El festival de Londres resume las tendencias del cine mundial
28 pa¨ªses, con 110 pel¨ªculas, participaron en el certamen
Entre los pa¨ªses m¨¢s representados se encuentran Estados Unidos v Gran Breta?a, con m¨¢s de una veintena de pel¨ªculas, respectivamente. En lo que respecta al primero de estos pa¨ªses se ha seguido comprobando la cuantiosa inversi¨®n en el sector para la promoci¨®n de directores j¨®venes, a los que se agrupa frecuentemente bajo el nombre de ?realizadores independientes?, aunque ser¨ªa un error querer generalizar sus aportaciones. Hay una gran disparidad entre ellos, tem¨¢tica y estil¨ªsticamente: por ejemplo, una pel¨ªcula como The remake, de Richard R. Schmidt (1980), no se puede comparar con The model, de F Wiseman (1980). La primera es una pel¨ªcula con pretensiones art¨ªsticas, francamente pobre en recursos, mientras que The model (reportaje sobre la actuaci¨®n de las modelos y principales casas de moda de Nueva York) es el resultado de una larga experiencia de su director- Con la misma orientaci¨®n que ¨¦ste cabe mencionar a Johanne Grant, con Fundi, the story of Ella Baker; a Les Blanc, con? Werner Serzoq eats his shoes, a Carole Langer, con, Joe AIbany? a jazz life, y a Christian Blackwood, con Tapdancin entre otros.
En lo que respecta a lo que se puede llamar cine narrativo dram¨¢tico, las innovaciones son pocas, se percibe un cierto agotamiento y mayor dificultad para fascinar al espectador, del dial parece a veces alejarse en lugar de acercarse. Estas consideraciones, sin embargo no pueden aplicarse a pel¨ªculas como Dialoge with o woman departed, de Leo Hurwitz; The sky is grey, de Stan Lathan, que gan¨® el Grand Prix en el Festival de Nueva York: Gal young'on, de V¨ªctor N¨²?ez o Heartland, de Richard Pearce.
El triunfo del documental
Lo cierto es que se ha exhibido el doble de pel¨ªculas norteamericanas que el a?o pasado, pero la aportaci¨®n m¨¢s interesante y mejor recibida ha sido en el campo del documental, con la presentaci¨®n de In company bussiness, de Allan Francovich (1980): We are the Guinea pigs, de Joan Harvey (1980); The trials of Alger Hiss, de John Lowenthal (1980), y The war at home (1980), de Glenn Silver y B. A. Brown. En todos ellos se corrobora el hecho de que lo que se puede transmitir a trav¨¦s de la imagen tiene sus limitaciones, pero llega a un p¨²blico m¨¢s amplio y se asimila con menos esfuerzo. Sin duda tambi¨¦n, el perfeccionamiento de la t¨¦cnica del documental ha colaborado aqu¨ª para su aceptaci¨®n y el inter¨¦s que ha suscitado, trat¨¢ndose de un g¨¦nero normalmente dif¨ªcil,
El trabajo de Francovich, Lowenthal o Silver y Brown versa sobre el an¨¢lisis de situaciones hist¨®ricas recientes: en un caso se trata de revelarla estructura organizativa de la CIA, del modo de actuar de este servicio de inteligencia secreto y de su intervenci¨®n en la pol¨ªtica interna y externa de Estado Unidos.
Karl Lowenthal, por otra parte, ha presentado un documental, fruto de un largo trabajo de investigaci¨®n, sobre los juicios de Alger Hiss, una de las v¨ªctimas del mocartismo, que a sus 76 a?os sigue esperando todav¨ªa que un tribunal judicial declare su completa inocencia. Similar en cuanto a la tem¨¢tica es el breve documental de Dertrand Sauzier, A good example -tambi¨¦n presentado en el festival-, que es la reconstrucci¨®n dram¨¢tica del testimonio de Bertolt Brecht ante la HUAC (House Committee on Un-American Activities), cuando se empez¨® la persecuci¨®n contra intelectuales y artistas en Hollywood, en 1947.
Los alemanes dominan
De la presencia europea en el festival, ha destacado el cine alem¨¢n con Ordnung, de Sohrab Shadid Saless, director iran¨ª que vive exiliado en Berl¨ªn, el cual plantea el problema de los limites de la normalidad y la locura en la persona de un ingeniero, que de pronto muestra una conducta incomprensible para su mujer y amigos, que terminan envi¨¢ndolo a una cl¨ªnica, Palermo o Wolfsburg, de Werner Schroeter, ha sido la mejor pel¨ªcula alemana; el tema gira en torno a un muchacho siciliano que no ha cumplido siquiera los veinte a?os y emigra a Alemania. Su dif¨ªcil integraci¨®n en el nuevo medio social que le rodea, su involucraci¨®n en un crimen y el proceso que tiene lugar a continuaci¨®n es generalizable a todo trabajador emigrante en la Rep¨²blica Federal de Alemania o cualquier otro pa¨ªs, que, entre otras caracter¨ªsticas, padece un conflicto de identidad individual y colectiva, Die Patriotin, de Alexander Kluge, es m¨¢s bien un filme descriptivo, que intenta demostrar la parcialidad a que se ve sometida la ?historia? por aquellos mismos que la divulgan, a la vez que la reivindica como motor potencial de cambio en cualquier sociedad.
La presencia mediterr¨¢nea
Entre los pa¨ªses mediterr¨¢neos. Portugal ha presentado Amor de Perdicao (1978), de Manoel de Oliveira, historia ¨¦pica de unos amantes, cuca pasi¨®n termina en tragedia. El filme, de 270 minutos de duraci¨®n, se basa en la adaptaci¨®n de un Ebro del mismo t¨ªtulo escrito por Camilo Castelo Branco -escritor portugu¨¦s de la ¨¦poca rom¨¢ntica (1825-1890)-. Este estuvo encarcelado por haber querido huir con una mujer casada y escribi¨® un libro sobre su t¨ªo, Sim¨¢o Botelho, que unos a?os antes hab¨ªa estado en la misma c¨¢rcel, v¨ªctima de la aventura amorosa m¨¢s pat¨¦tica y dram¨¢tica con una tal Teresa de Alburquerque.
Theo Angelopoulos, griego, ha presentado O Meg¨¢lexandros (1980), otra obra extens¨ªsima, de 245 minutos, que sit¨²a a Alejandro el Grande en una aldea de monta?a- a finales del siglo XIX, cuando Grecia todav¨ªa estaba bajo dominaci¨®n inglesa-, el cual organiza una distribuci¨®n comunal de bienes con la ayuda de anarquistas italianos refugiados.
Salto nel vuoto (1980), de Marco Bellochio, con Michel Piccoli y Anouk Aim¨¦e en los papeles principales, ha representado una de las tendencias m¨¢s interesantes del cine que se hace actualmente en Europa. Su tem¨¢tica aborda el miedo abismal de tres seres humanos -el juez, su hermana y un delincuente- que, pese a su distinta posici¨®n social, se asocian en tanto que v¨ªctimas de una misma locura que les lleva a un proceso autodestructivo. Si bien Bellochio pretende que hay una esperanza que tiene su precedente en la crisis delirante de la hermana, personaje catalizador de lo que ocurre a los otros dos protagonistas.
Homenaje europeo a Woody
El belga Andr¨¦ Delvaux ha presentado su ¨²ltima pel¨ªcula, To Woody Allen from Europe with love, que es un espl¨¦ndido retrato de Woody Allen, al que filma en su trabajo como director y actor de sus propias pel¨ªculas, Chris Vermocken ha presentado la vida de Anna Magnani, de pr¨®xima aparici¨®n en las pantallas espa?olas, y Sany Szlingerbaum. Transit, pel¨ªcula basada en el tema de la emigraci¨®n de una familia polaca a B¨¦lgica, que, como tantas otras, sigue viviendo en una situaci¨®n de transitoriedad, independientemente de sus condiciones de vida y de los derechos adquiridos,
Ausencia de Espa?a
Espa?a no ha participado este a?o, entre otras cosas, por problemas organizativos, y porque no se obtuvo el permiso de exportaci¨®n para el Crimen de Cuenca, de Pilar Mir¨®, que se pensaba exhibir,
De los pa¨ªses de Europa oriental, las novedades m¨¢s destacables han sido: The constant factor, de C. Zanussi (1980), uno de los directores m¨¢s representativos del nuevo cine polaco, junto con Andrej Wajda: Die verlobte (La prometida), de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, de G¨¹nther Reisch y G. R¨¹cker, que recibi¨® el Grand Prix en el Festival de Karlovy Vary -es la pasi¨®n de una mujer comunista condenada a diez a?os de c¨¢rcel por distribuir propaganda comunista al empezar el Tercer Reich-. Solo sunny (1979), de Konrad Wolf (RDA), forma parte de la misma tendencia del cine narrativo que la anterior. Otro filme de gran inter¨¦s ha sido Splav Meduze (El rapto de la Medusa (1980), del yugoslavo Karpo Godina, que es una espl¨¦ndida evocaci¨®n de los a?os veinte en Yugoslavia.
El Tercer Mundo
El festival londinense es quiz¨¢ uno de los festivales europeos que tradicionalmente ha reivindicado m¨¢s la presencia del llamado cine tercermundista en los ¨²ltimos a?os. Han participado pa¨ªses como Brasil, Turqu¨ªa. Mozambique, India, Pakist¨¢n, Ir¨¢n y Cuba. Es un cine que, por lo general, nombra las cosas, nombra un mundo que todav¨ªa nos es desconocido, y quiz¨¢ en este aspecto reside su ¨¦xito, es decir, en la funci¨®n ¨¦pica de narrar. El caso de Turqu¨ªa, por ejemplo, es indudable, en lo que respecta a Yilmaz Guney, del que se ha visto Dusman (El enemigo), dirigida por Zaki Okten, y a Al¨ª Ozgenturk en Hazal, pel¨ªcula que ya se exhibi¨® en el Festival de San Sebasti¨¢n. Pero, igual o m¨¢s relevancia merece Ekdin pratidin -filme que estuvo en el Festival de Valladolid-, cuyo director, Mirnal Sen, tanto ha hecho para dar a conocer los problemas sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos de la India en m¨¢s de veinte pel¨ªculas, por lo com¨²n en un contexto est¨¦tico verdaderamente admirable e innovador, En el mismo sentido se puede hablar de The blood of Hussain (La sangre de Hussain) (1978-1980), de Jamil Dehlavi, coproducci¨®n anglo-paquistan¨ª, que es la historia de dos hermanos procedentes de una familia de la clase alta de Pakist¨¢n, uno de los cuales es el h¨¦roe de la rebeli¨®n campesina contra un supuesto Gobierno militar con el que el otro hermano colabora -Gobierno que se estableci¨® efectivamente dos meses despu¨¦s de terminado el rodaje.
La elecci¨®n de los organizadores del festival, en cuanto al cine brit¨¢nico, ha sido mucho m¨¢s sutil y selecta que en 1979, en que predomin¨® el cine experimental. Ha habido dos Filmes que han llamado especialmente la atenci¨®n: Richard's things (Las cosas de Richard), de Anthony Harvey, con la magn¨ªfica actuaci¨®n de Liv Ullman. El pretexto de la pel¨ªcula es la muerte por infarto de Richard, un hombre de negocios, cuya esposa descubre su vida, iniciando la trama dram¨¢tica por el desenlace. Y Prostitute, de Tonny Garnett, retrato de la vida de la ?prostituta?, de su dura condici¨®n laboral y de su vida en general, a trav¨¦s de una cualquiera de entre ellas con ambiciones, a la que sit¨²a junto con una amiga que intenta cambiar las leyes inglesas sobre la prostituci¨®n organizando un movimiento de protesta para reclamar sus derechos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.