"La historia de los presuntos malos tratos en Herrera acaba de empezar"
Para Gonzalo Mart¨ªnez Fresneda, Jaime Sanz de Bremond y Jos¨¦ Gal¨¢n, tres de los 36 abogados madrile?os que interpusieron la querella por presuntas torturas, en la c¨¢rcel de Herrera de la Mancha y que, por su condici¨®n de colegiados en Ciudad Real, est¨¢n personados en el sumario que se sigue en Manzanares por esta causa, ?la verdadera historia de Herrera no ha hecho m¨¢s que empezar tras el auto de procesamiento dictado por el juez contra cinco funcionarios? (v¨¦ase EL PA?S de ayer).
La frase de ?no ha hecho m¨¢s que empezar? significa para estos tres abogados que ?es ahora cuando nos encontramos en igualdad de condiciones con los funcionarios acusados?.Partiendo de esta consideraci¨®n, los tres aseguraron estar dispuestos a ?llegar hasta el final?, y para ello tienen previsto recurrir ma?ana contra el auto de procesamiento. ?Y lo vamos a hacer por dos razones?, explica Jos¨¦ Gal¨¢n: ?En primer lugar, porque no admitimos que estos funcionarios hayan sido procesados por el art¨ªculo 187 del C¨®digo Penal -que habla de utilizar un rigor innecesario en el trato con los reclusos-, sino que pediremes que lo sean por el de tortura, como tambi¨¦n lo hizo el fiscal en su d¨ªa. Y, en segundo lugar, porque queremos que se ampl¨ªe el procesamiento hasta a una veintena de funcionarios, inclu¨ªdo el director de la prisi¨®n?.
Llamar a las cosas por su nombre
La distinci¨®n entre el delito por el que han sido procesados y el que tipifica la tortura (el 204 bis) tiene, para el citado abogado, el objetivo final de ?llamar a las cosas por su nombre, ya que este art¨ªcuto establece que cualquier amenaza, coacci¨®n o lesiones causadas a un preso por un funcionario tienen la consideraci¨®n de torturas, y tarabi¨¦n porque el ¨²ltimo p¨¢rrafo de este art¨ªculo responsabiliza a quienes, en raz¨®n de su cargo, hubieran ordenado o consentido en el delito?.?El juez ha procesado por el art¨ªculo 187?, se?ala Jaime Sanz, ?si lo hubiera hecho por el de tortura habr¨ªa llegado hasta la misma c¨²spide de la Direcci¨®n General de Prisiones?. En este sentido, los tres abogados manifestaron que pedir¨¢n responsabilidades, en un futuro pr¨®ximo, al director general de Instituciones Penitenciarias, Enrique Galav¨ªs, y al inspector general, Emilio Tavera.
La responsabilidad del director de Herrera, Santiago Mart¨ªnez Motos, es evidente, seg¨²n los tres abogados. ?Si el director no conoc¨ªa lo que estaba pasando en su propia c¨¢rcel?, razona Gonzalo Mart¨ªnez Fresneda, ?demuestra que es un incompetente, porque su obligaci¨®n es estar al tanto de lo que ocurre, y m¨¢s contando con un circuito cerrado de televisi¨®n. Y si resulta que lo sab¨ªa y que no ha hecho nada por evitarlo, entonces es c¨®mplice del delito?. Sin embargo, ninguno de los tres cree que Mart¨ªnez Motes abandone su puesto.
Rueda de reconocimiento clarificadora
El momento m¨¢s ?interesante y clarificador? de todo el proceso judicial que se sigue en la c¨¢rcel de Herrera ha sido para los abogados la rueda de reconocimiento practicada el pasado d¨ªa 17 en el interior de la c¨¢rcel. Jaime Sanz relat¨® as¨ª los hechos: ?El juez Hijas hab¨ªa tomado todas las precauciones, especialmente despu¨¦s de que la Audiencia de Ciudad Real le ordenase practicar la prueba. Se escogieron hasta un total de cincuenta funcionarios: veintitr¨¦s que figuraban como acusados y otros veintisiete ajenos a los hechos. Los diecinueve presos citados estaban extremadamente nerviosos, o, por decirlo claro, muertos de miedo. Hasta tal punto que dos se negaron a participar en esta prueba porque -dijeron-, ?si ahora les identificamos y luego volvemos a Herrera nos pueden machacar, as¨ª es que nosotros no reconocemos ni a nuestro padre?. Pese a ello, se mantuvieron firmes en todo lo declarado durante el sumario. A los diecisiete restantes les colocaron, uno a uno, detr¨¢s del locutorio, con los cristales cubiertos, excepto una rendija por la que miraban. Los funcionarios iban pasando, en grupos de diez y con un n¨²mero sobre el uniforme, por delante del recluso, y ¨¦ste iba diciendo qui¨¦n le hab¨ªa agredido y qui¨¦n no; y tambi¨¦n los funcionarios que, aunque no le hubieran maltratado, hubieran estado presentes durante las supuestas palizas?.As¨ª se hizo a lo largo de casi diez horas y de las conclusiones vinieron los procesamientos. De los cinco funcionarios afectados, uno fue reconocido por trece presos, otro por once y los; restantes por siete. ?Tambi¨¦n hubo un jefe de servicio, que estaba incluido en la lista del fiscal, al que reconocieron siete presos, pero que no ha sido procesado?, puntualiz¨® Mart¨ªnez Fresneda.
Barbas cambiantes y gafas innecesarias
Algunos funcionarios hab¨ªan tomado tambi¨¦n sus precauciones. ?As¨ª?, cuenta Jos¨¦ Gal¨¢n, ?nos encontramos de pronto con barbas crecidas o barbas acabadas de rasurar, multitud de gafas innecesarias y extra?os bigotes, as¨ª como toda una variedad de peinados distintos a cuando se produjeron los hechos?. Tanto fue as¨ª que algunos presos les reconoc¨ªan, pero le dec¨ªan al juez: ?Mire, ¨¦ste creo que es uno de ellos, pero con esas gafas y ese bigote no estoy muy seguro?. El juez Hijas hubo de mostrar las fotograf¨ªas del carn¨¦ de identidad para su reconocimiento.Poco despu¨¦s, los presos fueron devueltos a sus c¨¢rceles, pero antes le hab¨ªan preguntado a Eduardo Hijas: ??Y qu¨¦ nos va a pasar despu¨¦s de esto??, porque, en definitiva, como apuntaba ayer Jaime Sanz, ?los aut¨¦nticos protagonistas de esta escabrosa historia han sido los presos, porque han sido ellos los que verdaderamente han soportado todo el peso moral del proceso?.
EL PA?S ha intentado entrevistarse con el director de la prisi¨®n de Herrera, Santiago Mart¨ªnez Motos, para conocer su punto de vista sobre los sucesos de la c¨¢rcel. Sin embargo, ¨¦ste ha preferido guardar silencio, aunque a?adi¨® que ?m¨¢s adelante, cuando no est¨¦ tan ocupado? acceder¨ªa a ello.
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