Libertad Blasco Ib¨¢?ez: "Mi padre era optimista y confiado"
Libertad Blasco Ib¨¢?ez Blasco, 86 a?os, es la ¨²nica hija del famoso escritor y pol¨ªtico republicano Vicente Blasco Ib¨¢?ez, cuyo legado cultural va a ser revisado esta pr¨®xima semana con motivo del simposio internacional que se celebrar¨¢ en Valencia. A ra¨ªz de esta oportunidad, Libertad Blasco Ib¨¢?ez ha accedido a romper su prudencia y ser entrevistada. Marca as¨ª la excepci¨®n a su norma de dirigirse a los medios informativos por medio de cartas abiertas. Su estado de salud y avanzada edad la manten¨ªan inflexible en estas condiciones. No obstante, acept¨® de EL PAIS la posibilidad de contar, en directo, por primera vez, algunos trazos de,su trayectoria vital y perfilar una semblanza de su padre.?Soy la tercera de los nacidos, pero la segunda de los que vivimos. Entre mi hermano el mayor, Mario, que muri¨® de coraz¨®n cuando ten¨ªa setenta a?os, y,yo naci¨® una chica que s¨®lo vivi¨® trece d¨ªas. Se llamaba como yo, Libertad, o yo me llamo Como ella. Luego estaba Julio C¨¦sar, que falleci¨® joven del tifus, y Sigfrido, que me lleva ocho a?os?.
El recuerdo del padre la emociona cada vez que la evocaci¨®n se hace muy intensa al ense?ar fotos de su vida.y hablar de su personalidad. ?Le recuerdo admirablemente?, afirma Libertad. ?Mi madre le dec¨ªa que nos port¨¢bamos mal cuando volv¨ªa de sus viajes. Cog¨ªa la servilleta y hac¨ªa un gesto para re?irnos. "?Qu¨¦ malos sois!", nos dec¨ªa. Era optimista y alegre, como yo. Muy confiado con todo el mundo. A m¨ª me quer¨ªa mucho por' ser la ¨²nica chica. Mi madre era de car¨¢cter in¨¢s pesimista. Ten¨ªa m¨¢s predilecci¨®n por Mario, porque estaba muy delicado?.
Libertad no sabe elegir una faceta de la actividad de su padre. ?Me gusta todo en su conjunto. Fue un excelente escritor, pol¨ªtico, periodista. Como orador y cuentista fue tambi¨¦n muy grande. De sus obras me quedo con La catedral. El protagonista es un anarquista idealista y ut¨®pico. Por esto ha tardado tanto en volverse a editar?.
Pas¨® la frontera a pie
Libertad se educ¨® en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza de Giner de los R¨ªos, en Madrid, cuando dirig¨ªa el centro Manuel Coss¨ªo. ?Estudiaba con las hijas del gran periodista Luis Morote, primer corresponsal de guerra que tuvo Espa?a en la guerra do, Ceuta y Melilla. Con el tiempo, su hija Elena secas¨® con mi hermano Mario?. La impronta cultural que le dej¨® aquel per¨ªodo escolar se mantiene con la misma intensidad cuando. justifica su regreso a Valencia, desde el exilio, hace cinco a?os: ?Volv¨ª con gran satisfacci¨®n porque, aunque soy republicana y seguir¨¦ siendo republicana, un rey constitucional era, para m¨ª, un paso acertado?.
En 1938 la familia sali¨® de Valencia. ?Antes enterramos a mi madre y tambi¨¦n quise enterrar a mi padre, que estaba en la entrada del cementerio cat¨®lico esperando que se terminara su mausoleo definitivo. Fui a hablar con el alcalde de entonces, Contreras Torres, y me dio un nicho en el civil. Cuando los nacionales entraron en Valencia, quemaron todos los libros y cosas personales que le hab¨ªan acompa?ado provisionalmente en el cernenterio?.
A partir de este momento, comienza su largo exilio. ?Me fui a Barcelona sin saber nada de mi hijo, que luego llegar¨ªa a Francia con el Ej¨¦rcito republicano. Cruzamos la frontera por Port-Bou, todo el monte a pie, cargados con maletas. Cruzamos el mismo d¨ªa del aniversario de mi padre, el 28 de enero de 1939, con lo puesto, sin un c¨¦ntimo. Mi marido, Fernando Llorca, que fue gerente de la Editorial Prometeo, fundada por mi padre, muri¨® poco despu¨¦s y lo enterramos en Hauterive, cerca de Toulouse. Desde all¨ª el Gobierno republicano en el exilio nos arregal¨® unos bi, lletes para.ir a M¨¦xico. Mi hija se qued¨® en Valencia, porque era menor de edad, con unos amigos?.
El retorno
D¨¦cadas despu¨¦s, en 1960, preparar¨ªa el regreso. ?Este a?o volv¨ª a Valencia porque quer¨ªa ver a mi hermano Mario, que estaba muy enfermo, pero los de Falange?, afirma Libertad Blasco Ib¨¢?ez, ?me dieron tres d¨ªas para salir de Valencia?. Luego, con la reforma pol¨ªtica, resolvi¨® su retorno definitivo.El desencanto por la falta de atenci¨®n que hab¨ªa merec¨ªdo durante el franquismo la obra y legado hist¨®rico de su padre es de las sensaciones que m¨¢s recuerda al afincarse de nuevo en Valencia, en un piso moderno de la calle de Navarro Reverter. ?En Valencia capital?, asegura, ?no hay ning¨²n recuerdo de Blasco Ib¨¢?ez. Los edificios donde vivi¨® han desaparecido. La casa donde se imprim¨ªa el diario El Pueblo -yo nac¨ª all¨ª, en un piso encima de las m¨¢quinas del diario- es ahora un banco. Su casa natalicia, y donde tenla la Editorial Prometeo, en la Gran V¨ªa German¨ªas, tambi¨¦n se ha destrozado?.
Pero, de todas estas Iristes comprobaciones, fue imborrable su visita a la Casa de la Malvarrosa, en el distrito mar¨ªtimo, refugio de Blascd Ib¨¢?ez, frente al mar, elegido para escribir sus novelas de m¨¢s difusi¨®n. ?Tuve una impresi¨®n horrible?, dice. ?Quise entrar a mi habitaci¨®n y no pude, porque hab¨ªa un agujero en el suelo que daba al piso de abajo. La chimenea de estilo valenciano, los flechas navales, que ocuparon aquella casa despu¨¦s de la guerra, la hab¨ªan derribado para hacer un balc¨®n. Las estatuas que hac¨ªan de columna en el gran mirador las hab¨ªan quitado, tal vez porque era inmoral que llevaran el pecho descubierto. La mesa de m¨¢rmol de Carrara estaba sin las patas y rota por la mitad. Recuerdo que mi padre dijo: ?Sobre esa mesa, si me muero, quiero que me velen los pescadores?.
Libertad Blasco Ib¨¢?ez pone punto final a sus recuerdos expresando un deseo: ?Me gustar¨ªa que se dedicara a cas¨¢de la cultura. El Ayuntamiento de ahora la ha comprado para reconstruirla. Si en cinco a?os no se hace nada, el contrato dice que volver¨¢ a la familia. Este alcalde me lo ha prometido y conf¨ªo que lo har¨¢n. Conmigo, el anterior alcalde, Ram¨®n Izquierdo, y todos, se han portado bien. Fue siempre correcto. Pero no quise vender mi parte porque era de Franco?.
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