Atl¨¦tico-Sp¨®rting, sin rematador
Aguinaga y Castro no se ganaron el sueldo. Los delanteros de ambos equipos, en una tarde de fr¨ªo intenso, hicieron lo posible para que tras el partido les llevaran a una UVI con pulmon¨ªa inmisericorde. Castro a¨²n tuvo que moverse un poco, pero casi sin necesidad de mancharse el jersei. Aguinaga fue un espectador m¨¢s. Con una delantera inexistente, la del Sp¨®rting, y una sin tino, la del Atl¨¦tico, los guardametas se fueron a casa sin que hubiera ocasi¨®n de calificar su actuaci¨®n.Vicente Miera se trajo al Manzanares un equipo en el que s¨®lo hab¨ªa un aut¨¦ntico delantero, Enzo F¨¦rrero, y fue anulado por Marcelino. Se vino, adem¨¢s, con todas las precauciones futbol¨ªsticas juntas, y ello proporcion¨® a los espectadores m¨¢s sopor que emociones. Miera se preocup¨® m¨¢s del marcaje, o sea, de la destrucci¨®n, que de la b¨²squeda de un juego capaz de proporcionar sobresaltos. Garc¨ªa Traid, que no modific¨® su sistema habitual mas que con el adelantamiento hacia la zona media de Quique, porque no hac¨ªa falta que fuera lateral, rf¨® pudo mover a sus hombres con la precisi¨®n suficiente para que llegara el gol.
El Sp¨®rting fue tan precautorio que para sujetar a Marcos puso en primera instancia a Ciriaco, y en segunda a Cundi, que gracias aesta misi¨®n pudo salir frecuentemente de su lateral, para jugar al aire de los acontecimientos. A Rubio, que es el delantero m¨¢s incisivo del Atl¨¦tico, le persigui¨® implacablemente Redondo, mientras estuvo en el campo, y Jim¨¦nez no descuid¨® un instante a Rub¨¦n Cano, que ha perdido en visi¨®n de puerta lo que ha ganado en templanza deportiva.
Una delantera sin rematadores no pudo batir a Castro, que estuvo siempre bien arropado. Del Sp¨®rting, dado su conservadurismo, su renuncia al triunfo, tuvieron que sobresalir, forzosamente, sus defensores, y entre ellos el espl¨¦ndido Maceda. Todo el trabajo asturiario estuvo centrado, fundamentalmente, en la tarea de anular a los hombres clave del Atl¨¦tico. Dirceu, que al principio anduvo algo m¨¢s suelto, acab¨® sumido en la marea del centro del campo, y aunque dej¨® constancia de su calidad, no pudo lanzar a sus delanteros como en otras ocasiones.
El Atl¨¦tico pinch¨® por vez primera en casa porque no tuvo la fortuna que le acompa?¨® en otras tardes. Y probablemente, el que Miguel P¨¦rez no entendiera como penalti aquella ca¨ªda de Marcos en el ¨¢rea servir¨¢ para conversar sobre lo accesorio. El Atl¨¦tico, hasta la fecha, hab¨ªa ganado gracias a su empuje y a cierta dosis de suerte, pero estaba claro que el equipo est¨¢ prendido de alfileres, y en realidad da de s¨ª quiz¨¢ m¨¢s de lo que puede. El Atl¨¦tico no tiene conjunto para arrasar, que es lo que al parecer comenzaban a creer sus hinchas. El Atl¨¦tico es un buen equipo, en el que van a m¨¢s algunos jugadores, pero al que las lagunas se le van agrandando. Cabrera, que a principios de temporada, ve¨ªa el gol con cierta facilidad, en cuanto ha cubierto horas de banquillo se ha sumido en la mediocridad. Mediocridad de la que no consigue salir Rub¨¦n Cano, y que es uno de los mayores inconvenientes del Atl¨¦tico actual.
No es cosa de hacerse demasiadas ilusiones con el l¨ªder, porque no es un conjunto compacto. El centro del campo, Muy arropado, funciona, pero tiene alg¨²n agujero notable. Con todo, frente al Sp¨®rting hizo m¨¢s m¨¦ritos por la victoria que por la igualada. Sobre todo porque el Sp¨®rting no quiso saber nada de los dos puntos, porque de antemano se conform¨® con uno. El Sp¨®rting, sin Quini y sin que Gomes entre en acci¨®n, ha reducido su delantera a Ferrero, y es bien poco. Abel y Mesa estuvieron m¨¢s preocupados de lo que suced¨ªa por atr¨¢s que de lo que pod¨ªan producir delante. El Atl¨¦tico lo que no puede hacer ahora es ponerse nervioso. Las vanas ilusiones destruyen la felicidad.
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