Liberalismo y socialismo tercermundista, dos modelos econ¨®micos enfrentados en la pol¨ªtica iran¨ª
El tema de los rehenes norteamericanos, antes de la guerra irano-iraqu¨ª, parec¨ªa hallarse en una v¨ªa muerta. Su importancia inicial y sustantiva hab¨ªa dado paso a una consideraci¨®n de problema de segundo orden para las autoridades isl¨¢micas, pese a los efectos claramente lesivos producidos en la econom¨ªa y en la imagen internacional de Ir¨¢n que la aprehensi¨®n de los 52 norteamericanos hab¨ªa arrostrado.?Nosotros quisimos conseguir dos objetivos con la toma del nido de esp¨ªas (esta es la denominaci¨®n que se da en Ir¨¢n a la Embajada norteamericana). Primero, que Estados Unidos expiara de modo directo sus culpas ante el mundo y ante Ir¨¢n, por su injerencia sat¨¢nica en la pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs durante la dictadura de los Pahlevi. Y segundo, algo que vosotros, los occidentales, llamar¨ªais terrorismo de Estado. Un acto de terrorismo de Estado con el cual responder a la pol¨ªtica de terror que Washington realiz¨® contra Ir¨¢n durante todos estos a?os?. Estas palabras de un estudiante isl¨¢mico, del grupo que protagoniz¨® la toma de la Embajada norteamericana, explicar¨ªan a grandes rasgos los m¨®viles de la captura de los rehenes por los estudiantes isl¨¢micos y en cuyo poder permanecen todav¨ªa.
Para algunos observadores, esta medida fue desaprobada inicialmente por los dirigentes iran¨ªes m¨¢s l¨²cidos, con Jomeini a la cabeza. Pero la impotencia de ¨¦stos para controlar a los estudiantes ante este tema -las purgas en la Universidad de Teher¨¢n por los fundamentalistas contra la izquierda han sido muy duras desde el pasado mes de junio- y la necesidad de conservar el car¨¢cter antiimperialista de la revoluci¨®n iran¨ª llev¨® al propio Jomeini a situarse a la cabeza del movimiento de los estudiantes y a arroparlos en su persistencia de mantener cautivos a los norteamericanos.
Expiaci¨®n norteamericana
Con el estallido de la guerra, la cuesti¨®n de los rehenes cobr¨® una dimensi¨®n nueva, muy da?ina para Ir¨¢n, por cuanto que el aislamiento diplom¨¢tico y el bloqueo econ¨®mico impuesto en represalia por el presidente Carter confer¨ªan al pa¨ªs una situaci¨®n b¨¦lica de partida muy negativa. Los laicos, con Banisadr al frente; nunca aceptaron la captura de los rehenes y, al declararse la guerra, presionaron todav¨ªa m¨¢s sobre Jomeini para que los norteamericanos fueran liberados de su cautiverio.
Sin embargo, los fundamentalistas de Bejesti, a trav¨¦s del primer ministro Rayai, quisieron capitalizar el tema y apoyaron la captura en su dimensi¨®n de expiaci¨®n impuesta a Washington. Para ellos era un buen procedimiento para lograr de Estados Unidos una neutralizaci¨®n ante el conflicto mediante una baza que obligara permanentemente a Washington a sentarse ante la mesa de negociacionei. Con las elecciones norteamericanas al fondo, los fundamentalistas consegu¨ªan rentabilizar m¨¢s a¨²n su poder.
Lo m¨¢s chocante de esta actitud es que contrasta de modo rotundo con los postulados de los fundamentalistas sobre la configuraci¨®n econ¨®mica de Ir¨¢n. El ?imperialismo sat¨¢nico?. norteamericano, para ellos, no es extensible a la esfera de la econom¨ªa, y la inserci¨®n de Ir¨¢n en el sistema econ¨®mico occidental no ha sido cuestionada en ning¨²n momento de modo coherente por los integristas isl¨¢micos, defensores del liberalismo econ¨®mico cl¨¢sico a ultranza.
Por el contrario, para los hombres de Bejesti, el ?verdadero gran Sat¨¢n? es la Uni¨®n Sovi¨¦tica y su modelo econ¨®mico ?totalitario?.
Si bien Banisadr se mostr¨® muy firme en el rechazo a la toma de rehenes y desde siempre ha preconizado.su puesta en libertad, en la esfera econ¨®mica sus proyectos se orientar¨ªan hacia un socialismo tercermundista mitigado basado en algunas estatalizaciones y nacionalizaciones de sectores estrat¨¦gicos y con el objetivo final de hacer salir a Ir¨¢n de todo tipo de dependencia e zon¨®mica respecto a Estados Unidos. La estructura econ¨®mica iran¨ª mantiene casi ¨ªntegros s¨²s esquemas y su configuraci¨®n de dependencia, vi¨¦ndose obligada a¨²n a una pol¨ªtica masiva de importaciones que cubra su debilidad productiva.
Este antagonismo podr¨ªa explicar la incertidumbre del bazar a la hora de optar cecididamente por la pol¨ªtica del presidente Banisadr. La inversi¨®n industrial y productiva de los bazaris es cada vez m¨¢s fuerte, y si bien desde una perspectiva pol¨ªtica, a grandes rasgos sintonizar¨ªan mejor con los postulados laicos y civiles del presidente, los isl¨¢micos integristas parecen asegurarles un mayor nivel de participaci¨®n en la direcci¨®n privatizada de la actividad econ¨®mica iran¨ª. Banisadr podr¨ªa imprimir una pol¨ªtica ec Dn¨®mica, con mayor peso para el Estado, acorde con el modelo econ¨®mico que preconiza, lo cual limitar¨ªa la participaci¨®n privada en la econom¨ªa iran¨ª.
Los temores del bazar
Por ello, el bazar no ha roto sus nexos con los fundamentalistas, pese a que el mayor institucional que se derivar¨ªa de su ocupaci¨®n completa del poder limitar¨ªa en otras dimensiones la libertad de la actividad econ¨®mica. Ello lesionar¨ªa los intereses de los poderosos bazaris, que han venido a ocupar el vac¨ªo social que ocuparon las clases que apoyaron la dictadura del sha Reza Palilevi, hoy ausentes o completamente mermadas en el interior de Ir?n. Sin embargo, su papel social ha sido, hasta el momento, progresista y de completo apoyo a la revoluci¨®n.
Detr¨¢s de las opiniones de varios intelectuales iran¨ªes, hoy en desgracia pese a su importante participaci¨®n en los albores de la revoluci¨®n, se esconde toda una interpretaci¨®n del car¨¢cter que seg¨²n estos medios va adoptando la revoluci¨®n isl¨¢mica, y que en sustancia aceptaron inicialmente como antifeudal y progresista.
?En principio, la revoluci¨®n ha sido clericalizada al extremo. Esto contradice la tradici¨®n chi¨ªta de lucha permanente contra el poder en su conjunto. Incluso muchos mullahs y ayatollahs ven con complejo de culpa este copo del poder que, los fundamentalistas est¨¢n realizando en Ir¨¢n. El mismo Jomeinirecela de esta apropiaci¨®n, que restringe cada vez m¨¢s el poder civil, laico, en nuestro pa¨ªs?, aseguran.Estos juicios, compartidos tambi¨¦n por una parte de la izquierda y sectores progresistas del funcionariado partidarios de la pol¨ªtica laica del presidente Banisadr, incluyen una opinion pesimista sobre el futuro de la revoluci¨®n, de no corregirse a tiempo lo que consideran errores muy graves.
?La esencia ideol¨®gica del fundamentalismo de la derecha isl¨¢mica es reaccionaria. Mientras Jomeini aplic¨® al Islam una lectura esperanzada, abierta y liberadora, como sustancia de la identidad nacional y cultural iran¨ª, Bejesti y sus hombres han convertido el Islam en un constre?imiento intransigente de las costumbres, en una especie de c¨®digo estricto -cuya aplicaci¨®n ellos administran- que comienza a provocar entre el pueblo y los sectores verdaderamente revolucionarios un rechazo cada vez m¨¢s acentuado ?.
Seg¨²n estas fuentes, ?la interpretaci¨®n restrictiva del Islam, a efectos sociales, se ha transformado en un inmovilismo que reproduce una estructura de clases muy poco diferenciada de la que Ir¨¢n ten¨ªa bajo la dictadura desp¨®tica de los Pahlevi?.
Demasiado pronto a¨²n
Para un joven estudiante de Teolog¨ªa de Qom, la ciudad santa de los chi¨ªtas iran¨ªes, ?todav¨ªa es demasiado pronto para acometer en profundidad la fase social de nuestra revoluci¨®n. El imperialismo norteamericano no ha cesado de tendernos emboscadas desde que instauramos nuestra Rep¨²blica Isl¨¢mica y los compl¨®s constantes -la guerra de Irak es una prueba de ello- lo ponen de manifiesto?.
?Nosotros pusimos de rodillas al poder sat¨¢nico norteamericano y demostramos al mundo que un pa¨ªs que s¨®lo interesaba como gendarme es capaz de buscar su v¨ªa hacia la libertad ?. Para nuestro entrevistado esto es suficiente por el momento, pero se muestra part¨ªdario de que las necesidades internacionales que impone la guerra con Irak, para ganarlo ?ex¨ªgen ya la libraci¨®n de los esp¨ªas de la Embajada norteamericana?.
Para estos sectores consultados, el car¨¢cter reaccionario de la pol¨ªtica de los fundamentalistas va a quedar manifiestamente claro inmediatamente despu¨¦s de que Reagan acceda a la Casa Blanca. ?Se demostrar¨¢ entonces de modo claro que Bejesti y sus hombres cre¨ªan que la revoluci¨®n ten¨ªa por objeto salir de la dependencia de Ir¨¢n con respecto a Estados Unidos impuesta al pelele del sha Pahlev¨ª, para entrar en un nuevo tipo de dependencia menos escandalosa que les permita a ellos conservar todo el poder?.
Lo cierto es que las distinciones sociales siguen siendo muy evidentes en Ir¨¢n. La legi¨®n de mostazzafin, lumpenproletariado que puebla por millones los barrios pobres y marginales de Teher¨¢n, avala esta afirmaci¨®n. ?S¨®lo muy t¨ªmidamente. se han instalado hospitales o familias pobres en las lujosas mansiones que el sha edific¨® para los suyos y para las clases que ¨¦l apoyaba en el norte de la capital?. All¨ª el n¨²mero de autom¨®viles de lujo y de casas suntuosas, habitadas por sus inquilinos de siempre, es enorme y muy superior al de cualquier otra capital del Tercer Mundo.
Los servicios m¨¦dicos, de asistencia, los niveles aliment¨¢rios y la mortalidad infantil contin¨²an en niveles pr¨¢cticamente similares a los que Ir¨¢n experimentaba bajo el r¨¦gimen del sha. ?Los izquierdistas protagonizaron en un principio estos cambios, pero fueron barridos poco a poco por los fundamentalistas, para quienes el pueblo parece tener suficiente con el Cor¨¢n y lo que del libro sagrado ellos interpretan?.
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