La ¨²nica feria de artesanos de Madrid funciona de forma peri¨®dica en el barrio de Malasa?a
Por primera vez, los artesanos de Madrid disponen de un espacio permanente donde exponer sus trabajos. La denominada Feria de Artesanos de Malasa?a est¨¢ compuesta por un total de 32 artesanos que, con el permiso concedido por el Ayuntamiento, ocupan la peque?a plaza de San lldefonso, con sus tenderetes, todos los s¨¢bados de seis a diez de la noche.?Oficialmente?, dice Mariano Dom¨ªnguez, uno de los artesanos, organizadores del mercadillo, ?la feria figura como una actividad cultural m¨¢s de la Asociaci¨®n de Vecinos de Malasa?a, pero, en realidad, venimos de todas partes de Madrid y funcionamos aparte, como un colectivo ?. Y as¨ª, a las seis de la tarde de un s¨¢bado cualquiera, la estrecha plaza se convierte en un centro de atracci¨®n importante. En un rinc¨®n, un grupo de j¨®venes canta alrededor de una guitarra, y sobre los improvisados tenderetes empiezan a aparecer alegres m¨¢scaras, jarras de barro, l¨¢mparas de macrom¨¦, pendientes de hojalata y maceteros de madera. ?La idea no es s¨®lo vender?, comenta Mariano, ?sino fundamentalmente que la gente conozca nuestro trabajo. Las tiendas compran poca artesan¨ªa y la que compran la venden despu¨¦s a precios prohibitivos.
Trescientas pesetas mensuales
Disponer de un espacio permanente es el primer paso conseguido por los j¨®venes artesanos, cuya aspiraci¨®n es convertir la feria en una aut¨¦ntica actividad cultural. ?Lo interesante ser¨ªa que cada uno tuvi¨¦ramos un puesto permanente?, dice Carmen, que vende all¨ª sus pipas de agua y unas jarras de barro, ?que esto fuera algo parecido a la Cuesta de Moyano?. Alg¨²n que otro s¨¢bado, la feria ha contado con la colaboraci¨®n de algunos grupos de m¨²sica y teatro, pero el proyecto es mantener este tipo de actividades constantemente. Para ello, y desde el primer d¨ªa que se inaugur¨® la feria en el pasado mes de septiembre, cada grupo inscrito aporta trescientas pesetas mensuales al colectivo. Dinero que se invertir¨¢ en hacer publicidad y pagar a los m¨²sicos, titiriteros o actores. Pero una de las ideas m¨¢s interesantes que los artesanos desean poner en pr¨¢ctica es aprovechar el marco de la plaza tambi¨¦n para hacer demostraciones cara al p¨²blico de sus m¨¦todos de trabajo.De momento, con escasa publicidad y precarios medios, la feria sigue funcionando y no todo lo bien que se quisiera. Hay quien se queja de que la mayor¨ªa de los que aqu¨ª venden lo hacen simplemente porque disponen del permiso del Ayuntamiento. ?Hay adem¨¢s lagunas importantes?, dice Nato, del Taller Malasa?a. ?Esta feria est¨¢ abierta a todos los artesanos de Madrid, pero, como ves, s¨®lo estamos los m¨¢s j¨®venes. Har¨ªa falta exigir una m¨ªnima calidad y, sobre todo, llamar a gente muy buena que lleva toda su vida haciendo trabajos estupendos. En fin, que ser¨ªa interesante que esta feria se convirtiera en una aut¨¦ntica muestra de la artesan¨ªa madrile?a?. Quiz¨¢; para empezar, sea pedir demasiado dada la situaci¨®n extra?a y dificultosa, llena de sobresaltos, que sufren la mayor¨ªa de los artesanos. La historia m¨¢s significativa es, quiz¨¢, la de Carmen, la chica de las pipas de agua: ?Los domingos exponemos en el Rastro. All¨ª nos visitan de vez en cuando las tiendas y nos hacen alg¨²n pedido. Los s¨¢bados estamos aqu¨ª y los d¨ªas entre semana vendemos en Preciados, aunque no tengamos permiso. Ni siquiera lo hemos pedido, porque nos han dicho que es imposible conseguirlo, as¨ª que montamos el puesto de tal manera que, en caso de que pase un polic¨ªa, podamos guardarlo todo en un segundo?.
La Feria de Artesanos de Malasa?a es, con todos sus defectos, una puerta abierta a la esperanza. El Ayuntamiento, despu¨¦s de tres meses, ha instalado en la plaza unas cuantas bombillas y ha otorgado un permiso especial para exponer todos los d¨ªas, excepto festivos, durante estas vacaciones de Navidad. Todav¨ªa hay pocos artesanos y, sobre todo, pocos compradores. El r¨¦cord de ventas lo tiene Merche Fullea con sus broches. En una tarde ha llegado a vender hasta 4.000 pesetas. Es la envidia de la feria. Hacienda ya se ha encargado de cobrar sus c¨¢nones y el Ayuntamiento no tardar¨¢ en pasar su factura, pero lo m¨¢s importante ya est¨¢ hecho. Por primera vez, m¨¢s de treinta artesanos, trabajadores de la cer¨¢mica, el cuero, la madera, la orfebrer¨ªa, el papel mach¨¦ o el cart¨®n, se han puesto de acuerdo.
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