El Consejo de Europa se ocupa del olimpismo
Generalizada parece la opini¨®n de que el olimpismo atraviesa u?a crisis, de la que s¨®lo podr¨¢ salir profundamente reformado. A causa de lo cual, lo peor que le puede ocurrir a nuestro fen¨®meno es que sus problemas se olviden en el lapso cuatrienal que media entre cada olimpiada, y se caiga as¨ª en el letargo ¨²nicamente superado en las fechas inmediatas y posteriores a tal celebraci¨®n.En este marco es importante que los foros de discusi¨®n internacional tomen conciencia de modo progresivo de la situaci¨®n. M¨¢s si se trata de instituciones tan prestigiosas, como el Consejo de Europa, que, al amparo de que el olimpismo desborda la mera vertiente deportiva y afecta a las propias ra¨ªces de la civilizaci¨®n europea, as¨ª como a sus condiciones futuras, se ha ocupado recientemente del tema en su sesi¨®n del 26 de septiembre de 1980, tomando como punto de arranque un informe de la Comisi¨®n de Cultura y de Educaci¨®n. Fruto de este debate ha sido la recomendaci¨®n 900 (1980) referente a los juegos ol¨ªmpicos y a sus perspectivas de futuro. De todos estos documentos nos ocupamos de seguido.
El informe del se?or Druori, en el que se inspir¨® la recomendaci¨®n comentada, parte de una premisa de indiscutible verdad: ?qui¨¦n se atrever¨ªa a negar que reformas y nuevas directrices, inspiradas en el criterio de vuelta a las fuentes, no son indispensables si se quiere perpetuar a los juegos con las significaciones que les son inherentes? A partir de ah¨ª, y tras un estudio, hist¨®rico del antiguo y moderno olimpismo, se llega a la conclusi¨®n de que a ¨¦ste le aqueja una acentuada degradaci¨®n por motivos pol¨ªticos. Junto a ello se denuncian las lacras que atacan al verdadero esp¨ªritu ol¨ªmpico. Unas de car¨¢cter deportivo: la multiplicaci¨®n de disciplinas, que deval¨²a las olimpiadas; la presencia cada vez m¨¢s acusada de los deportes de equipo, frente a las antiguas celebraciones, que s¨®lo conoc¨ªan los individuales, que fomentan el patrioterismo; la excesiva preparaci¨®n de los concursantes, que les convierte m¨¢s en m¨¢quinas que en personas en el m¨¢s amplio sentido de la palabra. Otras de ¨ªndole econ¨®mica: el gigantismo, el cual, por los desembolsos que comporta, hace casi imposible en la pr¨¢ctica el principio de rotaci¨®n de los juegos, ya que ¨²nicamente los Estados m¨¢s poderosos est¨¢n en condiciones de afrontar tal tarea, y, por fin, la realidad de que aqu¨¦llos, m¨¢s que encuentros deportivos se han convertido en ferias comerciales.
Salvar las Olimpiadas
A la vista de estas circunstancias, la cuesti¨®n que plantea el documento comentado es: ?interesa salvar a las olimpiadas? La respuesta es categ¨®rica; sin lugar a dudas, que s¨ª; su raz¨®n justificativa no puede ser m¨¢s convincente y certera: el movimiento ol¨ªmpico es la expresi¨®n de una concepci¨®n ideal del hombre y, por ende, de una forma de esperanza para nuestra civilizaci¨®n amenazada.
En efecto, adem¨¢s de la sustituci¨®n de los himnos y banderas nacionales por los ol¨ªmpicos, medidas s¨®lo complementarias o coadyuvantes, propone la puesta en marcha del principio de vuelta a las fuentes. Este postulado tendr¨ªa como fruto principal la fijaci¨®n de la sede permanente de los juegos en Grecia, y como secundarios: la simplificaci¨®n de las competiciones, la supresi¨®n del mercantilismo a ultranza, el restablecimiento de los lazos entre las artes y el deporte y, por ¨²ltimo, el reencuentro del esp¨ªritu de tregua propio de las antiguas olimpiadas.
El punto m¨¢s destacado de este planteamiento es el de la nueva localizaci¨®n en el solar heleno. En tal sentido, y como fruto de una visita a Grecia de una delegaci¨®n del Consejo de Europa, Druori propone como futuro emplazamiento ol¨ªmpico el sur de Pyrgos, entre Epitali¨®n y Zakharo, y el nombre de ?Nea Olimpia? para la ciudad ol¨ªmpica del porvenir. Las ventajas de esta medida, muchas: el escenario griego ser¨ªa el ¨²nico aceptado por todas las naciones de buena fe como lugar ol¨ªmpico; el gigantismo quedar¨ªa paliado, pues las instalaciones, con las mejoras oportunas, ser¨ªan siempre las mis mas y, para acabar, se crear¨ªa un foco mundial, permanente y no s¨®lo utilizado cada cuatro a?os, de entendimiento y comprensi¨®n a trav¨¦s de la cultura y del deporte. Para conseguir todo esto el ponente se?or Druon sugiere un estatuto internacional de nuevo cu?o para la futura localizaci¨®n ol¨ªmpica: Grecia estar¨ªa dispuesta a consentir, seg¨²n se lee en el informe, una especie de suspensi¨®n del ejercicio de su soberan¨ªa sobre una porci¨®n de su territorio en favor del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional de modo temporalmente ilimitado. Lo cual, por otra parte, servir¨ªa, como ya hemos escrito en alguna ocasi¨®n, para objetivizar el lugar de los Juegos y situarlo por encima de las vicisitudes pol¨ªticas del organizador. El esfuerzo econ¨®mico que su pondr¨ªa adecuar las nuevas instalaciones ol¨ªmpicas a la altura precisada por el deporte actual requerir¨ªa -justa contrapartida de la internacionalizaci¨®n- una participaci¨®n de la comunidad mundial -Estados y organizaciones supranacionales- en su financiaci¨®n, tarea que, como es claro, no podr¨ªa quedar en exclusiva en manos de la naci¨®n griega.
La Asamblea del Consejo de Europa, inspir¨¢ndose en el informe glosado, acord¨® el d¨ªa 26 de septiembre ¨²ltimo, entre otros extremos, que todas las autoridades p¨²blicas, organizaciones internacionales y organismos internacionales o nacionales competentes a¨²nen sus esfuerzos para poner remedio a la politizaci¨®n, el gigantismo, a la comercializaci¨®n y a todas las desviaciones que comprometen la supervivencia de los Juegos Ol¨ªmpicos; que a tal efecto, de ahora en adelante, los Juegos Ol¨ªmpicos de verano se celebren, regularmente y a t¨ªtulo definitivo, en un mismo lugar, en su tierra de origen, en las proximidades de Olimpia; que ese lugar, designado como ?Nea Olimpia?, sea dotado de un estatuto internacional apropiado y emplazado bajo la autoridad del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, y que se adopten las disposiciones que permitan llevar a cabo las instalaciones de ?Nea Olimpia? gracias a una financiaci¨®n internacional.
Un paso importante
La recomendaci¨®n de la Asamblea del Consejo de Europa relativa al olimpismo entra?a una gran significaci¨®n pol¨ªtico-deportiva.
En sus consideraciones bulle la idea de que el ol¨ªmpico es un fen¨®meno que se incardina en el cimiento de lo que puede denominarse cultura europea y, por consecuencia; mundial y que ha rebasado con creces las fronteras deportivas para situarse entre las preocupaciones de organismos pol¨ªticos internacionales.
Al propio tiempo es s¨ªntoma de que paulatinamente va germinando la conciencia de que el movimiento ol¨ªmpico no puede continuar por los mismos ra¨ªles por los que hasta ahora ha transitado. En esta l¨ªnea, el estado de opini¨®n internacional de que el olimpismo, que es mucho m¨¢s que la cita de cada cuatro a?os, reclama reformas en profundidad, tiene necesariamente que influir en el ¨¢nimo de aquellos miembros del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional que todav¨ªa no se acaban de decidir a emprender la senda renovadora.
El camino a seguir es el apuntado por la Asamblea del Consejo de Europa en la recomendaci¨®n comentada, imbuida, por otra parte, de amor y comprensi¨®n hacia el ideario de Pierre de Coubertin. Empero, este es un cometido que si se quiere llevar a feliz puerto precisa prudencia en los m¨¦todos y energ¨ªa en los fines, lo cual tanto tiene que ver con el dicho de ?sin prisa, pero sin pausa?, actuar tan querido para el actual presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, nuestro compatriota Juan Antonio Samaranch.
Luis Mar¨ªa Cazorla Prieto es abogado del Estado y letrado de las Cortes Generales.
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