El ¨²nico presidente
Desde los tiempos del inalogrado Kennedy parece que los americanos no encuentran su presidente en el mundo oriental un interlocutor v¨¢lido en este complicado final de siglo. Claro que, respecto al interlocutor, tampoco los occidentales encuentran el suyo en Oriente.Ya est¨¢ Reagan de inquilino en la Casa Blanca. Cuentan que Carter se fue de ella llorando como un ni?o: se hab¨ªa aficionado demasiado a jugar al escondite con Jomeini. Ahora, a esperar que el elegido acabe su turno. Porque, desde hace demasladas legislaturas. eso es lo ¨²nico que el mundo en general y los americanos en particular pueden esperar del afamado presidente de Estados Unidos.
Y sin embargo, el ancho pa¨ªs de las barras y las estrellas ha dado buenas cabezas: Washinton, Jefferson, Lincoln, Wilson...
?Emular¨¢ Reagan a sus preclaros antecesores? Es preciso que lo haga, aunque de no producirse el milagro el mundo se ver¨¢ peligrosamente zarandeado en los proximos cuatro a?os y, para 1984, los americanos deber¨¢n pensar en el ¨²nico presidente que les queda por probar: Nobody./
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