Lealtades compartidas
Un viejo amigo norteamericano, dirigente de una organizaci¨®n jud¨ªa de Estados Unidos, me ha escrito: ?Estoy seguro de que est¨¢s informado de las profundas divisiones existentes en la comunidad jud¨ªa norteamericana sobre el tema del Gobierno Beguin. La comunidad jud¨ªa contribuye a sostener la econom¨ªa israel¨ª. ?No deber¨ªa, entonces, tener voz en la pol¨ªtica exterior israel¨ª? ?O tiene que darle un cheque en blanco a quien quiera que est¨¦ en el Gobierno??.Mi amigo quer¨ªa que yo supiera que su organizaci¨®n era la ¨²nica no representada en la famosa declaraci¨®n p¨²blica hecha por dirigentes jud¨ªos norteamericanos criticando a Beguin, y me explicaba por qu¨¦: ?Aunque hemos criticado frecuentemente a Beguin, si bien s¨®lo de manera privada (no escucha a nadie), hemos adoptado la posici¨®n de que en asuntos concernientes a la seguridad de Israel ning¨²n jud¨ªo norteamericano deber¨ªa desautorizar p¨²blicamente al Gobierno israel¨ª; son sus vidas, no las nuestras, las que est¨¢n en juego?.
Nada "por encima de todo"
Le respond¨ª: Jam¨¢s he aprobado la filosof¨ªa de "mi patria, por encima de todo", de manera que no puedo estar de acuerdo con tu postura de no hablar p¨²blicamente contra Israel cuando hay por medio problemas de seguridad. Si crees que parte de la pol¨ªtica seguida por un Gobierno israel¨ª es un peligro a la seguridad de Israel, ?no aumentar¨¢s ese peligro si te callas? Desde luego, se trata de "sus vidas, no las nuestras"; pero ?de qu¨¦ mejor manera puedes ayudar a proteger sus vidas? No creo que la respuesta correcta sea callarse si y cuando piensas que siguen un camino equivocado y peligroso ?.
No logr¨¦ convencerle; me contest¨®: ?Hay ocasiones en las que quiz¨¢ no podr¨ªa decir m¨¢s que "mi patria, por encima de todo". Como norteamericano, en el caso de Vietnam me hubiera declarado objetor de conciencia. Pero si mi Gobierno fuera tan est¨²pido como para atraer un ataque enemigo contra mi tierra y mi gente, este viejo se presentar¨ªa voluntario para su defensa?.
Y continuaba: ?Te aseguro que los dirigentes de nuestra organizaci¨®n han intentado convencer a Beguin, en encuentros personales, de que su pol¨ªtica de asentamientos era contraproductiva y estaba volviendo a la opini¨®n p¨²blica norteamericana en su contra y en contra de Israel?. Pero no le preocupa; est¨¢ decidido a llevar a cabo su misi¨®n.
Aqu¨ª reside el problema. Y aunque puede suceder que Beguin no permanezca mucho m¨¢s tiempo en el poder y sus posibles sucesores desarrollen una pol¨ªtica en ning¨²n modo aceptable para los jud¨ªos del mundo ni para muchos amigos de Israel, supongo que el problema surgir¨¢ una y otra vez, en tanto que exista un Estado de Israel y una comunidad jud¨ªa mundial. Si Israel adopta una postura equivocada, ?deben los jud¨ªos (y los amigos no jud¨ªos de Israel) denunciarlo? ?O deben simplemente apoyar a Israel y mantenerse en silencio?
Me parece que se trata de dos problemas en uno. El primero es: ?Se debe siempre apoyar a nuestro pa¨ªs o denunciarlo cuando adopte una postura equivocada? No es un problema nuevo; recuerdo que en 1940 algunos dem¨®cratas italianos en el exilio se preguntaban si deber¨ªan defender a su pa¨ªs en guerra o continuar luchando contra Mussolini y la Italia fascista.
El segundo problema es: ?No es en cierto sentido impropio que los jud¨ªos extranjeros se preocupen y hablen de Israel como si fuera su propio pa¨ªs? ?C¨®mo se pueden compaginar estas lealtades compartidas sin resultar un traidor a alguno de los pa¨ªses amados?
No a la lealtad absoluta
La respuesta me viene de forma tan natural que no puedo comprender c¨®mo hay quien la considera insatisfactoria. Considero inmoral la ideolog¨ªa de una lealtad absoluta (a un Estado, a un credo). Y estoy totalmente a favor de tener lealtades repartidas entre el mayor n¨²mero de pa¨ªses, ideas y gente posible. Considero que sentir afecto por Italia e Israel, igual que por Europa u Occidente, o el querido viejo Reino Unido, es tan contradictorio como amar a mi madre y a mi padre, a mi esposa y a mi hijo. En 1948, ingres¨¦ voluntario en el Ej¨¦rcito israel¨ª, pero jam¨¢s sent¨ª que ello me impidiera ver los derechos de los ¨¢rabes o trabajar en la forma que pudiera por la justicia y la paz entre Israel y los palestinos; todav¨ªa s¨¦ diferenciar entre el bien y el mal.
(Este art¨ªculo puede parecer sospechosamente una columna de a?o nuevo, llena de demasiadas buenas resoluciones. En realidad, s¨®lo deseo reafirmar mi art¨ªculo de fe b¨¢sico como periodista, que no puede ser otro que: en caso de duda, di lo que tengas que decir, y al diablo.)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.