La f¨®rmula "open", revulsivo del ciclismo profesional
La decisi¨®n de convertir en carreras open (abiertas a los corredores aficionados) las pruebas m¨¢s importantes del calendario ciclista profesional propiciar¨¢ que las figuras supuestamente amateurs de los pa¨ªses del Este, especialmente los sovi¨¦ticos, puedan encontrarse con los Hinault, Moser, Saronni y restantes ?monstruos? del deporte de la bicicleta. Concretamente, en el Tour -pues el Giro coincidir¨¢ casi con la Carrera de la Paz, prueba n¨²mero uno en la Europa oriental-, o en el Tour del Porvenir, se podr¨¢n calibrar las posibilidades ?abiertas? de Soukhorouchenkov, el mejor corredor aficionado, doble vencedor del Tour del Porvenir, en 1978 y 1979, segundo este a?o y campe¨®n ol¨ªmpico en Mosc¨². La f¨®rmula open quiere ser el revulsivo del tedioso ciclismo profesional.
Hasta este momento, el ciclismo era uno de los deportes que a¨²n manten¨ªan una separaci¨®n a ultranza entre las parcelas amateur y profesional. En 1981 iba a haber ya carreras de aficionados abiertas a los profesionales (el Tour del Porvenir, por ejemplo), pero s¨®lo ahora parece confirmarse lo contrario. Incluso dentro de la parte t¨¦cnica del reglamento para aficionados exist¨ªan l¨ªmites que imped¨ªan participar a estos corredores en otras pruebas de m¨¢s kilometraje o d¨ªas, es decir, en las de profesionales. Al no poder superar los 1.800 kil¨®metros en total, doce d¨ªas o etapas, y una media por jornada de 155 kil¨®metros, el margen permisible queclaba demasiado lejos de un Giro o un Tour, donde las cifras de 4.000 kil¨®metros, veinte etapas y 180 kil¨®metros diarios, como m¨ªnimo, eran normales.Unicamente quedaba exenta de cumplir estas normas la Carrera de la Paz, que este a?o cumpli¨® su 331 edici¨®n, con 2.091 kil¨®metros. Esta prueba, que celebr¨® su primer paso en 1948, poco despu¨¦s de finalizar la segunda guerra mundial, es la m¨¢s importante del ciclismo aficionado y suele tener como recorrido la uni¨®n entre Praga, Berl¨ªn y Varsovia.
La Carrera de la Paz fue desde su comienzo la contestaci¨®n de la Europa del Este al profesionalismo occidental. Aislados en su seudoamateurismo, s¨®lo hace diez o doce a?os, a iniciativa especialmente de Polonia, que se sent¨ªa suficientemente fuerte para la comparaci¨®n, se decidieron los pa¨ªses socialistas a participar en el Tour del Porvenir, la prueba por etapas de mayor entidad en el amateurismo de la Europa occidental. Naturalmente, no quer¨ªan salirse: de su calidad de ?ol¨ªmpicos puros?. Por ello, en un plazo relativamente corto, a los nombres vencedores espa?oles; de los G¨®mez de Moral, Mariano Garc¨ªa o Gabica, y de grandes figuras, como Gimondi o Zoctemelk, sucedieron polacos, como Szurkowski, y sovi¨¦ticos, como Soukho (abreviatura que se generaliz¨® del dificil¨ªsimo Soukhorouchenkov), a la cabeza. Cara al futuro puede ser sintom¨¢tico que el italiano Felice Gimondi, vencedor del Tour del Porvenir en 1964, gan¨® el Tour profesional al a?o siguiente, en 1965, y despu¨¦s, el Giro. El holand¨¦s Joop Zoetemelk, tras su triunfo en 1969, luch¨® diez a?os por ganar la gran ronda francesa, y luego de muchos segundos puestos acab¨® por vencer este a?o, gracias quiz¨¢ al abandono de Hinault.
Savia nueva
En cualquier caso, la venida al Tour del Porvenir de los pa¨ªses del Este s¨®lo fue una ?obligaci¨®n?, al tratarse de la ¨²nica prueba asequible a unos supuestos aficionados que quer¨ªan seguir manteniendo su situaci¨®n y su dominio casi absoluto a nivel ol¨ªmpico y en los campeonatos del mundo. Curiosamente, gracias a su concurso, el Tour del Porvenir, que empez¨® con fuerza en 1960, pero declin¨® a partir de 1968, al tener muy poca entidad el ciclismo aficionado occidental -s¨®lo como paso al profesionalismo-, resurgi¨® con los ?vientos del Este ?. En cierto modo, el exotismo socialista fue vivificador.Sin embargo, la situaci¨®n actual, ya bastante discutible actualmente por la nada clara separaci¨®n entre el profesionalismo occidental y el amateurismo estatal del Este, no pod¨ªa mantenerse mucho tiempo. En la decisi¨®n que se acaba de tomar, abriendo la posibilidad de que corran juntos profesionales y aficionados, influy¨® de forma decisiva la misma situaci¨®n del deporte del pedal en su primera parcela. Las t¨¢cticas de equipo, los marcajes conservadores, la reserva muchas veces ante la dureza de unas etapas largu¨ªsimas en vueltas tambi¨¦n de muchos d¨ªas, hab¨ªan hecho que a las haza?as o gestas de otras ¨¦pocas siguiesen el tedio y el ,aburrimiento. La mejor soluci¨®n, pues, era inyectar savia nueva, y ¨¦sta s¨®lo pod¨ªa venir del ¨¢gil, pero serio, ciclismo socialista, sin concesiones y de batalla continua. No es extra?o por eso que F¨¦lix Levitan, ?cerebro organizador? del Tour del Porvenir y del Tour grande, hubiese decidido ya hace tiempo que en la edici¨®n 1981 del primero participasen profesionales ?para ambientarse con el ritmo?. Ahora que la federaci¨®n internacional ha cambiado el reglamento y permitir¨¢ que los mismos aficionados, con veintitr¨¦s a?os cumplidos, puedan correr con profesionales pruebas mayores -los de menos de esa edad tambi¨¦n, pero con las limitaciones ya dichas de kilometraje-, se le ha solucionado el problema del todo. Ya no necesitar¨¢ echar mano a ¨²ltima hora de profesionales parados, reunidos en equipos de ¨²ltima hora, para que -den batalla, al suponerse que querr¨¢n hacer m¨¦ritos en busca de un puesto. La soluci¨®n estar¨¢ en equipos nacionales del Este, con calidad garantizada. En el Giro, que tambi¨¦n quer¨ªa la f¨®rmula open este pr¨®ximo a?o, suceder¨¢ lo mismo.
Los ¨²nicos inconvenientes que ya han sido denunciados por directores t¨¦cnicos de equipos amateurs ?occidentales? ser¨¢n el ostracismo a que se ver¨¢n llevados los que realmente no son ?profesionales?, como los del Este. De todas formas, esto no puede ser una cortapisa, pues corredores; como el holand¨¦s Maas, d¨¦cimo solamente en el Tour del Porvenir de 1978, o el belga Criquiellon, s¨¦ptimo, pasaron al profesionalismo y destacaron ya inmediatamente. Los casos ya citados de Gimond¨ª y Zoetemelk, como el de Aimar, segundo, tras Gimondi, en 1964, y vencedor del Tour de 1966, no hacen sino confirmarlo.
Quiz¨¢ para no ?quemarse?, los nuevos participantes s¨®lo deber¨ªan correr con m¨¢s cabeza y menos derroche de energ¨ªas. Kapitonov, campe¨®n ol¨ªmpico de fondo en carretera en Roma (1960), actual director t¨¦cnico, no podr¨¢ consentir, por ejemplo, que si un corredor suyo va de l¨ªder le ataquen compa?eros, por mucho m¨¢s fuertes que est¨¦n. Precisamente por ello, Soukho, que se hab¨ªa relajado tras ganar el t¨ªtulo ol¨ªmpico en dur¨ªsimo recorrido de Krilatskoei, en Mosc¨², no pudo obtener- su tercer Tour del Porvenir consecutivo este a?o. Soukho s¨®lo empez¨® a entrar en forma cuando los escaladores colombianos, gran revelaci¨®n, Patrocinio Jim¨¦nez y Alfonso Flores le hab¨ªan distanciado demasiado. No tuvo ayuda de compa?eros, como Barinov, que ven¨ªa de ganar la Carrera de la Paz, en la que no particip¨® Soukho, pues se preparaba para los Juegos Ol¨ªmpicos y el Tour del Porvenir, o de Morozov, otros dos corredores importantes. Cabe se?alar que en la URSS hay cerca del mill¨®n de licencias en ciclismo.
Si en su d¨ªa fue Polonia la que dirigi¨® sus miradas a Occidente, la URSS ha sido ahora la pionera en no oponerse a la f¨®rmula open, al ser la que tiene m¨¢s posibilidades. Su raz¨®n adem¨¢s ha sido clara. Pasaron los Juegos Ol¨ªmpicos en su pa¨ªs, para los que se preparaba, y ya puede emprender nuevas aventuras. Hinault, por ejemplo, ya ha declarado que no tendr¨¢ ning¨²n inconveniente en correr con aficionados. Saronni y Moser, s¨ª, pero m¨¢s por miedo a alguna derrota o por escr¨²pulos, no muy claros en su caso, de que los corredores del Este son profesionales pagados por sus Estados -Soukho es militar de carrera a sus veinticuatro a?os- y que cerrar¨¢n el camino a los verdaderos amateurs. Sea como fuere, el encuentro est¨¢ ya servido.
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