Manual brit¨¢nico para velar por los secretos del Gobierno
Una revista de izquierdas, The Leveller, y un diario conservador, The Guardian, coincidieron ayer en publicar amplios detalles del contenido, hasta ahora secreto, del ?manual de seguridad? que los funcionarios p¨²blicos deben cumplir para impedir que se divulgue informaci¨®n confidencial a los ?enemigos de Gran Breta?a?, entre ellos el partido comunista.Uno de los principales fines del manual -puesto al d¨ªa en 1978 por el Gobierno laborista de James Callaghan- es evitar filtraciones a la Prensa de informaciones que pudieran desprestigiar al Gobierno o a la Administraci¨®n. Asimismo, plantea problemas para el acceso a los secretos oficiales por parte de los propios diputados y, por su puesto, dificulta la libertad de Prensa.
Las organizaciones subversivas, se afirma en el manual, ?tratar¨¢n de conseguir informaci¨®n reservada, no para facilit¨¢rsela a un posible enemigo, sino con el objetivo de utilizarla para desacreditar a la seguridad del Estado o al Gobierno?. La principal ?organizaci¨®n subversiva?, seg¨²n el manual, es el Partido Comunista de Gran Breta?a, y los principales servicios de inteligencia a vigilar, los de los comunistas.
Junto a estas directrices, se aconseja la no divulgaci¨®n de informaciones sobre futuros planes para la construcci¨®n de carreteras, sobre la viabilidad de empresas privadas o ?documentos que se refieran a discusiones sobre despidos?.
El manual detalla m¨¦todos para localizar las filtraciones y, para controlar la informaci¨®n que se maneje en las reuniones a puerta cerrada de las comisiones parlamentarias.
Las publicaciones brit¨¢nicas mencionan tambi¨¦n c¨®digos de seguridad, algunos de ellos tan secretos que ni siquiera se incluyen en el manual. Los c¨®digos est¨¢n destinados a clasificar aquella informaci¨®n que no debe caer en manos extranjeras. As¨ª, los norteamericanos no deben llegar a conocer el contenido de los documentos con la clave Eclipse.
Hay otras informaciones que, sin ser secretas ni confidenciales, deben apartarse del dominio p¨²blico, porque podr¨ªan causar ?embarazo o dificultades a la Administraci¨®n ?, seg¨²n el manual.
Christopher Price, diputado laborista que lucha porque se cambie la ley de Secretos Oficiales, declar¨® ayer que el manual intenta proteger al Gobierno y a la Administraci¨®n de sus propios errores.
La publicaci¨®n de este ?manual de seguridad? multiplicar¨¢, sin duda, las frecuentes cr¨ªticas al excesivo celo con que el Gobierno brit¨¢nico vela por sus secretos.
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