Desconfianza y pesimismo del papa Wojtyla frente al hombre moderno
El ¨²nico arca de No¨¦ con que cuenta la Humanidad es la Iglesia, que ofrece a la Humanidad una misericordia m¨¢s grande que cualquier miseria y m¨¢s completa que cualquier justicia. Este es el hilo conductor de la nueva enc¨ªclica de Juan Pablo II, Sobre la misericordia divina, que acaba de aparecer.El viejo ideal de justicia que ha caracterizado al proceso de secularizaci¨®n europeo se revela relativamente impotente a la hora de la verdad. Aunque se le invoque sin cesar, la realidad que ofrece est¨¢ llena de atentados a la libertad, de negaci¨®n de derechos elementales, de miedos individuales y colectivos. Por eso denuncia concretamente la tortura, ?ejercida sistem¨¢ticamente por la autoridad como instrumento de dominio y atropello pol¨ªtico, y practicada impunemente por los subalternos?.
Ante esta amenaza del hombre, el Papa Juan Pablo II ofrece el complemento de la misericordia de Dios y la realidad de la Iglesia como tabla de salvaci¨®n de la Humanidad.
En la presente enc¨ªclica coexiste la denuncia de males concretos con una cr¨ªtica a las posibilidades radicales del hombre secular. En la presentaci¨®n de la enc¨ªclica, a cargo de Roberto Tucci, ¨¦ste reconoci¨® que no es extra?a esta enc¨ªclica a la postura del entonces obispo Wojtyla, que durante la discusi¨®n de la Gaudium et spes en el Concilio Vaticano II present¨®, junto al cardenal Damelou, un texto base con una concepci¨®n, pesimista del hombre, que pretend¨ªa justificar un mayor intervencionismo religioso en los asuntos humanos. El texto fue derrotado por otro m¨¢s optimista y respetuoso con las posibilidades del hombre. El papa Wojtyla vuelve ahora sobre sus pasos, convencido, como tambi¨¦n afirmaba Roberto Tucci, de que las crisis posteriores al concilio le han dado la raz¨®n.
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