Carta abierta al Pont¨ªfice de destacadas personalidades alemanas
Ciento treinta y cinco destacadas personalidades de las iglesias cat¨®lica y protestante, y veinticinco grupos de militantes cristianos de la Rep¨²blica Federal de Alemania han dirigido una carta abierta al pont¨ªfice de Romaque ultima sus preparativos para el viaje que iniciar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 15.Los muchos actos oficiales previstos van a dejar poco tiempo para verdaderos coloquios, se?alan los firmantes. Como contribuci¨®n para que el viaje acabe siendo un ?signo de los tiempos?, plantea la carta seis cuestiones ?que esperan una respuesta de usted?.
La primera pregunta se refiere al control de la natalidad. ?Dos mil trescientos millones -de seres humanos se ven obligados a vivir con ingresos percapita inferiores a unas 230.000 pesetas. De ellos, ochocientos millones se encuentran en la M¨¢s absoluta pobreza. El 20% de, los ni?os de los pa¨ªses subdesarrolla,d.os muere antes de cumplir los cinco a?os de edad. M¨¢s de doscientos millones de reci¨¦n nacidos y de ni?os est¨¢n subalimentados?. Recuerda, a continuaci¨®n, que en el Tercer Mundo existe una estrecha relaci¨®n entre pobreza y alto ¨ªndice de natalidad, de ah¨ª que le pregunten: ??Estar¨ªa usted dispuesto a revisar la doctrina eclesi¨¢stica sobre la regulaci¨®n de nacimientos hasta el punto de reconocer a la conciencia de los padres la responsabilidad sobre medios de control, y el n¨²mero de hijos, tal y como se han manifestado ya la comisi¨®n papal que ha tratado la materia y la declaraci¨®n de la conferencia episcopal alemana??
El desarme es el tema de la segunda interrogaci¨®n. ?Mientras los Gobiernos destinaron en 1979, dicen, un total de 30.000 millones de d¨®lares a la ayuda al desarrollo, los mismos Gobiernos dedicaron 446.000 millones al rearme?. Por eso, la carta le pide que pronuncie una clara palabra sobre el desarme, al hilo de la declaraci¨®n del Vaticano II, que dice: ? Las gentes deben convencerse de que la carrera armamentista, a la que recurren no pocos Estado-, no es un camino seguro. que garantice la paz, y de que el llamado equilibrio que resulta de esta carrera no es una paz ni m¨¢s estable ni m¨¢s real?.
La tercera pregunta versa sobre ecumenismo Los firmantes constatan que muchos cristianos alemanes nc, entienden que todav¨ªa primen cuestiones controvertidas de tipo hist¨®rico cuando el mensaje evang¨¦lico es aceptado como el fundamento com¨²n. Ya no se entieden la-s rec¨ªprocas excomuniones. Esas divisiones desgastan progresivamente el cr¨¦dito de todas las iglesias. ??Podr¨ªa usted declararse de acuerdo ?, le dicen consecuentemente al Papa, ?en que la Iglesia cat¨®lica reconociera la validez de la ordenaci¨®n recibida por los p¨¢rrozos evang¨¦licos y de sus eucarist¨ªas en todas sus formas, en que desaparezca el impedimento de la diferencia de confesi¨®n, en que las iglesias se ofrezcan mutuamente una acogida amical en las respectivas eucarist¨ªas y se llegue a una ense?anza ecum¨¦nica de la reIigi¨®n??. _
El divorcio ocupa el cuarto lugar de la carta. Reconocen el alcance prof¨¦tico de la fidelidad matrimonial que recoge el Evangelio. Pero, tambi¨¦n recuerda la flexibilidad y capacidad de adaptaci¨®n del ideal evang¨¦lico por parte de las comunidades primitivas. La originalidad de las circunstancias actuales, plantea esta pregunta: ??No considera usted necesario el que, en el esp¨ªritu de la par¨¢bola del hijo pr¨®digo y de acuerdo con el deseo expresado en los sinodos alemanes, austriacos y suizos, se permita el acceso a los sacramentos a los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio, dando as¨ª la Iglesia testimonio de reconciliaci¨®n? ?Est¨¢ usted dispuesto, Santo Padre, de acuerdo con el esp¨ªritu de la libertad evang¨¦lica y teniendo en cuenta la pr¨¢ctica de la Iglesia oriental, si no debe procederse a una reforma del actual derecho can¨®nico permiti¨¦ndose a los fieles abandonados contraer nuevo matrimonio en la Iglesia??.
La escasez de sacerdotes concentra una serie de interrogantes en el pen¨²ltimo punto. En la Rep¨²blica Federal, donde la teolog¨ªa es una facultad civil, son muchos los j¨®venes de ambos sexos, licenciados en Teolog¨ªa, que estar¨ªan dispuestos a entrar en el servicio de la Iglesia. Pero el celibato obligatorio, instituci¨®n sin base b¨ªblica, que no rigi¨® en los primeros siglos y que no se exige en Oriente ni en las iglesias ortodoxas unidas a Roma, impide una soluci¨®n a tan grave problema. Por eso le preguntan si estar¨ªa dispuesto ?a crear las condiciones necesarias para que hombres casados y tambi¨¦n mujeres pudieran tener acceso a la ordenaci¨®n sacerdotal?.
Se detecta en la Iglesia un recorte progresivo de la libertad, en la ciencia teol¨®gica; la retirada de la licencia para ense?ar religi¨®n se est¨¢ convirtiendo en una pr¨¢ctica demasiado habitual. De ah¨ª la ¨²ltima pregunta: ??Estar¨ªa dispuesto, Santo Padre, a reformar el procedimiento acad¨¦mico hasta el punto de que se adecue a los principios jur¨ªdicos vigentes y a la libertad cristiana que predic¨® Jesucristo, tal y como pidieron 1.360 te¨®logos cat¨®licos, en 1969, y como solicitaron 145 catedr¨¢ticos de la Rep¨²blica Federal,en su carta al cardenal Hoeffner, el 12 de febrero de 1980??.
Entre los firmantes figuran personalidades tan destacadas como Heinrich B¨®ll, Helmut Gollwitzer, Hans K¨¹ng y Jurgen Moltmann,
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