Afganist¨¢n, a?o uno
Ayer se cumpli¨® un a?o, d¨ªa tras d¨ªa, de la entrada en Afganist¨¢n de los soldados sovi¨¦ticos que respaldaron la operaci¨®n sustitutoria en Kabul. Sustituci¨®n, como se sabe, del presidente Amin, eliminado adem¨¢s f¨ªsicamente, y la asunci¨®n de Karmal. El primero, prosovi¨¦tico ?blando?, por as¨ª decir; ?duro? filomoscovita el segundo. Desmontado Amin del poder, los efectivos sovi¨¦ticos fueron entrando por las fronteras septentrionales de Afganist¨¢n hasta completar los actuales cien millares de soldados, adem¨¢s de un ingente material ce guerra.Al a?o de producirse estos acontecimientos, cabe preguntarse, a la vista de las repercusiones, si Breznev y dem¨¢s altos responsables del Kremlin hubieran dado luz verde a la operaci¨®n de saber con anticipaci¨®n los efectos desencadenados. Primero de estos efectos fue el fracaso del intento de llevar a la esfera prosovi¨¦tica a las poblaciones afganas de obediencia chiita. Efecto segundo, un tanto consecuencia del primero: al no ?seducir? a los chiitas, soliviantados entonces por el asunto de los rehenes norteamericanos en el vecino Ir¨¢n, subsisti¨® y se acrecent¨® la resistencia popular a la penetraci¨®n sovi¨¦tica. Las acciones de las guerrillas se han ido intensificando, hasta el punto de que en la actualidad ni siquiera puede garantizar el orden en Kabul el Gobierno Karmal, secundado por las fuerzas de ocupaci¨®n.
Pero donde estos efectos se dejan sentir mayormente es en el caso polaco, hasta el punto que no resulta exagerado afirmar que de no haber dado Breznev orden de invasi¨®n de Afganist¨¢n hace un a?o, las tropas sovi¨¦ticas ocupar¨ªan desde hace semanas y aun meses los puntos estrat¨¦gicos de Polonia. Y por supuesto, el movimiento obrero Solidaridad no habr¨ªa obtenido triunfo alguno y es m¨¢s posible que su l¨ªder, Walesa, hubiera corrido la suerte del afgano Amin. ( ... )
28 de diciembre
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