Nadie puso la carne en el asador durante la campa?a

Los quince d¨ªas de campa?a electoral para promover la aprobaci¨®n del Estatuto, gallego acabaron ayer con la sensaci¨®n general de que nadie ha logrado estar ni siquiera m¨ªnimamente a la altura de las circunstancias. Importa poco que ahora unos echen la culpa a otros, el caso es que, a la luz de todas las fuentes t¨¦cnicas y muchas de las fuentes pol¨ªticas consultadas, la impresi¨®n que prevalece es la de que nadie ha puesto toda su carne en el asador, y menos a¨²n sabiendo condimentar el men¨².

Las cr¨ªticas fundamentales van dirigidas a la campa?a institucional realizada por encargo de la Junta de Galicia a la agencia Cardis, con presupuestos que pasan de los 120 millones de pesetas. S¨®lo del malestar creado en las artes gr¨¢ficas y en las agencias establecidas en Galicia por la adjudicaci¨®n y ejecuci¨®n dedocr¨¢ticas de esta operaci¨®n publicitaria, bastar¨ªa para convencer de que alguien no ha sabido esta vez gastar eficazmente el dinero p¨²blico. T¨®mese s¨®lo, en este sentido, la muestra ofrecida por la agrupaci¨®n de publicitarios gallegos cuando, a trav¨¦s de una declaraci¨®n p¨²blica, asegur¨® sentir ?verg¨¹enza ajena ante las motivaciones de los creativos de fuera, reflejadas en una campana pueril, folklorista, y llena de lugares comunes escogidos delante de una centolla y con fondo de gaita ?.La improvisaci¨®n lleg¨® a tal extremo, a este nivel, que puede decirse que los exiguos presupuestos publicitarios de algunos partidos extraparlamentarios acabaron ofreciendo rendimientos similares o incluso superiores, salvadas las desproporciones.

Pero algo ha fallado tambi¨¦n en las campa?as particulares de cada grupo pol¨ªtico, hasta el punto de que la desorganizaci¨®n en varios casos (retrasos, incomparecencias, etc¨¦tera) y la incapacidad para emocionar a los seguidores, en otros, hicieron que el mayor mitin de todos los celebrados no haya reunido m¨¢s all¨¢ de 2.500 personas.

Otra buena muestra de que las cosas se hicieron como han ido saliendo, y no de forma m¨¢s planificada, la hall¨® ayer EL PA?S al solicitar de todos los partidos pol¨ªticos y de la Junta de Galicia informaci¨®n exacta sobre el censo electoral y sobre los censos de la emigraci¨®n, y encontrarse con la respuesta generalizada de que ninguna de estas organizaciones pose¨ªa, a ¨²ltima hora de la tarde de ayer, estos datos. Caso m¨¢s curioso todav¨ªa es que la Junta, despu¨¦s de insistirle, acab¨® ofreciendo el censo de poblaci¨®n como si fuera el electoral, y s¨®lo despu¨¦s de consultar a los gobernadores civiles pudo dar la respuesta correcta.

En primer lugar, habr¨ªa que se?alar el aparente desinter¨¦s del grupo pol¨ªtico mayoritario de Galicia, UCD, que, contra lo anunciado anteriormente, no llev¨® a cabo una acci¨®n de propaganda a fondo. El mismo Adolfo Su¨¢rez hab¨ªa prometido en Betanzos viajar al menos dos veces a Galicia durante la campa?a, pero la muerte de su amigo Sa Carneiro, primero, y su actual viaje americano, despu¨¦s, le alejaron de la escena gallega en el momento cr¨ªtico.

Por este y otros motivos se comprende, al menos en parte, las acusaciones que hacen al centro los partidos de la izquierda cuando dicen, en palabras de Nicol¨¢s Sartorius que ?UCD ha dicho s¨ª con la boca peque?a?.

La corta estancia de los ministros Juan Jos¨¦ Ros¨®n y P¨ªo Cabanillas, y las precipitadas carreras mitinescas de Carrillo, Felipe Gonz¨¢lez, Marcos Vizcaya, Ram¨®n Obiols, Txiki Benegas o Ram¨®n Tamames, o incluso la visita circunstancial del independentista Onaind¨ªa, es evidente que no consiguieron motivar como era necesario a los gallegos.

Los pol¨ªticos no habr¨¢n de extra?arse ahora de la alta abstenci¨®n, que se prev¨¦ entre el mill¨®n y medio largo de electores del domingo.