El sistema electoral y la composici¨®n del Parlamento, entre los temas conflictivos del Estatuto de Carmona
Andalucia podr¨ªa quedar definida como nacionalidad en el art¨ªculo primero de su Estatuto de Autonom¨ªa, seg¨²n se desprende de las declaraciones realizadas a EL PA?S por dirigentes de los cuatro p¨¢rtidos parlamentarios que habr¨¢n de elaborar en primera instancia el texto estatutario. Sin embargo, esta ha pasado a ser una cuesti¨®n secundaria. El sistema electoral, Ceuta y Melilla y la composici¨®n del Parlamento son las, por el contrario, cuestiones m¨¢s conflictivas. De las declaraciones de los partidos se puede deducir que no s¨®lo el Partido Socialista de Andaluc¨ªa (PSA) -que siempre ha sido rotundo en este tema-, sino tarribi¨¦n el Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE) y la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD) est¨¢n dispuestos a reconocer el car¨¢cter de nacionalidad a Andaluc¨ªa, revisando profundamente su posici¨®n tradicional al respecto.
Miguel Angel Pino, secretario de relaciones pol¨ªticas del PSOE andaluz, confes¨ª de modo personal a este peri¨®dico que ?despu¨¦s, del 28 de febrero, el pueblo andaluz no admite, diferencias con vascos y catalanes ni en contenido ni en los aspectos formales?. Tras matizar su creencia de que el definir a Andaluc¨ªa como nacionalidad no aporta nada al Estatuto, el l¨ªder socialista preciso que esta nueva postura no entra en contradicci¨®n con las resoluciones pol¨ªticas del segundo congreso del PSOE de Andaluc¨ªa, una de las cuales subrayaba la existencia de datos que apuntan el surgimiento de una nacionalidad andaluza.Tambi¨¦n a t¨ªtulo personal, Carlos M. Rosado, secretario general de UCD en Andaluc¨ªa, declar¨® que el tema no tiene ya ninguna trascendencia jur¨ªdica ni pol¨ªtica y que ha perdido todo car¨¢cter virulento. Agrego que los centristas podr¨ªan aceptar la inclusi¨®n del t¨¦rmino nacionalidad en el Estatuto, siempre que fuese el producto de una riegociaci¨®n global en la que todos los partidos habr¨ªan de ceder?. ?Lo que s¨ª puedo decir es que este problema de la nacionalidad no va a ser ning¨²n escollo para llegar a un acuerdo en el Estatuto?, dijo.
Por su parte, Amparo Rubiales, miembro del comit¨¦ central del PCA-PCE, se?al¨® que no rnerecia la pena enredarme en una pol¨¦mica por una cuesti¨®n que, hoy por hoy, tras la historia auton¨®mica andaluza, es puramente nominalista. ?El problema real no es llamarnos o no nacionalidad, sino el contenido real del Estatuto Y los recursos de que vamos a disponer. ?De qu¨¦ le ha servido a Galicia el llarnarse nacionalidad??.
Curiosamente, mientras en este tema de tipo ideol¨®gico las posturas han terminado casi por coincidir, se mantienen divergencias importantes en un aspecto mucho m¨¢s pragm¨¢tico del borrador del Estatuto de Carmona: el sistema electoral. En ¨¦l se juegan no cuestiones de Estado, sino la representaci¨®n y el protagonismo de cada partido, y las respectivas posiciones se establecen m¨¢s en funci¨®n del car¨¢cter mayoritario o minoritario de cada organizaci¨®n que de su ideolog¨ªa de derecha o de izquierda.
As¨ª, mientras que PCA y PSA son partidarios de una asamblea con un elevado n¨²mero de diputados y la m¨¢xima proporcionalidad en el sistema electoral, los inayoritarios socialistas y centristas reducen la cantidad de parlainentarios andaluces y pretenden imponer el m¨¦todo D'Hont en cuanto a la proporcionalidad (art¨ªculo 28 del borrador del Estatuto de Autonom¨ªa), Parece aceptado, en cambio, que la circunscripci¨®n electoral sea la proviricia, aunque en este punto UCD quer¨ªa primar a las provincias menos pobladas, al rev¨¦s que la izquierda, y, en ambos casos, por motivos electorales evidentes.
Ceuta y Melilla
Otro aspecto conflictivo del borrador de Carmona se refiere a la situaci¨®n legal de Ceuta y Melilla.La disposici¨®n adicional cuarta, que se limita a se?alar que si ambas ciudades se constituyen en comunidades aut¨®rionlas podr¨¢n establecer relaciones de especial colaboraci¨®n con Anda luc¨ªa, fue cuestionada en su nio mento por UCD, que propugn¨® entonces la aceptaci¨®n de un me canismo que hiciese posible la incorporaci¨®n de Ceuta y Melilla a la comunidad andaluza. Un alto dirigente de UCD comentaba a EL PA?S hace varios d¨ªas que ?en este tema nosotros estamos muy condicionados por la pol¨ªtica internacional de Espa?a, inde pendientemente de lo que opinemos cada cual sobre el futuro de Ceuta y Melilla. Si ceut¨ªes y melillenses quieren incorporarse, tendremos que buscarles un hueco ?.
PSOE y PCA son irreductibles en su negativa a aceptar esta incorporaci¨®n (?ser¨ªa una nueva declaraci¨®n de guerra de UCD al pueblo andaluz?, declar¨® Miguel Angel del Pino), mientras Emilio Lechuea (PSA) se mostraba mucho m¨¢s ambiguo; seg¨²n ¨¦l, los nacionalistas no tienen una definici¨®n clara sobre el particular.
Finalmente, subsisten divergencias entre los partidos acerca de la organizaci¨®n territorial (decidir las funciones de la comarca y, el papel de las diputaciones), la reforma agraria y el momento de celebraci¨®n de las elecciones al Parlamento andaluz. Por el contrario. hay un acuerdo completo en lo que respecta a las competencias a ejercer por el poder andaluz, clarificadas definitivamente tras el triunfo definitivo de la v¨ªa del art¨ªculo 151.
Rehacer el entendimiento
El ambiente en los cuatro partidos parlamentarios es de moderado optimismo sobre la posibilidad de llegar a un estatuto consensuado. Aunque el borrador de Carmona habr¨¢ que analizarlo a la luz de las experiencias vascas y catalana y de leyes, como la de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas -punto de vista apuntado a EL PA?S por Manuel Clavero- existe el convencimiento de que cada partido deber¨¢ de ceder, en aras a un acuerdo unitario cuya base ser¨¢, precisamente, el texto aprobado en Carmona (Sevilla) en agosto de 1979. ?Es absurdo adoptar posturas maximalistas?, confesaba un dirigente del PSA.Se parte, desde luego, de un consenso inicial: hay que hacer un estatuto con el que puedan gobernar todos, la izquierda y la derecha, los nacionalistas y los centralistas, lo que significa que no se debe amarrar el contenido del Estatuto en ninguna direcci¨®n coyunturalmente propicia. Tambi¨¦n hay acuerdo en no iniciar la negociaci¨®n del Estatuto hasta despu¨¦s de las elecciones senatoriales de Sevilla y Almer¨ªa.
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