La fijaci¨®n

Boskov se ha aquerenciado en Isidro. O, dicho de otra manera, Isidro es una fijaci¨®n de Boskov. Para el entrenador madridista no hay m¨¢s ung¨¹ento amarillo que el defensa - extremo - centrocampista Isidro. Todos los recursos t¨¦cnicos y t¨¢cticos de Boskov parecen absolutamente sublimados en ese muchacho, que, a fuerza de ser hombre recurso o comod¨ªn, como siempre se ha dicho, ha empezado a ser casi nada.El entrenador del Madrid tiene en Isidro la misma fe que Kubala ten¨ªa, por ejemplo, en Lora y Ur¨ªa. Parece demostrado que los m¨¢s grandes entrenadores tienen todos alg¨²n tic muy personal. En el caso de Kubala eran varios. Pero lo grave de los ¨²ltimos tiempos est¨¢ en el hecho de que algunos preparadores no s¨®lo muestran prefereacias por jugadores de mediana entidad, sino que adem¨¢s casi desprecian a los m¨¢s imaginativos. A los entrenadores no les importa la est¨¦tica. S¨®lo se ocupan de la estad¨ªstica, que en el f¨²tbol es muy peculiar, porque se llama clasificaci¨®n real a la de los positivos y negativos, que no siempre coincide con la verdadera.

Isidro iba de promesa futbol¨ªstica hace unos a?os. Boskov nos lo ha descubierto del todo haci¨¦ndole jugar en el hueco de cada semana. Perdido el h¨¢bito de ser extremo, Vujadin quiere recuperarle para el puesto, dado que Cunningham est¨¢ lesionado y Rinc¨®n, cuando no es expulsado instant¨¢neamente, no da que hablar para bien ni para mal, Isidro se ha convertido en una especie de funcionario. Boskov no le exige otra cosa que no sea cubrir el expediente.