Los religiosos piden que los obispos avalen su pol¨ªtica escolar
El logro de una mayor integraci¨®n y comuni¨®n entre las di¨®cesis y las instituciones de los religiosos es el objetivo buscado en los trabajos preparatorios de la comisi¨®n mixta que preside el arzobispo de Santiago, Angel Suqu¨ªa. Los primeros intercambios dial¨¦cticos entre obispos y superiores religiosos han sacado a la luz nuevos problemas, por lo que es previsible que en esta conferencia no se llegue a resultados concretos.
El tema estelar de esta Conferencia Episcopal tiene una clara significaci¨®n intraeclesial, ya que en ¨¦l se juega la Iglesia espa?ola eficacia y claridad, debido al sistema de funcionamiento paralelo que hasta ahora caracterizaba a los obispos y a los religiosos. Sin embargo, de las relaciones entre estos dos cuerpos eclesiales depende en buena parte el papel de la Iglesia, espa?ola en la democracia vigente. En efecto, los obispos han repetido que la necesidad de establecer unas nuevas relaciones tiene como causa no secundaria la llegada de la democracia, que ha condicionado la presencia de la Iglesia en la sociedad, principalmente en la escuela y en las instituciones asistenciales, dos campos hasta ahora ocupados casi en exclusiva por las ¨®rdenes religiosas y sobre los que ?s¨®lo en los tres ¨²ltimos a?os se ha volcado la atenci¨®n de los obispos?, seg¨²n declaraba C¨¢ndido Aniz, presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Religiosos.Los problemas en los primeros debates obedecen a los intereses entre los obispos, que se reservan ?el deber de tomar la decisi¨®n ¨²ltima?, y los religiosos, que tratan de consolidar sus planteamientos. Esto explica el deseo de los religiosos de que acuda a la Conferencia Episcopal el secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE), Santiago Mart¨ªn.
Un apoyo contundente de la Conferencia a los planteamientos de la FERE sobre la ense?anza privada ha de convertir a esta comisi¨®n en clave del futuro papel de la Iglesia en Espa?a?.
Monse?or Antonio Montero hablaba de la ?serenidad metodol¨®gica? con que los obispos van tratando los problemas pendientes. La sucesi¨®n de Taranc¨®n deber¨¢, por consiguiente, esperar su turno. Pero, como tambi¨¦n reconoc¨ªa uno de los candidatos oficiosos, ?esta Conferencia deber¨¢ sancionar lo que en ese sentido ya est¨¢ ocurriendo ?. Y ocurren cosas como esa ir¨®nica referencia del cardenal Taranc¨®n al divorcio, que evocaba las distintas manifestaciones de documentos episcopales y particulares de varios obispos. A pesar del irenismo, sabido es que unos hablan del divorcio ?como mal menor?, dejando una puerta abierta a la libertad del legislador, y otros, como el obispo de Orense o el cardenal primado, de un ?mal mayor? o una ?afrenta al bien com¨²n?. El postaranconismo ya est¨¢ en marcha.
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