Las calumnias sobre la investigaci¨®n en la cl¨ªnica Puerta de Hierro
Desde que en 1970 se inaugur¨® el Sector de Investigaci¨®n de la Cl¨ªnica Puerta de Hierro (CPH), se han publicado 170 trabajos en revistas internacionales del m¨¢ximo prestigio y sesenta en publicaciones nacionales. El. centro tiene muy pocos m¨¦dicos con dedicaci¨®n exclusiva a la investigaci¨®n, y a ellos corresponde, una gran parte de los trabajos. El resto de los m¨¦dicos, si hacen investigaci¨®n, es por pura vocaci¨®n, sin remuneraci¨®n adicional, a pesar de que ello exige un gran esfuerzo en horas extraordinarias y en estudio.Nuestro sector, a diferencia de los de otros hospitales de la Seguridad Social, no tiene presupuesto para material de servicio ni para la adquisici¨®n de los medios para un trabajo concreto. Por primera vez se ha pedido para 1981.
Se ha venido sosteniendo con las ayudas a la investigaci¨®n concedidas por el Fondo de Descuento, a t¨ªtulo individual y para un trabajo concreto.
Cuando se planea un trabajo, ni se sabe le que va a resultar, ni siquiera si se podr¨¢ terminar o continuar en la l¨ªnea iniciada. Por ello, constantemente, durante todos estos a?os, se ha tenido que recurrir a cambios en la orientaci¨®n de los trabajos, en las adquisiciones proyectadas e, incluso, a destinar parte del dinero de un proyecto a otro ya en marcha o a iniciar alguno que el comit¨¦ de investigaci¨®n consideraba necesario; por ejemplo: el aprendizaje de una nueva t¨¦cnica ¨²til para los enfermos. Tambi¨¦n se han tenido que hacer cambios para facilitar medios de trabajo a algunos j¨®venes investigadores que se incorporaban para hacer sus tesis o tesinas.
Ante situaciones de este tipo, no es posible ni l¨®gico tener que esperar un a?o o a?o y medio para la posible obtenci¨®n de una nueva ayuda.
Pero ni una sola peseta se ha gastado sin que se conozca su destino y sin la autorizaci¨®n de la direcci¨®n, y, sin que su justificaci¨®n haya dejado de figurar en la administraci¨®n de la cl¨ªnica, donde est¨¢n a la disposici¨®n de quien lo quiera comprobar.
La mala intenci¨®n de la investigaci¨®n realizada. Hay que tener muy mala intenci¨®n, o un desconocimiento absoluto de lo que es la investigaci¨®n cient¨ªfica para haber hecho de esto un esc¨¢ndalo p¨²blico, mancillando y calumniando a un grupo, de personas y a m¨ª mismo, que no hemos hecho m¨¢s que trabajar y tratar de crear un peque?o ambiente de investigaci¨®n cient¨ªfica de los que tan escasos estamos. Y no tengo m¨¢s remedio que pensar en la mala intenci¨®n del subdirector general de Inspecci¨®n, doctor Guaitia, porque en rang¨²n momento se ha acercado a nuestros laboratorios a ver lo que hac¨ªamos ni en qu¨¦ gast¨¢bamos el dinero. Y lo que es m¨¢s incre¨ªble es que nunca se ha dirigido, ni directa ni indirectamente, ni a m¨ª, que desde hace un a?o soy director del centro, ni al doctor Bravo, director cl¨ªnico, ni al se?or administrador, ni a nadie con alguna responsabilidad en los gastos de investigaci¨®n.
La historia de una v¨¢lvula. En 1971 ide¨¦ y constru¨ª en un peque?o taller-laboratorio que poseo en mi casa, la primera v¨¢lvula biol¨®gica de construcci¨®n y sutura mec¨¢nicas que se hac¨ªa en el mundo y que present¨¦ en el 52? Congreso de la American Association for Thoracic and Cardiovascular Surgery, en Los Angeles, 1972. Desde entonces, la v¨¢lvula se ha ido perfeccionando, casi siempre por aportaciones realizadas por m¨ª, en mi casa (yo apenas tengo tiempo en la cl¨ªnica para esto), y en alguna ocasi¨®n por sugerencias de mis colaboradores en la CPH. En 1975 mejoramos el anillo de soporte, haci¨¦ndolo de bajo perfil, ¨²nico conocido en este tipo de v¨¢lvulas biol¨®gicas, y comenzamos a usar como tejido la duramadre humana, procedente de autopsias, esterilizada y conservada en glicerina, siguiendo a Zerbini y a o tres grupos que la han empleado en miles de casos con excelentes resultados. En un principio usamos las que nos daba el, Instituto Anat¨®mico Forense. Luego dejaron de facilitarlas y utilizamos las de autopsias cl¨ªnicas de algunos hospitales que se prestaron a colaborar, y que nos las guardaban en envases est¨¦riles con glicerina.
Todas estas pr¨®tesis fueron construidas en el laboratorio de la cl¨ªnica e implantadas gratuitamente a los enfermos en los que estaban indicadas por no necesitar anticoagulantes. Dados los buenos resultados, su uso se fue incrementando y empez¨® a ser imposible, con los medios de que dispon¨ªamos, la construcci¨®n en el laboratorio experimental de la cl¨ªnica.
En 1977 y en 1978, el doctor Castillo, jefe del Servicio de Cirug¨ªa Experimental, se dirigi¨® reiteradamente a la junta de gobierno (informe de diciembre de 1977 y acta n¨²mero 40 de la comisi¨®n permanente) pidiendo ayuda econ¨®mica y personal para poder seguir fabricando v¨¢lvulas en la cl¨ªnica. Se hab¨ªan construido e implantado 120. El primer a?o obtuvimos una ayuda de 300.000 pesetas; el segundo, silencio administrativo. Pronto se vio, adem¨¢s, que ser¨ªa imposible satisfacer la demanda con duramadre humana, por lo que tratamos de sustituirla. Investigando yo una serie de tejidos animales, descubr¨ª que la duramadre cervical de ternera pose¨ªa unas condiciones anisotr¨®picas ideales para la construcci¨®n de v¨¢lvulas, hecho que comuniqu¨¦ al congreso de la ESSR de 1979. Al mismo tiempo, se conoc¨ªa ya la posibilidad de utilizar el pericardio del mismo animal.
La ceguera y la incomprensi¨®n del Insalud. En 1979, a ra¨ªz de una conferencia dada por m¨ª sobre este tema en la Universidad de Tur¨ªn, la Fiat -su rama m¨¦dica, SORIN- me propuso producir y comercializar la v¨¢lvula en todo el mundo. En las conversaciones preliminares se especific¨®, por escrito, que, de hacerlo se excluir¨ªa a Espa?a, condici¨®n impuesta por m¨ª para evitar que nuestro pa¨ªs tuviera que importar nuestra v¨¢lvula si alguna empresa quer¨ªa seguir produci¨¦ndola localmente.
Acudimos al Insalud con objeto de que se estableciera un contrato formal con la Fiat, pero como no hab¨ªa precedentes, comenz¨® para m¨ª una peregrinaci¨®n interminable entre el despacho del se?or Cud¨®s, a la saz¨®n director general del Insalud, y las distintas asesor¨ªas jur¨ªdicas y dependencias del instituto, sin que hasta la fecha -?y ha pasado m¨¢s de un a?o!- hayan tenido tiempo para encontrar una soluci¨®n razonable para, al parecer, tan ins¨®lito problema.
Me informa el laboratorio que vende las v¨¢lvulas a 50.000 pesetas. El resto es comercializaci¨®n (hasta 80.000/90.000 pesetas). Las importadas oscilan entre las 120.000 y algo m¨¢s de las 200.000 pesetas. En la CPH se han puesto solamente, por sus indicaciones concretas, unas ochenta v¨¢lvulas Durafic. En el mismo per¨ªodo se han implantado m¨¢s de trescientas de otras marcas. El laboratorio ha exportado 73 a Inglaterra, donde las est¨¢ utilizando el Norther General Hospital, de Shefield. Y est¨¢ en tr¨¢mite de enviar quinientas a EE UU.
Si alguien es tan ignorante que cree que una v¨¢lvula se puede hacer por 5.000 pesetas, que las haga. Se las comprar¨¢ el mundo entero.
El ?robo? de la propiedad intelectual. ?Qui¨¦n roba a qui¨¦n? Como no hab¨ªa antecedentes se recurri¨® a la ley de Contrato Laboral, la cual, en sus art¨ªculos 29 y 31, dice textualmente: ?En las invenciones personales, tambi¨¦n llamadas libres, es decir, en los descubrimientos debidos a la personalidad del trabajador, la propiedad corresponde al descubridor, aunque ¨¦ste se haya servido del instrumental que no le pertenezca?. S¨®lo habr¨ªa que a?adir a esto que, en mi caso, las, invenciones las he hecho en mi, doimicilio y, posteriormente, las he llevado a la cl¨ªnica.
Recientemente, y ante mi insistencia por aclarar este problema, en beneficio de los futuros investigadores, el Insalud, en junio de este a?o ha firmado unos contratos, en los que, en su art¨ªculo 6, se reconoce el derecho del investigador a registrar a su nombre la propiedad de su descubrimiento y en el 8, que si obtiene beneficios econ¨®micos devolver¨¢, a plazos, la ayuda que se le concedi¨®.
Las tesis doctorales y las tesinas. La mala intenci¨®n y la peculiar manera de investigar del doctor Guaitia se ve aqu¨ª una vez m¨¢s: no ha interrogado a ninguno de los directores de estas tesis y, a nuestra espalda, ha llamado, con aviesa intenci¨®n, a alguno de los doctorandos.
Cuando los residentes pasan a cirug¨ªa experimental para hacer su tesis, si no tienen una idea original practicable, se incorporan a alguno de los trabajos ya en marcha en el laboratorio. El beneficio es mutuo.
Ellos se inician en la metodolog¨ªa de la investigaci¨®n y se aprovechan de las ayudas t¨¦cnicas del laboratorio y, muchas veces, de las ideas o trabajos de sus miembros. Estos, a su vez, se benefician de su colaboraci¨®n en los trabajos, de su entusiasmo y, a veces, tambi¨¦n de sus aportaciones originales. Ellos hacen su tesis doctoral, que la universidad exige que sea unipersonal. Si el trabajo, del que surgi¨® la tesis, es valioso y se publica, lo firman ellos junto con todos los que colaboraron en el mismo.
Dada la absurda situaci¨®n econ¨®mica del laboratorio, estos trabajos se tienen que hacer con dinero sobrante o prestado de otros proyectos en marcha, que despu¨¦s hay que recuperar pidi¨¦ndolo para un proyecto que, a veces, ha sido ya realizado, que puede ser una tesis. No pensamos que esto sea administrativamente correcto, pero ha sido una necesidad. El comit¨¦ de investigaci¨®n de la cl¨ªnica, de acuerdo con la antigua direcci¨®n, autoriz¨® esta especie de pool econ¨®mico parcial, gracias al cual se han podido hacer, en los ¨²ltimos a?os, cinco tesinas y dieciocho tesis.
La investigaci¨®n parlamentaria. No s¨®lo deseo que se realice, sino que espero que se investigue tambi¨¦n por qu¨¦ raz¨®n el se?or Izaguirre, antiguo director general del Insalud, pretendi¨® destruir el car¨¢cter especial de la Cl¨ªnica Puerta de Hierro y transformarla en una dependencia m¨¢s de la Delegaci¨®n Provincial, cuando esta cl¨ªnica, aunque no creo que sea la maravilla de las maravillas, es la ¨²nica de la SS con horario de 9 a 6; con sus m¨¦dicos sin pluriempleo, cobrando lo mismo que los de otros centros que tienen s¨®lo jornada de ma?ana.
Consecuencias de estas calumnias. En vista de todas las injurias, calumnias y ataques injustos de que ha sido y est¨¢ siendo objeto la Cl¨ªnica Puerta de Hierro, la mayor¨ªa de sus m¨¦dicos lo que quieren, en el momento actual, es no seguir teniendo sus llamados ?privilegios?. No quieren tener enfermos privados en la cl¨ªnica. No quieren investigar y desean pasar, como los dem¨¢s, a la c¨®moda jornada ma?anera.
Ultima conclusi¨®n. Yo seguir¨¦ trabajando con mis propios medios, aunque sean modestos, y si obtengo alg¨²n fruto de ellos, ya me cuidar¨¦ de que se materialicen donde no se me acuse, aunque sea veladamente, de ladr¨®n.
Y que Espa?a siga disfrutando de se?ores que realizan ?inspecciones? de esta naturaleza y de la Prensa y radio que las acoje.
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