La flauta de oro de Jean Pierre Rampal

Despu¨¦s de la soberana intervenci¨®n con la Orquesta Nacional, hab¨ªa inter¨¦s por escuchar el recital de Jean Pierre Rampal, acompa?ado al piano por el barcelon¨¦s Angel Soler, dentro del Ciclo de C¨¢mara y Polifon¨ªa de la Direcci¨®n General de M¨²sica.La flauta de Rampal es de oro, f¨ªsicamente hablando. Pero es de oro en los quilates de su sonido, en el virtuosismo de su t¨¦cnica, en la largueza de su legato, en la natural y afectiva expresividad. Lo demostr¨®, en grado sumo, en las tres Fantas¨ªas para flauta sola, de Telemann, una de las consecuciones m¨¢s altas del m¨²sico alem¨¢n.

Ni la Sonata en sol menor, de Bach; ni la Serenata en re mayor, de Beethoven, figuran entre las cimas de uno y otro compositor. Pero como de ellos, dieron ocasi¨®n a Rampal (un poco atosigado por el pianista en Bach) de mostrar su entendimiento del barroco y del clasicismo vien¨¦s, al que con facilidad puede adscribirse la obra beethoveniana. Basado en el hecho de que la primera edici¨®n de la Sonata, de C¨¦sar Franck, indicara que estaba escrita para piano y viol¨ªn, o flauta o violonchelo, Rampal -como otros flautistas- ha adoptado la obra en su repertorio, si bien ha de reconocerse que, destonada a Ysaye, se trata de una creaci¨®n pensada para el viol¨ªn.

La versi¨®n de Rampal y Soler fue muy bella, efusiva y bien construida. Termin¨® el recital con una fulgurante versi¨®n de la Danza de los duendes, del italiano Bazzini (18 18-1897), un bresciano, disc¨ªpulo y amigo de Gade, Schumann y Mendelssohn, cuya principal difusi¨®n se debi¨® a su doble aspecto de compositor e int¨¦rprete de c¨¢mara. No faltan airecillos mendelssohnianos en el scherzo fant¨¢stico, como subtitula el autor La danza de los duendes.