Sara Montiel

ha ofrecido una cena de despedida a cuantos han escrito sobre ella en los ¨²ltimos tiempos. Blanca, radiante y agradecida, dijo que se iba a Am¨¦rica, pero que volver¨ªa m¨¢s ardiente que nunca. Como anticipo de ese fuego inextinguible, regal¨® un mecherito extraplano y de oro blanco a los l¨ªvidos comensales. Sarita coloc¨® a su derecha a Francisco Umbral y a su izquierda a Manuel Vicent. El de la derecha, seg¨²n declarara la diva a los postres, se pas¨® la cena intentando saber si ella llevaba o no sost¨¦n. Al parecer, la manchega le facilit¨® la tarea: ?He hecho lo de aquellas viejecitas. Eran dos que fueron a denunciar que hab¨ªan sido violadas por un retrasado mental. El polic¨ªa se extra?¨® de que se hubieran dado cuenta de ese retraso. Ellas se lo aclararon: "Tuvimos que ense?arle c¨®mo se hac¨ªa"?. Para que Umbral no fuese el ¨²nico guardi¨¢n del secreto, Sara se baj¨® el tirante del vestido, por el lado derecho. No, no llevaba sost¨¦n.