Dos hombres ausentes
Yo tuve ocasi¨®n de conocer muy de cerca a dos hombres que ahora, por desgracia, ya no existen; los han asesinado, les han arrebatado aquello que todos exigimos se nos respete: la vida. Esas vidas han sido truncadas de forma cobarde y vil por aquellos que se autodenominan libertadores del pueblo, y que no son otra cosa que seres inmundos que atentan contra ese pueblo al que hip¨®critamente dicen defender.Calvo Sotelo dijo: ?La vida pod¨¦is quitarme, pero m¨¢s no pod¨¦is?. Y: ?Es preferible un instante de honor que no toda una vida de vilipendios?.
Alberto Lizalde Ramos, polic¨ªa nacional, era un gran hombre; ya no est¨¢ con nosotros. Yo le vi por primera vez una ma?ana, cuando acababa de llegar a la Comisar¨ªa del Cuerpo Superior de Polic¨ªa de Eibar, procedente de Madrid. Corr¨ªa el a?o 1978. Era de una cortes¨ªa, de una educaci¨®n y de un cari?o hacia sus compa?eros y ciudadanos sin l¨ªmites. Su humanidad desmesurada le llevaba a efectuar por los dem¨¢s los m¨¢s arriesgados sacrificios, sin esperar respuesta ni agradecimiento a cambio. Su generosidad y comprensi¨®n estaban, siempre al servicio de los dem¨¢s, corno un padre diligente y human¨ªsimo; su amor por los animales, por la naturaleza y por todo aquello que representara la obra creadora del Alt¨ªsimo afloraban siempre por sus ojos llenos de luz y de cari?o hacia todos. Que Dios perdone a sus asesinos.
Tambi¨¦n tuve el honor de conocer al se?or Sotero Mazo, un gran profesional en el ramo de la peluquer¨ªa. Recuerdo con gran afecto el gran cari?o que profes¨® siempre a su lugar de adopci¨®n: el pueblo vasco y su gente, a los que tanto am¨®.
Ambos dejan hijos de cort¨ªsima edad, ni?os que no van a poder gozar del calor humano de estos dos padres, de estos dos hermanos nuestros. ?Que se les sal¨ªa el amor por los poros?. Estoy seguro de que estar¨¢n gozando de la gloria eterna.
Ya s¨®lo nos queda perdonar a los terroristas, para quienes no debe prevalecer el odio, el rencor ni la sed de venganza, sino que debemos recordar las palabras de Jes¨²s, llenas de amor y de esperanza: ?Padre, perd¨®nales porque no saben lo que hacen?. Y: ?Perdonad a vuestros enemigos?./
Inspector del Cuerpo Superior de Polic¨ªa.
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