Dura autocr¨ªtica del PCE sobre su actuaci¨®n en el conflicto de "Mundo Obrero"
El pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de Espa?a (PCE), reunido durante los dos ¨²ltimos d¨ªas en un hotel madrile?o, acord¨® ayer reeditar, en una fecha no especificada, el Mundo Obrero diario, y sustituir al frente del semanario a Federico Melchor por Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Jerez, responsable de Prensa y publicaciones en el partido y con una experiencia profesional de treinta a?os en Cuba trabajando en Prensa, radio y televisi¨®n. El comit¨¦ central ha hecho asimismo una dura autocr¨ªtica de los ?serios errores, precipitaci¨®n e insuficiente estudio? que precedi¨® al lanzamiento de Mundo Obrero diario en 1978, cuya experiencia ha demostrado que ?las realidades quedaron muy lejos de las previsiones?.
El comit¨¦ central ha considerado que la soluci¨®n adoptada para la anterior etapa de Mundo Obrero diario (el cierre temporal y los 112 despidos) fue ?correcta, ya que la reducci¨®n de plantilla se hizo garantizando los derechos de los trabajadores y con su acuerdo?, aunque la direcci¨®n del PCE reconoce que ?no sigui¨® oportunamente la marcha del diario? y que las medidas adoptadas en ese per¨ªodo ?resultaron tard¨ªas?, admitiendo adem¨¢s que la empresa period¨ªstica ?aunque se trate de un ¨®rgano del partido, debe gozar de un margen de autonom¨ªa?. La resoluci¨®n acepta tambi¨¦n que las distintas secciones del peri¨®dico ?marcharon a su aire, sin que el director, Federico Melchor, consiguiera la necesaria coordinaci¨®n?. No obstante la cr¨ªtica y la dimisi¨®n de Melchor, el PCE no ha olvidado en su resoluci¨®n todo lo que de positivo signific¨® la venta del diario.Tambi¨¦n se acord¨® nombrar a Jaime Ballesteros (responsable de las finanzas del partido), a Ram¨®n Mendezona, redactor de la desaparecida emisora pirenaica, y al propio Gonz¨¢lez Jerez, para mejorar el semanario, y elaborar un proyecto que servir¨¢ de base de discusi¨®n para la reedici¨®n del diario. Este documento deber¨¢ ser aprobado por todos los ¨®rganos del partido, desde las agrupaciones de base hasta el secretariado general, y para su elaboraci¨®n ?se pedir¨¢ la cooperaci¨®n de los camaradas que trabajaron en la anterior etapa del diario y, en general, de los camaradas especializados en temas de Prensa y administraci¨®n?.
De esta manera ha resuelto el PCE, por el momento, el espinoso conflicto de Mundo Obrero, cuya historia se relata -en s¨ªntesis- a continuaci¨®n.
Historia del conflicto
El 21 de noviembre de 1978, tres a?os y un d¨ªa despu¨¦s de la muerte del general Franco, sal¨ªa a la venta el primer n¨²mero diario de Mundo Obrero, ¨®rgano oficial de Prensa del PCE. Unos meses antes, el disciplinado esfuerzo de los militantes comunistas hab¨ªa logrado reunir algo m¨¢s de doscientos millones de pesetas, fruto de la campa?a de bonos de ayuda para financiar la salida del peri¨®dico.El pleno del comit¨¦ central del partido hab¨ªa aprobado esta operaci¨®n en base a un ilusionado informe del que luego ser¨ªa director de la publicaci¨®n, Federico Melchor, quien, entre otras cosas, auguraba: ?Contamos con el apoyo activo de miles de hombres y mujeres dispuestos a suscribirse, a adquirir desde el primer d¨ªa nuestro Mundo Obrero diario y semanal, a propagarlo, a ganar miles de lectores no comunistas, a difundirlo en f¨¢bricas, hospitales, universidades.... hasta los m¨¢s peque?os pueblos. Y todo ello?, matizaba Federico Melchor, ?sin estorbar a los quiosqueros?.
Un poco como en el cuento de la lechera, los proyectos iniciales preve¨ªan 10.000 suscripciones fijas, 50.000 ejemplares de venta media diaria, ediciones regionales, n¨²meros extraordinarios y suplementos a color. Todo ello, calculaban entonces, dar¨ªa unos beneficios pr¨®ximos a los cien millones de pesetas anuales. Sin embargo, veinte meses despu¨¦s, ahogado en unas p¨¦rdidas superiores a los doscientos millones, Mundo Obrero anunciaba su cierre temporal. La falta de realismo en la aventura econ¨®mica, la desastrosa gesti¨®n empresarial, la constante lucha de criterios entre quienes dirig¨ªan y quienes redactaban el diario y la rebeld¨ªa de sus lectores, dieron como resultado un balance impresentable, con 112, trabajadores en la calle, una venta real de 10.000 ejemplares y cuatrocientas suscripciones fijas.
Los miembros del comit¨¦ central han contado, para su estudio, con tres informes distintos. Uno, elaborado por gran parte de los trabajadores despedidos, otro, firmado por dos redactores jefes (los hermanos Antonio y Angel Mullor) y un redactor de base, Ra¨²l del Pozo, y un tercero, expuesto por el propio Gonz¨¢lez Y¨¢?ez. EL PAIS, que ha realizado la presente informaci¨®n en base a los dos primeros informes, ha podido constatar que las versiones sobre lo sucedido son absolutamente dispares. Ya en el primer punto abordado, el referente a la salida del diario, las dos versiones parecen referirse a peri¨®dicos distintos. Para los hermanos Mullor y Raul del Pozo fue un triunfo sin precedentes: ?Por primera vez un n¨²mero uno de un diario sale a la hora prevista, sin ning¨²n retraso en ninguna de sus dos ediciones?.
Otro es, en cambio, el relato de los trabajadores: ?La salida del diario estuvo marcada desde el primer momento por la improvisaci¨®n m¨¢s total, que se tradujo ya en un estrepitoso fracaso de ventas el primer d¨ªa en que fue puesto en circulaci¨®n. No se super¨® entonces el techo de los 30.000 eiemplares, aun cuando las ventas medias previstas eran de 50.000, lo que obligaba a una difusi¨®n muy superior en la fecha de salida, como, es habitual en cualquier peri¨®dico?.
La selecci¨®n de la redacci¨®n fue, quiz¨¢, el punto m¨¢s conflictivo. Los Mullor-Del Pozo justificaron la contrataci¨®n de periodistas en base a que, ?como la derecha dominaba los medios de comunicaci¨®n de masas, nuestro ¨²nico control posible sobre ellos era manteniendo y reafirmando la presencia de periodistas comunistas en sus plantillas?. No habr¨ªa sido conveniente, desde un punto de vista pol¨ªtico, ?sustraerlos para Mundo Obrero?. Ello, unido al factor econ¨®mico, ?nos oblig¨® a recurrir a periodistas j¨®venes, con poca o ninguna experiencia?.
Periodismo improvisado
El informe de los despedidos, en cambio, emplea frases muy duras al abordar este cap¨ªtulo: ?El lugar de la pol¨ªtica de personal lo ocup¨® el paternalismo, el amiguismo y hasta el nepotismo?. ?El director nunca supo definir sus funciones ni las de los trabajadores, y por lo que respecta a los redactores jefes, hay que decir que tampoco cumpl¨ªan funci¨®n de tales. M¨¢s bien se trataba de una rara mezcla de comisarios pol¨ªticos, con una pretendida exclusiva sobre la pureza ideol¨®gica de las informaciones. Nunca se supo?, resumen los trabajadores, ?qu¨¦ tipo de periodismo deb¨ªa realizarse ?.Y, con unos puntos de partida tan opuestos, resulta l¨®gica la valoraci¨®n que ambos an¨¢lisis han realizado sobre el producto final. Para los Mullor-Del Pozo, Mundo Obrero ?ha contribuido para impedir que la actividad parlamentaria de los comunistas fuera ocultada, como desde su desaparici¨®n se est¨¢ haciendo de manera sistem¨¢tica. Ha sido el ¨²nico peri¨®dico?, concluyen, ?en el que han estado reflejados, sin vacilaciones, los intereses populares?. Esta es la otra visi¨®n: ?La imagen del peri¨®dico resultaba mon¨®tona, dura, negra y apelmazada, m¨¢s propia de un comunismo de cejas gruesas, e incapaz de ofrecer un aspecto moderno y atractivo?.
Lo cierto es, por otra parte, que colaboraron en el diario periodistas vinculados al partido de reconocido prestigio profesional, que, al poco tiempo, se dedicaron con total exclusividad a otros medios informativos. El texto de los Mullor reconoce que ?no s¨®lo influyeron en su marcha las condiciones econ¨®micas?, y es que -seg¨²n sus propios testimonios- la gran mayor¨ªa no toleraron la supervisi¨®n pol¨ªtica de sus escritos, ni las concepciones period¨ªsticas ?de viejos se?ores muy responsables para otras tareas, pero sin la menor idea de lo que es el periodismo?.
Este hecho fue tambi¨¦n uno de los detonantes del conflicto. En la elaboraci¨®n del proyecto, los trabajadores denunciaron que s¨®lo particip¨® una persona -un confeccionador- con experiencia en la Prensa diaria.
Adem¨¢s de la opuesta concepci¨®n sobre el periodismo entre la direcci¨®n y gran parte de los trabajadores, Mundo Obrero tampoco qued¨® inmune -l¨®gicamente- a la vieja pol¨¦mica entre eurocomunistas y prosovi¨¦ticos.
Objetividad
Ello podr¨ªa explicar el tono de censura con que est¨¢ redactado en el informe de los redactores jefes ?el derecho a la objetividad, defendido por la secci¨®n de pol¨ªtica, que supone?, dicen textualmente, ?no s¨®lo dar frecuentemente un espacio superior a las informaciones socialistas que a las comunistas, sino recoger ataques de Alfonso Guerra al PCE sin el menor comentario sobre ellos. Dicha objetividad?, contin¨²a, ?es tambi¨¦n aducida por la secci¨®n de internacional, al recoger informaciones sobre Afganist¨¢n y Cuba fechadas en EE UU?.Es casi hist¨®rico en el anecdotario del peri¨®dico el l¨ªo que se mont¨® cuando se col¨® la publicaci¨®n de una fotograf¨ªa que representaba una caricatura de Breznev con una cruz gamada en una manifestaci¨®n de estudiantes afganos contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Llovieron entonces las cr¨ªticas, reprimendas y toques de atenci¨®n de mucho nost¨¢lgico que todav¨ªa queda en el PCE. O en aquella otra ocasi¨®n en que se public¨® una foto de Pilar Brabo y el redactor que la seleccion¨® ser¨ªa amonestado al d¨ªa siguiente por ?darle cancha a esta t¨ªa que quiere ser secretaria general del partido?.
As¨ª las cosas, y con fuertes tensiones internas agravadas por el hecho de tener que cerrar el diario a las cinco de la tarde, hecho ins¨®lito en un informativo de la ma?ana, porque la imprenta se hallaba ubicada en Guadalajara, una cifra daba constancia de la situaci¨®n de Mundo Obrero: las p¨¦rdidas mensuales rondaban los cuatro millones de pesetas. Los viajes que la direcci¨®n realiz¨® a los diarios comunistas de Francia, Italia, B¨¦lgica, Rep¨²blica Federal de Alemania, Holanda, Jap¨®n y un etc¨¦tera de pa¨ªses no especificados en el texto de los hermanos Mullor no dieron los resultados pr¨¢cticos esperados.
Cuando, a finales de junio, Jaime Ballesteros fue informando a los trabajadores de Mundo Obrero, en sucesivas asambleas, que el cierre temporal era inevitable y que los despedidos sobrepasar¨ªan el centenar, los afectados remitieron un comunicado a la direcci¨®n del partido y del peri¨®dico, en el que suger¨ªan los criterios para realizar estos despidos y para mantener a diecisite personas en activo en Mundo Obrero semanal. Dichos criterios eran, y por esle orden, los siguientes: jubilaci¨®n de los m¨¢s ancianos; exclusi¨®n entre los readmitidos de aquellos pluriempleados, valoraci¨®n de la capacidad profesional, antig¨¹edad y situaciones familiares concretas. Estos criterios fueron aceptados por la c¨²spide del PCE como un mero formulismo, pues en la lista de readmitidos figuraban, entre un peque?o grupo que los depedidos califican como ?fieles y sumisos seguidores de la direcci¨®n?, un redactor que escap¨® de milagro de la sublevaci¨®n de Jaca, dato este clarificador en cuanto a su edad, as¨ª como otro -un confeccionador- que trabajaba tambi¨¦n en otras publicaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.