La "nueva corriente musical" europea huye de la rigidez y de los prejuicios
En la recientemente celebrada Bienal de Par¨ªs se consolid¨® lo que se llama ?una nueva corriente musical? en Occidente y que en realidad existe desde hace diez a?os y cuyos representantes m¨¢s conspicuos forman parte de una peculiar orquesta sinf¨®nica inglesa que en la citada bienal parisiense obtuvo un ¨¦xito total. En esta p¨¢gina ofrecemos una doble reflexi¨®n sobre el acontecimiento.
La secci¨®n musical fue uno de los puntos m¨¢s interesantes de la XI Bienal de Par¨ªs recientemente celebrada. Bajo el t¨ªtulo Una nueva corriente musical, siempre preferible a alguna etiqueta acabada en ismo?, se presentaron una serie de autores que, si bien conocen y han trabajado en el ¨¢mbito de la m¨²sica contempor¨¢nea o vanguardista, rechazan la excesiva rigidez y los prejuicios intelectualistas, en los que a menudo se ha enclaustrado la llamada ?m¨²sica contempor¨¢nea?, y reivindican una actitud m¨¢s vitalista que abstracta, que no reh¨²ye formas agradables de belleza, y en la que tienen cabida el humor y el lirismo, la experimentaci¨®n y la simplicidad.Los m¨²sicos representados en esta bienal proven¨ªan de Inglaterra (Gavin Bryars, John White, Dave Smith, Michael Nyman), California (Harold Budd, Daniel Lentz) y Francia (el grupo ZNR), sin contar con la internacional y variable Portsmouth Sinfonia Orchestra. El origen de esta nueva corriente se remonta a m¨¢s de diez a?os, y cristaliza con la creaci¨®n del sello discogr¨¢fico de Brian Eno: Obscure Records. Con su colecci¨®n de Discos oscuros, Eno buscaba una m¨²sica experimental que no renunciara a la posibilidad de llamar a los sentidos y que se pudiera escuchar a varios niveles. Prolongando la idea de Erik Satie sobre una posible ?m¨²sica de amueblamiento?, desarrollaba un concepto diferente de m¨²sica ambiental, que nada ten¨ªa que ver con las utilizaciones habituales y deleznables de este concepto. La m¨²sica de Obscure estaba pensada -dec¨ªa Eno- para ser escuchada ?como parte del ambiente y el espacio, como si fuese el color de la luz o el sonido de la lluvia?.
De los diez ¨¢lbumes aparecidos en Obscure, desgraciadamente muy poco difundidos a causa de la nula atenci¨®n prestada por sus sucesivas distribuidoras Island y Polydor, los que m¨¢s coinciden con los prop¨®sitos de Eno son los espl¨¦ndidos Decay music, de Michael Nyman, y Discreet music, del propio Brian Eno, pero la obra que da origen a la colecci¨®n es de Gavin Bryars: The sinking of the Titanic. Bryars compone un himno a los ahogados en el Titanic, bas¨¢ndose en las comprobadas situaciones (extremadamente rom¨¢nticas) que precedieron al definitivo hundimiento: los m¨²sicos del barco continuaron interpretando himnos mientras los salones de baile comenzaban ya a ser llenados por el agua del oc¨¦ano.
Pese a la unidad de la colecci¨®n, existe una gran variedad de alternativas. As¨ª, John Adams inserta, en una pieza de tono m¨¢s bien h¨ªmnico, divertidas conversaciones extra¨ªdas de un programa religioso de la radio norteamericana; Christofer Hobbs emplea instrumentos de juguete; Max Eastley y David Toop inventan instrumentos accionables por el viento y el agua; Simon Jeffes lleva a cabo una personal integraci¨®n de estilos en sus temas para cuerda, de una belleza tradicional que deber¨ªa resultar perfectamente comercial. John White, por su parte, compone una pieza donde cinco insignes m¨²sicos soplan botellas ululando como l¨¢nguidos b¨²hos. Harold Budd, harto de sus anteriores y fr¨ªas experiencias minimalistas, se decanta hacia una m¨²sica preciosista, con ciertas reminiscencias de Debussy. Y, finalmente, Jan Steele y el mismo John Cage, utilizando algunos de los m¨²sicos m¨¢s creativos de los ¨²ltimos a?os (Robert Wyatt, Fred Frith, Carla Bley, Richard Bemas) y ben¨¦ficamente influenciados por Erik Satie, componen una serie de piezas entre crepusculares y nocturnas, bas¨¢ndose en ocasiones en textos de E. E. Cummings y James Joyce: humor o melancol¨ªa, siempre la suavidad.
Babelia
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