Ante el pr¨®ximo congreso de UCD
Los espa?oles est¨¢n preocupados, decepcionados, tristes. Los acontecimientos diarios lo justifican. Muchos, con la mayor voluntad, no acaban de comprender qu¨¦ est¨¢ pasando. Y comienzan a pensar que, quiz¨¢, nos hemos equivocado una vez m¨¢s; que no tenemos remedio.Tal inadmisible sentimiento en el seno de una colectividad puede ser enormemente da?ino y, en todo caso, es enormemente peligroso. Quienes desde los sentimientos quieren incidir en la raz¨®n de la comunidad, para hurtarle su fe en las instituciones democr¨¢ticas, est¨¢n abocados al fracaso. Vincular falazmente todos los males a la democracia es un siniestro truco al que hay que poner fin.
Para ello es necesario buscar los motivos profundos del descontento y tratar de corregirlos. As¨ª, se hace necesario concienciar, impregnar, comprometer a todos los ciudadanos en el desarrollo del nuevo Estado. Cada ciudadano habr¨ªa de hacer suya, sentirla, la ilusi¨®n de una meta tangible, concreta. Conocer a d¨®nde vamos.
A buen seguro, el golpe de una ?jornada negativa? en la que el terrorismo haya puesto su mano negra o subido el precio del combustible o cerrado sus puertas un centro de producci¨®n, ser¨ªa menos contundente en el ¨¢nimo de los ciudadanos con un horizonte n¨ªtido de la meta.
De otro lado hay que asentar con la mayor brevedad posible -y en un aspecto de ello quiero centrar mis l¨ªneas- las actitudes democr¨¢ticas. Que el talante democr¨¢tico se fije a los tejidos sociales con fuerza y profundidad. Tambi¨¦n en los partidos.
Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico es el primer partido del pa¨ªs. Y como tal, no ha de ignorar el factor ejemplificador que genera. Por eso, y como elemento fundamental en la democratizaci¨®n de nuestro Estado, ha de propiciar la fe en una sociedad nueva y mejor.
Ante el pr¨®ximo congreso, que ha de convertirse en una explosi¨®n de esperanza, ser¨ªa conveniente plantearse:
1. Que los estatutos del partido permitan la mayor fluidez de la voluntad de sus distintos ¨®rganos, desde los comit¨¦s locales a la comisi¨®n ejecutiva nacional. Deben desaparecer de los estatutos todas aquellas trabas que entorpezcan esta fluidez, y debe hasta entonces estimarse como grave incorrecci¨®n el ejercicio de facultades estatutarias con este fin.
2. Los estatutos deben cumplirse. Esta aparente perogrullada viene a convertirse hoy en un hecho fundamental. Estas normas deber¨ªan ir acompa?adas de una disposici¨®n final que dijera: ?Estos estatutos son de obligado cumplimiento para todos los militantes, y la gravedad de su quebranto ser¨¢ calificada en proporci¨®n al nivel en que se encuentre su autor?. El respeto a los estatutos impide, en todo caso, que puedan tomarse o proponerse acuerdos, en el seno del partido, que los vulneren.
3. Los ¨®rganos del partido deben gozar de total independencia y estar integrados por personas a las que otras funciones no le impidan una permanente dedicaci¨®n. La democracia supone un constante juego que lleva consigo la cr¨ªtica y el acicate en el actuar pol¨ªtico. Cuando un partido, a trav¨¦s de un proceso electoral, alcanza el Gobierno del Estado, o de una regi¨®n o una provincia o municipio, deben deslindarse claramente los que pasan a gobernar y qui¨¦nes representan al partido, que han de llamar la atenci¨®n permanentemente de cuantas desviaciones se produzcan en la ejecuci¨®n del programa electoral. Esto representa la incompatibilidad entre el hecho de ser miembro del Gobierno y miembro de los ¨®rganos centrales del partido. Lo mismo hay que decir entre los militantes que gobiernan una regi¨®n, provincia o municipio y los que integran sus correspondientes comit¨¦s territoriales del partido.
4. La configuraci¨®n del Estado como una Monarqu¨ªa parlamentaria lleva consigo la necesidad de otorgar al grupo parlamentario toda la entidad y la responsabilidad que le corresponde. Lamentablemente, el parlamentario se ha convertido en un ser despreciado, cuya ¨²nica misi¨®n es la de apretar un bot¨®n de acuerdo con las instrucciones que constantemente recibe. Aunque un partido exige irremediablemente una disciplina, nadie puede defraudar al electorado ejerciendo su mandato de acuerdo con las consignas que del Gobierno recibe. El parlamentario integra un grupo cuyo criterio, democr¨¢ticamente formado, debe ser muy tenido en cuenta en Ia formaci¨®n de estas consignas para todas las actuaciones legislativas que trascienden de los planteamientos t¨¦cnicos. No quiere decir que el Gobierno se somete al grupo parlamentario, sino que los ¨®rganos del partido deben propiciar la colaboraci¨®n del grupo parlamentario en la formaci¨®n de los altos criterios legislativos.
5. Las l¨ªneas de colaboraci¨®n entre los diferentes ¨®rganos del partido deben estar en constante funcionamiento. Todos los militantes han de encontrar en sus respectivos comit¨¦s locales los medios necesarios para hacer llegar sus inquietudes, sus quejas, sus aspiraciones, y, a trav¨¦s de los procedimientos estatutarios, tener el adecuado eco para poder formar una verdadera opini¨®n p¨²blica entre la militancia. Al mismo tiempo tiene que fluir una corriente de informaci¨®n que propicie el conocimiento de las actuaciones que dan contenido al funcionamiento del partido. Es sumamente importante dar ocasi¨®n a participar a cuantos lo deseen. El militante no se puede considerar nunca como parte de una m¨¢quina electoral, si no que debe encontrar el cauce y la satisfacci¨®n a su personal vocaci¨®n pol¨ªtica.
6. Es preciso cambiar la concepci¨®n estrecha de quienes, desde su espacio en el partido, piensan que cuantos menos intervengan y de menos val¨ªa, menor ser¨¢ la competencia. Entre las dificultades o pocas facilidades que a veces se encuentran, y el razonable pudor de quien nunca se ha sentido debidamente invitado, se crea una malla que impide un fortalecimiento enriquecedor y que en ocasiones puede originar una mediocridad sofocante. Un partido joven, abierto, din¨¢mico, con voluntad de representar a la mayor¨ªa de los espa?oles, no puede quedar anquilosado en las estructuras formadas por quienes primero llegaron.
7. El cambio pol¨ªtico ha sido realizado por la v¨ªa de la reforma, promovido y protagonizado en parte por personas que ejercieron la pol¨ªtica en el r¨¦gimen anterior. Este hecho que, repito, es justo reconocer en toda su medida, lleva consigo tambi¨¦n una secuela. Llegar a un punto totalmente distinto de aquel del que se parte, puede originar un comprensible complejo, una cierta hipoteca, de la que resulta absolutamente necesario desprenderse. Se sirve a una ideolog¨ªa, que se estima como la m¨¢s conveniente para la sociedad espa?ola.
8. Con frecuencia, para encubrir nuestra falta de criterio, se acude al f¨¢cil recurso de una etiqueta. As¨ª, se consideran unos socialdem¨®cratas, otros liberales, otros dem¨®cratas cristianos, etc¨¦tera. ?Cu¨¢ntas veces se alistan algunos en estos apartados con el fin de encontrar un protector! Creo que no es dif¨ªcil definir la parte sustantiva de la ideolog¨ªa de UCD, la que constituye su m¨¦dula: la alta dignidad del hombre, merecedor de todo el respeto que le corresponde, a quien se conf¨ªa el disfrute del mayor bien -el que le otorga su propia esencia: la libertad-, constituye el mejor punto de partida. Nadie en el ejercicio de la libertad puede da?ar a los dem¨¢s. Nadie puede carecer de cuantos medios sean necesarios para ejercer realmente su libertad, para tener el respeto que se merece en tanto que hombre. La colectividad debe organizarse pol¨ªticamente de forma que todos encuentren su puesto sin lugares de preferencia, sin que nadie quede excluido. La organizaci¨®n, que se constituye como absolutamente necesaria para la consecuci¨®n de este fin, no puede convertirse en la principal traba de la libertad, y la dignidad del hombre. La solidaridad entre todos los miembros de la sociedad constituye no s¨®lo el medio de otorgar universalmente los bienes que antes se han propugnado, sino que forma parte tambi¨¦n de la esencia del hombre, en cuanto que su aventura en este mundo no es individual, ni aislada, sino que se inserta en una extraordinaria empresa de toda la humanidad que, cada vez m¨¢s, ha de sentirse plenamente integrada y en constante persecuci¨®n de una felicidad todavia inalcanzada.
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