Bienvenida a la izquierda socialista
Las actitudes doctrinales y, sobre todo, pol¨ªticas de un n¨²cleo de representantes socialistas, cuyo desacuerdoe con la ejecutiva federal y, en general, con el aparato del partido ha sido m¨¢s que ostensible en los ¨²ltimos tiempos, han venido paliando la peligrosa aton¨ªa pol¨ªtica del PSOE y su propensi¨®n, entre olig¨¢rquica y mec¨¢nica, al juego socialdem¨®crata de colaboraci¨®n con la derecha. Despu¨¦s del desorganizado e inaprovechado estallido del 28 congreso y de la mejor preparaci¨®n pol¨ªtica, pero con reiteraci¨®n de las deficiencias organizativas del congreso extraordinario (donde sus tesis fueron te¨®ricamente asumidas y sus cuadros pol¨ªticamente arrasados), la izquierda socialista produjo poco m¨¢s que chasquidos en los ¨²ltimos aconteceres del partido, y sus espor¨¢dicas actuaciones -duramente calificadas en la c¨²spide- han cumplido una funci¨®n de t¨¢bano censorial m¨¢s que de verdadera alternativa pol¨ªtica y estrat¨¦gica a la actual direcci¨®n.La falta de cohesi¨®n entre personas y grupos, la ausencia de una m¨ªnima comunicaci¨®n entre las diversas oposiciones, el maniqueo entendimiento de la disciplina interna del partido -que convierte en buenas para el PSOE cuales quiera declaraciones p¨²blicas de los miembros del aparato y en malas las de los disidentes, a no ser que acepten su arrojamiento en el gueto de los boletines internos, la absoluta carencia de representaci¨®n proporcional en los ¨®rganos de direcci¨®n y la, hasta ahora, manifiesta incapacidad de organizaci¨®n -que ha facilitado las maniobras de cercenamiento y las consignas de represi¨®n- han sido factores que abonaban la conversi¨®n en testimonialista de todo n¨²cleo o sector cr¨ªtico del partido. Sin distinci¨®n de adscripciones sectoriales, los socialistas debemos saludar con respeto y esperanza la aglutinaci¨®n en una sola corriente de todos los compa?eros que se proclaman miembros de la izquierda del PSOE. Estoy convencido de que tal aglutinaci¨®n aleja sustancialmente el fantasma de la escisi¨®n y del fraccionalismo -m¨¢s cercano, hasta la fecha, de lo que se piensa- y propicia, o debe propiciar, un di¨¢logo cr¨ªtico m¨¢s abierto y profundo entre todos los sectores de opini¨®n del PSOE. Los compa?eros que han decidido constituir esta corriente han optado por la dificultad y la generosidad, por la lucidez y el coraje de luchar unidos desde dentro, venciendo cualquier tentaci¨®n inhibicionista, automarginadora, fatalista o escisionista. Piensan -pensamos- que la direcci¨®n del partido, donde se encuentran excelente compa?eros de cuya capacidad y buena fe no cabe dudar, est¨¢n dando muestras de claudicaci¨®n doctrinal y pol¨ªtica ante los problemas cruciales de la actualidad; que los interpreta y afronta desde perspectivas dif¨ªcilmente encajables en una ¨®ptica socialista m¨ªnimamente exigente; que, casi exclusivamente ce?ida a la acci¨®n parlamentaria, la est¨¢ desarrollando en forma desfallecientemente t¨¦cnica y pactista; que est¨¢ realizando una praxis limitativa y formalista de la democracia interna del partido; que son muy graves los s¨ªntomas de su progresiva socialdemocratizaci¨®n, hasta el punto de ir Convirtiendo el programa m¨¢ximo y la resoluci¨®n pol¨ªtica aprobada en el ¨²ltimo congreso federal en muy poco m¨¢s que fachadas ret¨®ricas sazonadoras de una praxis pol¨ªtica y estrat¨¦gica contradictoria con los postulados de aqu¨¦llos.
Nace sin dogmatismo
Estoy seguro de que la izquierda socialista nace, como todo movimiento aut¨¦nticamente critico e innovador, sin dogmatismo alguno y, por supuesto, sin planteamientos meramente negativistas. Ninguno de sus miembros niega legitimidad dentro del partido a los sectores socialdem¨®cratas o social-liberales, que en parte lo integran, ni est¨¢ dispuesto al sucio navajeo -desgraciadamente frecuente- de las descalificaciones personales o de las agresiones cuando faltan o no se utilizan argumentos pol¨ªticos m¨ªnimamente objetivos. La corrupci¨®n de la lucha pol¨ªtica a trav¨¦s de estos juegos subterr¨¢neos es uno de los ¨ªndices m¨¢s elocuentes de la degeneraci¨®n del sentido cr¨ªtico y del debate creador, y es, al mismo tiempo, una de las causas inmediatas de la peyorativa consideraci¨®n popular de la pol¨ªtica y de los pol¨ªticos. Entre compa?eros socialistas -que pretenden nada menos que cambiar la sociedad desde sus propias ra¨ªces- no caben esas reyertas navajeras, no deben tener cabida.
La realidad de la crisis
La izquierda socialista nace como corriente dentro del PSOE cuando alarmas de muchos tipos -incluidas las interesadas- se ciernen sobre nuestro sistema democr¨¢tico, parido en el centro de todas las crisis y permanentemente en crisis ¨¦l mismo. Pero en las crisis ocurre -como se dice en el Enrique IV, de Shakespeare- que no se sabe qu¨¦ es m¨¢s peligroso: si despertar al lobo o seguir oliendo al zorro. Hay muchos zorros reales que reclaman la presencia de lobos fingidos (o fingidamente dormidos) y, sobre todo, hay manadas de dolientes reses inm¨®viles preparadas para las emergencias, de la crisis. Creo que los socialistas de todas las tendencias deber¨ªamos saber distinguir la realidad de la crisis de los inventos sobre la crisis, esos inventos que -en medio del entrechocar de espadas ante los micr¨®fonos- est¨¢n logrando, en mayor medida que la propia realidad, enervar los impulsos de autentificaci¨®n y ahondamiento de nuestra democracia, a la que flaco servicio se hace con la desvirtuaci¨®n de sus mejores y m¨¢s genuinas sustancias doctrinales y pol¨ªticas.
Ser¨ªa lamentable que los socialistas entr¨¢ramos en ese proceso donde, en palabras de Savater, ?la crisis se hace perpetua para permitir sin sobresaltos el providencialismo conservador y servir permanentemente de coartada a cualquier fracaso, a cualquier medida de coacci¨®n o a cualquier perversi¨®n del ideal propuesto?. Lamentable ser¨ªa tambi¨¦n que, en medio de la hondura real de los problemas, agravados por la in¨²til gesti¨®n de un Gobierno balbuciente e invertebrado, se iniciar¨¢ una discusi¨®n divina entre los socialistas, indagando hipotensas metaf¨ªsicas sobre el sexo de la ideolog¨ªa. Entonces s¨ª cabr¨ªa hablar de revolucionarios de caf¨¦, no por oponerse a la coalicionitis de otros. Entre el revolucionario de caf¨¦ y el no revolucionario media muy poca distancia: la ret¨®rica.
Bienvenida sea la izquierda socialista.
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