La Diputaci¨®n y EL PAIS: una crisis intervenida
Al quedar cerrada formalmente la llamada crisis de la Diputaci¨®n Provincial de Madrid, tras la elecci¨®n de Jos¨¦ M. Rodr¨ªguez Colorado como presidente de la Corporaci¨®n Provincial, es conveniente reflexionar en torno a una de las causas que han determinado no s¨®lo el ?masaje? informativo (medium is the massage), sino la significaci¨®n de los m¨®viles en la minor¨ªa actuante.El an¨¢lisis del art¨ªculo de opini¨®n publicado en este diario el pasado d¨ªa 22 de noviembre por el jefe de la secci¨®n de Madrid, bajo el t¨ªtulo ?La larga crisis de la Diputaci¨®n?, arroja los elementos que han enmarcado ese ?tour de force? que ha puesto en pr¨¢ctica EL PAIS. En la ocasi¨®n presente no puede arg¨¹irse que el medio ha sido tan s¨®lo el cauce de hechos noticiables, por cuanto que sus editoriales de fechas 9-10-1980 y 19-10-1980 -definici¨®n interpretativa del peri¨®dico- fijaban las actitudes y pautas de comportamiento de este diario en el tema que nos ocupa.
Se debe soslayar lo que, desde la perspectiva coyuntural, evidencia, quiz¨¢, gratitud por las prioridades recibidas de las fuentes de informaci¨®n y que pueden establecer hipotecas en las relaciones informativas futuras. La actitud de EL PAIS en los acontecimientos acaecidos en el organismo provincial ha estado impregnada en todo momento de un se?alado protagonismo. Por ello, ?hasta qu¨¦ grado su influencia ha sido decisiva en el planteamiento, desarrollo y resoluci¨®n de la crisis de la Diputaci¨®n... ? He aqu¨ª la cuesti¨®n a debate. A diferencia de an¨¢logas situaciones, existe la importante novedad de la inclusi¨®n en este peculiar m¨¦nage ¨¢ trois de un medio de comunicaci¨®n que se estructura econ¨®mica e ideol¨®gicamente independiente.
EL PAIS posee una gran receptividad period¨ªstica en ese sector de la sociedad que solemos denominar clase pol¨ªtica. Perm¨ªtaseme a?adir adem¨¢s que su aceptaci¨®n se patentiza en los militantes y dirigentes de los partidos de la izquierda parlamentaria. Por con siguiente, su poder de mediatizaci¨®n no se oculta para nadie como b¨¢sico en la formaci¨®n de las opiniones de aqu¨¦llos que toman decisiones pol¨ªticas y en su conexi¨®n con las instituciones p¨²blicas de la Espa?a democr¨¢tica.
Obviamente, la clase pol¨ªtica es conocedora de eso, poder del medio y, con toda probabilidad, no puede evitar caer a menudo en la tentaci¨®n de tratar de instrumentalizarlo en la l¨ªnea de sus prop¨®sitos pol¨ªticos. No es desatinado pensar que, en el momento actual, buena parte de los dirigentes han resuelto, sin el prurito de la ?mala conciencia?, el planteamiento que en su c¨¦lebre Contrapunto expon¨ªa Aldoux HuxIey: ?Saber lo que se quiere y estar dispuesto a pagar su valor?.
Las razones por las cuales EL PAIS ha enfatizado sus informaciones respecto a la crisis de la Diputaci¨®n se mantienen an¨®nimas. Este anonimato garantiza a sus propias fuentes el amparo del incuestionable derecho al secreto profesional. Sin embargo, al periodista se le exige cotidianamente ?escoger en las cosas que no merecen ser mencionadas y las que todav¨ªa lo merecen menos?. La cita a Samuel Beckett no debe interpretarse como la pura elecci¨®n de opciones alternativas. M¨¢xime cuando es norma de obligado cumplimiento para el profesional de los medios de comunicaci¨®n, salvaguardar el derecho a la libre y objetiva informaci¨®n que posee el conjunto de la sociedad. Hay que entender que la importante intervenci¨®n que haya podido tener un diario como EL PAIS en la crisis de la Diputaci¨®n Provincial de Madrid se habr¨¢ visto acompa?ada desde un principio de una toma de posici¨®n pol¨ªtica en las formas de su tratamiento.
Medios de comunicaci¨®n y clase politica
Incluso para un peri¨®dico independiente como este no se debe considerar banal su capacidad delimitadora de voluntades pol¨ªticas, al margen de la estricta funci¨®n period¨ªstica. Es, por tanto, esencial hacer una llamada de atenci¨®n sobre esa trascendental conexi¨®n entre medios de comunicaci¨®n y clase pol¨ªtica, que repercute, inequ¨ªvocamente, en la vida de las instituciones. Instituciones que, como la Diputaci¨®n de Madrid, se hallan en una situaci¨®n de indigencia debida a la escasa comprensi¨®n de sus funciones por el espectro popular. No ser¨ªa exagerado preguntarse si el desenlace de una crisis como la que comentamos hubiera sido igual de tratarse de otras instituciones. Valga el Ayuntamiento de Madrid como hip¨®tesis de trabajo.
En la actualidad, el deseo de intervenir informativamente como demostraci¨®n de la fuerza del cuarto poder es un incalculable riesgo para nuestro inestable Estado democr¨¢tico, ya que, entre otros aspectos, introduce una coordenada de confusi¨®n para el ciudadano
Es obligado que el periodista medite sobre su propia funci¨®n pol¨ªtica. No se pueden, aprior¨ªsticamente, asumir posiciones entreguistas en la recepci¨®n de los hechos noticiables.
Lo que considero una primera experiencia de intervenci¨®n decidida de un medio de comunicaci¨®n independiente en la vida de las instituciones debe ser reflexionada en lo que puede suponer una extralimitaci¨®n en la defensa de las libertades p¨²blicas. El list¨®n de la convivencia democr¨¢tica tambi¨¦n tiene su medida en la asunci¨®n de las funciones que al cuarto poder Compete.
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