Reagan prepara un giro en las relaciones con Mosc¨² y Europa

La primera conferencia de Prensa del presidente electo Ronald Reagan, analizada desde un punto de vista de pol¨ªtica exterior, supone un claro giro de las relaciones norteamericanas respecto a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Oriente Pr¨®ximo y relaciones con los pa¨ªses aliados de Europa occidental, con los que pueden surgir nuevas diferencias.La idea de ?vincular? todo el conjunto de la actuaci¨®n sovi¨¦tica en el exterior a las futuras negociaciones para un control de armamentos, indica la vuelta con todo su ¨ªmpetu del doctor Henry Kissinger, ex secretario de Estado bajo las Administraciones republicanas de los presidentes Nixon v Ford. Seg¨²n ¨¦l, no se pueden separar las negociaciones para una reducci¨®n de armamentos en centro Europa, o en armamento estrat¨¦gico entre Washington y Mosc¨², de las actividades de la URSS en Africa, Afanist¨¢n o, quiz¨¢, ma?ana, en Polonia.

No se sabe todav¨ªa cu¨¢l ser¨¢ el cargo oficial de Kissinger en la nueva Administraci¨®n republicana, pero, casi seguro, tendr¨¢ una influencia importante en las nuevas estrategias de pol¨ªtica exterior norteamericana.

El tratado SALT II, negociado en condiciones de ?Inferioridad? por la Administraci¨®n Carter, no ser¨¢ ratificado por el nuevo Senado, con mayor¨ªa republicana. Se abrir¨¢n nuevas f¨®rmulas de negociaciones, ?vinculadas? al comportamiento exterior de los sovi¨¦ticos.

Paralelamente, los republicanos reforzar¨¢n el presupuesto de defensa de EE UU, sobre todo en los sectores ya marcados por Carter, como la ?fuerza de r¨¢pido despliegue?, capaz de intervenir en cualquier parte del mundo, si hay amenaza sovi¨¦tica.

El control del golfo P¨¦rsico, clave para el suministro de petr¨®leo a Estados Unidos, Europa occidental y Jap¨®n, ser¨¢ tema prioritario para la Administraci¨®n Reagan-Bush. Las facilidades para bases militares EE UU en Om¨¢n, Somalia y Kenia podr¨ªan ser ampliadas a otros pa¨ªses. Tambi¨¦n se intentar¨¢ que los aliados de la OTAN participen en los esfuerzos de defensa que desencadenar¨¢ la ascensi¨®n de Reagan a la Casa Blanca.

El famoso ?objetivo m¨ªnimo? del 3% de crecimiento del presupuesto de defensa en los pa¨ªses de la OTAN, aceptado hace dos a?os bajo la presidencia Carter, ha s do s¨®lo parcialmente respetado entre los pa¨ªses occidentales europeos (Rep¨²blica Federal de Alemania y Gran Breta?a), pero no entre los restantes. Las reservas de Holanda, B¨¦lgica y Dinamarca a incrementar sus presupuestos de defensa, junto con la l¨ªnea ?Independiente? de Francia en el seno de la OTAN, pueden ser temas de conflicto entre ?aliados?. La ampliaci¨®n geogr¨¢fica del ¨¢rea de acci¨®n de la OTAN, incluida la entrada de Espa?a, puede ser otro objetivo republicano.

Oriente Pr¨®ximo, ser¨¢ analizado bajo la realidad de los acuerdos de Camp David, firmados por Carter, pero se esfuman las veleidades para una soluci¨®n que pase por la ¨®rbita de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), calificada de ?terrorista? por Reagan.

Ronald Reagan fue m¨¢s reservado y evasivo cuando, en la conferencia de Prensa, el jueves ¨²ltimo, en Los Angeles, habl¨® de los rehenes norteamericanos detenidos en Ir¨¢n. ?El presidente sigue siendo el presidente?, dijo refiri¨¦ndose a Jimmy Carter, cuyas funciones oficiales no acabar¨¢n hasta el 20 de enero de 1981, momento del traspaso de poderes entre las dos Administraciones, de acuerdo con la Constituci¨®n norteamericana. No cabe duda de que los republicanos facilitar¨¢n, en lo posible, la labor de Carter para zanjar, de una vez por todas, el espinoso tema de los rehenes. Ser¨ªa una honrosa salida para Carter, y un problema me nos para Reagan, que parece basar sus estrategias de pol¨ªtica exterior de acuerdo con ¨¦pocas pasadas, sin tener muy en cuenta, a primera vista, que los europeos tambi¨¦n tienen algo que decir en el escenario pol¨ªtico internacional.