"Jaque mate" de Berlinguer al "compromiso hist¨®rico"
Al proponer un Gobierno sin la Democracia Cristiana (DC) en el que el Partido Comunista Italiano (PCI) fuese garante del pa¨ªs, Enrico Berlinguer cuestiona el compromiso hist¨®rico desde una postura muy diferente a como lo hacen los comunistas catalanes (PSUC).Frente a la revalorizaci¨®n leninista y prosovi¨¦tica del PSUC, los comunistas italianos mantienen su independencia de la URSS, pero propugnan una radicalizaci¨®n de su actuaci¨®n pol¨ªtica, con el ¨¢nimo de traducirlo en un Gobierno de las izquierdas.
El cambio de rumbo adoptado el pasado 27 de noviembre por el m¨¢s poderoso partido comunista de Occidente sorprendi¨® no s¨®lo a las fuerzas pol¨ªticas italianas, sino incluso al propio partido. Apenas veinte d¨ªas antes, frente a las dudas planteadas por Pietro Ingrao (ala izquierda del PCI) sobre la validez de un Gobierno de ?unidad democr¨¢tica que comprenda desde la DC al PCI?, el secretario general de los comunistas, Enrico Berlinguer, sostuvo que ?el objetivo de un Gobierno de unidad es irrenunciable, al menos hasta que el partido no acepte otro objetivo?.
La nueva y contradictoria propuesta lanzada tres semanas despu¨¦s por Berlinguer no surge de la improvisaci¨®n.
Cuando en octubre de 1973, frente a la ca¨ªda de Salvador Allende en Chile, Berlinguer propuso el compromiso hist¨®rico entre las fuerzas mayoritarias (democristianos, socialistas y comunistas), el secretario general albergaba en su mente un proyecto muy ambicioso: modificar gradualmente las orientaciones de fondo de dichas fuerzas pol¨ªticas y, muy en particular, de la Democracia Cristiana, para acelerarlas a un encuentro con los comunistas, evitando as¨ª el riesgo de una reacci¨®n derechista que, incluso, podr¨ªa tener el apoyo de las masas. Pero hace tres a?os, frente al monocolor democristiano de Giulio Andreotti, el PCI le retir¨® su confianza.
Posteriormente, Berlinguer planteaba en L'Unita (portavoz del PCI) que ?si para Aldo Moro el no a un Gobierno con los comunistas era un dato pol¨ªtico transitorio, despu¨¦s de Moro el no ha asumido un car¨¢cter discriminatorio ?.
En el congreso comunista de marzo de 1979, se plante¨® un mayor alejamiento de la URSS, y se insisti¨® en la aceptaci¨®n de la democracia ?no s¨®lo en la fase de la lucha por el socialismo, sino tambi¨¦n durante la construcci¨®n del mismo?. Se hac¨ªa hincapi¨¦, adem¨¢s, en el car¨¢cter ?laico? del partido, en vez del ?ideol¨®gico?. De este modo, el PCI se propon¨ªa dar una imagen que le facilitase el di¨¢logo con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. Aunque no se puso en duda el compromiso hist¨®rico, el PCI lanzaba ya un desaf¨ªo claro: ?En el Gobierno o en la oposici¨®n?.
Las elecciones sin embargo, registraron un retroceso comunista, que el PCI explic¨® afirmando que esta postura m¨¢s dura no hab¨ªa tenido tiempo material de cuajar y que, en realidad, la p¨¦rdida de votos indicaba su necesidad.
En ese momento, el Partido Socialista tampoco mejoraba sus posiciones, por lo que ?en el Gobierno o en la oposici¨®n? parec¨ªa una f¨®rmula prometedora. Pero en las ¨²ltimas elecciones regionales, el PCI volvi¨® a perder votos, mientras que los socialistas ven incrementados los suyos.
En un primer momento, los comunistas reaccionan con una postura de aislamiento hasta que, finalmente, Berlinguer y Betino Craxi (secretario socialista) llegan a un acuerdo. Craxi se ocupar¨ªa de remover los obst¨¢culos que la DC pon¨ªa a los comunistas para entrar en el Gobierno y ¨¦stos allanar¨ªan el terreno a una presidencia socialista de la Rep¨²blica.
Esperanzas en la DC
Pero, a pesar de estos cambios internos en la pol¨ªtica del PCI, hasta hace muy poco, los comunistas no manejaban la hip¨®tesis de un Gobierno en el que no figurase la Democracia Cristiana; incluso cifraban grandes esperanzas en el l¨ªder democristiano Andreotti.
Pero la ola de esc¨¢ndalos pol¨ªticos que sacude a Italia tambi¨¦n afect¨® a Andreotti.
Junto con la situaci¨®n internacional, dos acontecimientos pueden ser clave para entender por qu¨¦ los comunistas italianos propugnan ahora un Gobierno de la izquierda: la derrota de la lucha de los obreros de la Fiat y la reacci¨®n popular contra la ineficacia del Gobierno para ayudar a la poblaci¨®n que padeci¨® el terremoto en el Mezzogiorno.
Dado el protagonismo excesivo al que se vio obligado el PCI ante ambos hechos, unido a las dur¨ªsimas cr¨ªticas de L'Unita contra el poder, la Prensa lleg¨® a hablar de un ?verdadero gabinete en la sombra? de los comunistas, acentuando la supuesta malversaci¨®n de fondos p¨²blicos por parte del Gobierno democristiano.
A todo esto hay que sumar que las encuestas internas demuestran claramente que los militantes comunistas no creen en la posibilidad de un Gobierno de unidad democr¨¢tica. Y el conjunto de circunstancias ha cuajado en lo que la Prensa italiana llama la svolta del PCI, el giro del partido hacia posiciones que cuestionan la esencia del compromiso hist¨®rico.
Las reacciones dentro de la propia direcci¨®n comunista no son monol¨ªticas. Se trata de averiguar si las relaciones con la DC han cesado para siempre o s¨®lo se han interrumpido. Giorgio Napolitano deja la mano extendida, en tanto que Adalberto Minuccio considera justo que surja un Gobierno sin la DC y que ?el PCI sea una garant¨ªa ante el pa¨ªs?. Alessandro Natta, considerado como la segunda voz m¨¢s importante del partido, cree que ?no se trata de un derrocamiento de la estrategia, pero s¨ª un desarrollo con importantes novedades. Ser¨ªa saludable, incluso para que resuelvan sus problemas, pero sobre todo para el pa¨ªs, si la DC estuviera durante alg¨²n tiempo en la oposici¨®n?.
A este respecto, es interesante el an¨¢lisis que hace Lucio Colleti, uno de los principales te¨®ricos pol¨ªticos italianos, sobre la svolta comunista: si el PCI estuviera realmente dispuesto -dando cuerpo a una alternativa democr¨¢tica- a desarrollar y renovar todo lo que sea necesario, muchos problemas de la democracia italiana estar¨ªan a punto de resolverse. El PCI, a?ade, saldr¨ªa de su aislamiento y reencontrar¨ªa sus alianzas naturales. En caso contrario, estima Colleti, si los comunistas no tienen la audacia suficiente para adentrarse por el camino de la svolta, la situaci¨®n se agravar¨ªa. Se limitar¨ªan a intentar adelantar las elecciones y sus cr¨ªticas alcanzar¨ªan no s¨®lo a la DC, sino tambi¨¦n a los socialistas, ?imposibilitando as¨ª el di¨¢logo con una fuerza de la que no se puede prescindir para poner en marcha un cambio realmente democr¨¢tico?.
es periodista, especializada en pol¨ªtica italiana.
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