Quincea?eras y patines
Ahora que el Ayuntamiento de Madrid parece dispuesto a solucionar el problema del tr¨¢fico a base de punzones para pinchar impresos, empleados capaces de calcular a ojo 250 metros de bordillo, subidas de tarifas en los taxis, fiestas en honor de ciclistas desafiantes, autobuses fantasmas y amenazas m¨¢s o menos expl¨ªcitas, deber¨ªa acudir en pleno a ver Xanad¨². En ella se muestra lo que se puede hacer con un par de patines. Se puede andar, correr, pasear, amar y, por supuesto, bailar sin gran esfuerzo, a lo que parece.Incluso el mismo alcalde podr¨ªa utilizarlos para sus desplazamientos. No suponen mayor riesgo que la tan ensalzada bicicleta; son m¨¢s limpios, menos sofisticados, incluso m¨¢s est¨¦ticos y nuestra primera autoridad podr¨ªa, gracias a ellos, visitar los barrios, inaugurar verbenas y corralas o dictar sus lecciones universitarias. La edad no supone impedimento alguno. M¨¢s a?os debe tener Gene Kelly.
Xanad¨²
Gui¨®n de Richard Christian Danus y Marc Reid Rubel. Fotograf¨ªa: Victor J. Kemper. M¨²sica: Barry de Borzon. Canciones de John Farrar, interpretadas por la Electric Light Orchestra. Direcci¨®n: Robert Greenwald. Int¨¦rpretes: Olivia Newton John, Gene Kelly, Michael Beck, Jarnes Sloyan, Dimitra Arlis. EE UU. 1980. Musical. Locales de estreno: Windsor, Princesa y Vergara.
Xanad¨², a m¨¢s de una sala para divertirse y patinar, es un pretexto para que Olivia Newton-John exhiba sus habilidades, en el campo de la canci¨®n y el baile. M¨¢s sabia que su amigo Travolta o mejor aconsejada, no ha pretendido emular a Bete Davis, prefiriendo quedar en lo que realmente es: una figura actual del espect¨¢culo. Se le ha buscado un compa?ero con aspecto de pat¨¢n eslavo, que aparte de patinar tambi¨¦n, sonre¨ªr, fruncir el ce?o y contraer los m¨²sculos, tiene el m¨¦rito de dejar retratarse.
Se ha preparado un¨¢ f¨¢bula bastante tosca, muy del gusto del cine americano, en la que Olivia es nada menos que una de las nueve musas, enviada por Zeus a la Tierra, donde aparece entre una exhibici¨®n de efectos especiales. Tales efectos, hasta ahora privativos de los filmes de anticipaci¨®n, empleados con profusi¨®n, incluso cuando no vienen al caso, y la m¨²sica de la Electric Light Orchestra, que unas veces suena a los Bee Ges y otras a lo Beatles, son a la postre protagonis tas principales de esta historia donde, como en sus predecesoras, lo mejor es la coreograf¨ªa, sobre todo en la secuencia que ofrece paralelamente ¨¦xitos de los a?os cuarenta junto a ritmos rockeros actuales.
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