Carter decide enviar ayuda militar a la Junta de El Salvador

Hace cuatro a?os, en enero de 1977, Jimmy Carter tom¨® posesi¨®n de sus funciones como 39? presidente de Estados Unidos con una declaraci¨®n solemne de defensa de los derechos humanos, en particular en las dictaduras latinoamericanas. Ayer, a siete d¨ªas de su salida de la Casa Blanca, tras la arrolladora victoria electoral del republicano Ronald Reagan, el presidente Carter decidi¨® reanudar la ayuda militar al Gobierno de El Salvador.En total, Estados Unidos destina cinco millones de d¨®lares (unos cuatrocientos millones de pesetas) para el env¨ªo de jeeps y dos helic¨®pteros de transporte de tropas de tipo UH-1H. Doce instructores militares norteamericanos viajar¨¢n tambi¨¦n al peque?o pa¨ªs centroamericano para instruir a sus colegas salvadore?os en las t¨¢cticas de lucha contra la guerrilla.

?La ofensiva de los guerrilleros durante estos ¨²ltimos d¨ªas ha precipitado la decisi¨®n presidencial?, declararon medios allegados al Departamento de Estado, en Washington. Los cinco millones de d¨®lares estaban programados desde octubre de 1980 para ayuda a El Salvador, con cargo al presupuesto fiscal de 1981. El asesinato de varios civiles norteamericanos en El Salvador, cuatro mujeres, entre ellas tres monjas, y dos consejeros agrarios, en el plazo de las ¨²ltimas semanas, origin¨® el ?aplazamiento? del env¨ªo de la ayuda militar norteamericana al pa¨ªs centroamericano.

La posici¨®n de ?prudencia? adoptada por Washington fue defendida por el actual secretario de Estado, Edmund Muskie, recomendada por el embajador de EE UU en San Salvador, Robert White, y apoyada por la Oficina de Defensa de los Derechos Humanos, en el Departamento de Estado.

El temor de que la ofensiva ?final? de los guerrilleros salvadore?os pudiera culminar con la ca¨ªda del actual Gobierno aument¨® las presiones del equipo de transici¨®n de Ronald Reagan en pol¨ªtica latinoamericana y de los propios responsables del mismo sector en el Departamento de Estado, para que la Administraci¨®n Carter env¨ªe ya las armas a El Salvador.

En realidad, Carter facilita la tarea a su sustituto, el presidente electo Ronald Reagan, que nunca ha ocultado la necesidad de emplear la cooperaci¨®n militar en Centroam¨¦rica para evitar la ca¨ªda de una serie de pa¨ªses en manos de dirigentes marxistas.

Sin embargo, la actitud de Carter, a pocos d¨ªas de abandonar el poder, marchita su aureola, discutible pero real, de primer presidente norteamericano que se preocup¨® de la situaci¨®n de violaciones de derechos humanos en Latinoam¨¦rica.

Durante los dos primeros a?os de su gesti¨®n presidencial, Carter aplic¨® pol¨ªticas de presi¨®n comercial y declaraciones p¨²blicas contra las violaciones de derechos humanos en Argentina, Chile, Brasil y Uruguay, en particular. En el verano de 1979, la Administraci¨®n Carter no intervino en apoyo de la dictadura de Anastasio Somoza, en Nicaragua. Bajo su presidencia se firm¨® y ratific¨® el nuevo tratado del canal de Panam¨¢, en t¨¦rminos m¨¢s equitativos para la soberan¨ªa de Panam¨¢.

Jimmy Carter fue objeto de duras cr¨ªticas durante la campa?a electoral por parte de Ronald Reagan y su equipo, por la falta de ?pragmatismo? a la hora de afrontar la realidad latinoamericana. ?Molest¨® a los amigos tradicionales de Estados Unidos y favoreci¨® la implantaci¨®n de reg¨ªmenes marxistas?, declar¨® un consejero de Reagan en asuntos latinoamericanos.