la estrategia del desistimiento son ya perceptibles. Un destacado observador se?alaba recientemente ante un selecto auditorio de periodistas que si se hiciera un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n en Euskadi, el resultado ser¨ªa contrario a la independencia, pero que el resultado ser¨ªa favorable si ese mismo refer¨¦ndum se hiciera en el resto de Espa?a.
?ndice de ausencias
En ese mismo terreno de las convicciones, un interlocutor gubernamental recordaba la frase que se atribuve a Ramiro de Maeztu ante el pelot¨®n que iba a ejecutarle: ?Hay una diferencia entre vosotros y yo; vosotros no sab¨¦is por qu¨¦ me mat¨¢is, yo s¨ª s¨¦ por qu¨¦ muero?. Ahora, prosegu¨ªa, en el Pa¨ªs Vasco se tiene la impresi¨®n de que los miembros de las fuerzas de seguridad, de las Fuerzas Armadas, los dirigentes pol¨ªticos, los ciudadanos y los trabajadores que caen asesinados no saben por qu¨¦ mueren; mientras que los etarras asesinos s¨ª saben por qu¨¦ disparan.No es posible aducir cifras ni estad¨ªsticas, cuidadosamente ocultas, pero, si el Gobierno quisiera facilitarlas, su consulta ser¨ªa demoledora: ?cu¨¢ntas delegaciones de servicios, cu¨¢ntas plazas de funcionarios, de jueces, de fiscales, de maestros, de catedr¨¢ticos, de aduaneros, de controladores a¨¦reos, de t¨¦cnicos de los ferrocarriles o de la Telef¨®nica o de la CAMPSA, por citar s¨®lo algunos ejemplos, permanecen vacantes en el Pa¨ªs Vasco y desde hace cu¨¢nto tiempo? Ese es uno de los ¨ªndices m¨¢s claros para medir hasta d¨®nde la actividad etarra ha logrado imponer la estrategia del desistimiento en Euskadi.
Mientras tanto, sorprendentemente, desde el Estado faltan los elementos doctrinales y operativos que configuren una reacci¨®n proporcionada a la amenaza terrorista, la mayor que afronta hoy la democracia espa?ola.
Por ejemplo, m¨¢s all¨¢ de la pol¨¦mica terminol¨®gica desencadenada por el nombramiento de los delegados del Gobierno en Vitoria y Barcelona, bajo el ep¨ªgrafe de gobernadores generales, nadie ha explicado por qu¨¦ desaparece el delegado especial para el Orden P¨²blico en Euskadi, general S¨¢enz de Santa Mar¨ªa, cuya incomparecencia en las jornadas del CESEDEN fue muy notada.
Habr¨ªa que recordar las grav¨ªsimas circunstancias en que se produjo su designaci¨®n el 1 de febrero pasado. Desde entonces, han transcurrido ocho meses en los que la actividad terrorista no ha sido ni mucho menos erradicada. El general inform¨® ante la Comisi¨®n de Interior del Congreso de los Diputados el 16 de abril, pero no ha presentado el balance final de su actuaci¨®n, tampoco se ha evaluado oficialmente la tarea pendiente, ni se ha explicado qui¨¦n va a coordinarla en el campo estricto de los cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Nadie en el Congreso parece haber reclamado esa comparecencia,
Los periodistas participantes en las jornadas del CESEDEN sobre ?El terrorismo y los medios de comunicaci¨®n social desde el punto de vista de la defensa nacional? elaboraron unas recomendaciones, pero, sobre todo, tuvieron una primera ocasi¨®n de reflexionar conjuntamente con los militares.
La efectividad de sus prop¨®sitos tiene que partir necesariamente del papel legitimador que la Prensa libre tiene en un sistema democr¨¢tico y aceptar que la credibilidad es un factor irrenunciable para el cumplimiento de su misi¨®n p¨²blica. En esas coordenadas, su colaboraci¨®n tendr¨¢ validez.
(1) An¨ªbal Romero: Estrategia y pol¨ªtica en la era nuclear. Ed. Tecnos. Madrid, 1979.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.