El presidente Carter, ante su decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil
El presidente Carter se enfrenta a la decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil de su carrera pol¨ªtica: negociar con Ir¨¢n, a trav¨¦s de terceros pa¨ªses, para acabar con la pesadilla de los 52 rehenes norteamericanos sin hacer grandes concesiones, que pueden ser denunciadas por su rival republicano, Ronald Reagan, o entendidas como una manipulaci¨®n electoral por los votantes. Al mismo tiempo, deber¨¢ evitar que el eventual compromiso involucre a Estados Unidos en la guerra del golfo P¨¦rsico, si accede a vender repuestos militares al Ej¨¦rcito de Jomeini. Y todo esto debe hacerlo Carter en las horas anteriores a la votaci¨®n presidencial, que se inicia a las ocho de esta ma?ana, y sin saber exactamente cu¨¢l ser¨¢ el impacto de su decisi¨®n en los votantes indecisos.
Con Reagan en cabeza en los ¨²ltimos sondeos, s¨®lo posiblemente la cuesti¨®n de los rehenes podr¨ªa salvar a Carter de una derrota. Pero veinticuatro horas despu¨¦s de que el Parlamento de Teher¨¢n aprobara las condiciones para la liberaci¨®n, est¨¢ claro en Washington que el proceso va a ser delicado, y no se producir¨¢ el retorno triunfal de todos los cautivos para cuando se abran los colegios electorales. Ayer, al amanecer, la bandera norteamericana n¨²mero 366 fue clavada en un campo del noreste de Pensilvania, para recordar un d¨ªa m¨¢s del largo cautiverio, mientras trescientos familiares y amigos de los rehenes rezaban por su liberaci¨®n.La ¨²ltima oportunidad para Carter se produjo a las 3.55 horas (9.55, hora de Madrid) del domingo, cuando el secretario adjunto de Estado, Warren Christopher, despertaba al presidente. James Carter se alojaba en una lujosa suite del piso 29 del hotel Hyatt Regency, de Chicago. Despu¨¦s de dieciocho horas de agotadora campa?a en Tejas e Illinois, el presidente llevaba s¨®lo cuatro horas durmiendo. Pero era la noticia que estaba esperando: el Majlis propon¨ªa las condiciones para la liberaci¨®n de los rehenes. El presidente volvi¨® inmediatamente a Washington, y a las ocho de la ma?ana estaba reunido con Brzezinski y Muskie en la Casa Blanca. Posteriormente celebr¨® otra reuni¨®n, a las dos de la tarde del domingo.
Mientras el pa¨ªs aguardaba. Carter ten¨ªa la oportunidad de aparecer presidencial, decidiendo solo la crisis desde el despacho oval; vendiendo, en definitiva, la imagen del presidente con experiencia que, finalmente, est¨¢ a punto de lograr un ¨¦xito, despu¨¦s de meses de penosas negociaciones diplom¨¢ticas. A las 6,30 horas (0.30, hora de Madrid), el presidente se dirigi¨® al pa¨ªs por televisi¨®n para afirmar que ?mis decisiones en esta cuesti¨®n crucial no ser¨¢n afectadas por consideraciones de pol¨ªtica electoral?.
Estricto respeto a la ley
?Cualquier acci¨®n que tomemos ser¨¢ en total acuerdo con nuestras leyes y nuestra Constituci¨®n?, a?adi¨® Carter, que prometi¨® que, en todo caso, ?el honor y los intereses vitales de Estados Unidos quedar¨¢n a salvo?. El jefe del Estado calific¨® las condiciones iran¨ªes de ?base positiva? para negociar, y dijo tambi¨¦n que no pod¨ªa precisar cu¨¢ndo volver¨¢n los rehenes.De las cuatro condiciones propuestas por el Parlamento iran¨ª, dos -la promesa de no injerencia norteamericana en los asuntos iran¨ªes y el desbloqueo de los 8.000 millones de d¨®lares en haberes iran¨ªes congelados en Estados Unidos- podr¨ªan ser aceptadas sin excesivos problemas. Esto significar¨ªa tambi¨¦n levantar el embargo que pesa sobre repuestos militares (principalmente para los carros de combate M-60 y los aviones F-4 y F-5, as¨ª como cohetes tierra-tierra y tierra-aire bastante sofisticados), por valor de cuatrocientos millones de d¨®lares, que esperan su env¨ªo a Ir¨¢n en diferentes almacenes de Estados Unidos.
El principal problema reside en la devoluci¨®n de la fortuna del sha en EE UU, ya que se desconoce la cuant¨ªa exacta y su localizaci¨®n, y, en cualquier caso, ni el presidente ni los tribunales pueden hacer que sea devuelta a Teher¨¢n. Tambi¨¦n es muy compleja la petici¨®n iran¨ª de que se anulen las 270 reclamaciones que em presas privadas norteamericanas tienen sobre los 8.000 millones de d¨®lares iran¨ªes congelados. El desbloqueo de esta cantidad est¨¢ pendiente de que los tribunales fallen sobre estas demandas.
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