Guinea, despu¨¦s de la visita
EL REY de Espa?a ha repetido la visita que hace un a?o realiz¨® a Guinea Ecuatorial. En aquella ocasi¨®n la presencia del Rey signific¨® par¨¢ la poblaci¨®n guineana, que hab¨ªa vivido bajo el terror de Mac¨ªas, la confirmaci¨®n de que Teodoro Obiang eleg¨ªa el camino de la alianza espa?ola, es decir, precisamente el contrario al de su predecesor, y de que Espa?a aceptaba respaldar al nuevo presidente de Guinea Ecuatorial. De entonces ac¨¢ ha transcurrido un largo a?o en el que se han conseguido ¨¦xitos, pero en el que tambi¨¦n se han producido fracasos y decepciones. En el cat¨¢logo de los ¨¦xitos debe anotarse la desaparici¨®n del terror sin que haya sido sustituido por otra forma de tiran¨ªa sanguinaria. La mano de obra ?esclava?, que trabajaba forzosa en las plantaciones estatales de cacao de Bioko, ha regresado libremente a sus poblados del continente. Sin embargo, la producci¨®n de ?acao se ha multiplicado por dos, lo que equivale a un incremento del 100% del PNB de Guinea Ecuatorial. Asimismo, la producci¨®n de madera, pr¨¢cti camente desaparecida, est¨¢ recuper¨¢ndose; el tr¨¢fico comercial hacia los pa¨ªses lim¨ªtrofes de Gab¨®n y Camer¨²n funciona ahora en las dos direcciones. Por el lado de la organizaci¨®n del Estado se ha reconstruido el funcionamiento del sistema bancario. Por vez primera en diez a?os existe un Presupuesto con un razonable rigor en los gastos, mientras la recaudaci¨®n impositiva, con tram pas y altibajos, es una realidad tangible. Los mecanismos m¨¢s asfixiantes de intervenci¨®n, como las granjas estata les, han desaparecido o est¨¢n en trance de hacerlo, como es el caso de las tiendas del Estado. Pero quiz¨¢ el mejor reflejo de esa organizaci¨®n del Estado estriba en una posici¨®n exterior en divisas muy saneada que no se ha deteriorado con la apertura, aunque todav¨ªa sea muy incipiente, de la econom¨ªa ecuatoguineana hacia el exterior.
A pesar de las enormes deficiencias y dram¨¢ticas carencias a la vista de cualquier observador, Guinea Ecuatorial, a los pocos meses de un cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico, ha sido capaz, con la ayuda de Espa?a y el respaldo y asesoramiento de los organismos internacionales, en especial del FMI, de mantener las constantes del funcionamiento y organizaci¨®n de un Estado. Una tiran¨ªa paralizante y completamente intervencionista en la vida econ¨®mica ha sido sustituida por un sistema en el que el mercado recupera su papel, aunque, eso s¨ª, encontrando en su desarrollo toda suerte de corrupciones, ineficiencias y acusaciones tendenciosas. Quiz¨¢, en alguna medida, pueda responsabilizarse a la cooperaci¨®n espa?ola de no haber sabido dosificar las ayudas con una persuasi¨®n firme e inquebrantable a la hora de atajar los despilfarros o de impedir el retraso de la toma de decisiones importantes. Pero habr¨ªa que reconocer, en descargo de estas acusaciones, las dificultades de una tarea que, en un extremo, ten¨ªa el pasivo de una escasa experiencia en el tema de la cooperaci¨®n internacional, y, en el otro, las suspicacias y argucias ecuatoguineanas.
La nueva visita del Rey, aunque se trat¨® s¨®lo de una escala t¨¦cnica de unas horas, debe servir para aclarar cu¨¢l es el sentido y la responsabilidad de la cooperaci¨®n espa?ola, as¨ª como la actitud del presidente Obiang respecto a sus compromisos con Espa?a. Para que estos deberes y obligaciones mutuos tengan alg¨²n sentido sigue siendo imprescindible la viabilidad de la econom¨ªa guineana, hoy todav¨ªa sin petr¨®leo. Pero esto s¨®lo es posible si el cumplimiento de las normas de austeridad y el desarrollo de los instrumentos de libre mercado a que Guinea Ecuatorial se ha comprometido se convierten en el condicionante de la ayuda espa?ola. En caso contrario, habr¨ªa que pensar muy seriamente en rebajar el nivel de la cooperaci¨®n y adoptar, en consecuencia, una postura menos comprometida.
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