"Del consenso, al desencanto" primera cr¨®nica secreta de la Constituci¨®n
La presentaci¨®n del libro Del consenso al desencanto, del que son autores los periodistas de EL PAIS Bonifacio de la Cuadra y Soledad Gallego-D¨ªaz, concentr¨® ayer en el sal¨®n Embajadas del Hotel Eurobuilding, de Madrid, a una importante representaci¨®n de las clases. pol¨ªtica y period¨ªstica del pa¨ªs. La obra ha sido editada por editorial Salt¨¦s y lleva el pr¨®logo de Juan Luis Cebri¨¢n, director de EL PAIS. El acto dio lugar a que se expusieran diversas perspectivas sobre el consenso y se valorase tambi¨¦n el fen¨®meno del desencanto.Antonio Hern¨¢ndez-Gil, presidente de las Cortes espa?olas durante el per¨ªodo constituyente, pronunci¨® unas palabra sobre la obra, que, a su juicio, constituye fundamentalmente ?la cr¨®nica secreta de la Constituci¨®n?. El ilustre jurista hizo una serie de consideraciones sobre las diferencias entre la cr¨®nica y la historia -m¨¢s espont¨¢nea e inmediata la primera, m¨¢s desapasionada y fr¨ªa la segunda- para afirmar que la cr¨®nica constitucional de Bonifacio de la Cuadra y de Soledad Gallego-D¨ªaz ser¨¢ un documento a tener en cuenta cuando se haga la historia de la Constituci¨®n espa?ola de 1978. M¨¢s pol¨ªtica, la intervenci¨®n de Juan Luis Cebri¨¢n se centr¨® en el desencanto pol¨ªtico que sobrevino tras el consenso constitucional, que, a su juicio, se prolong¨® en el tiempo m¨¢s all¨¢ de lo debido, y a cuestiones ajenas a la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n.
La defensa del consenso y su no necesaria relaci¨®n, como causa pr¨®xima o indirecta, con el desencanto, estuvo a cargo del ministro de Educaci¨®n, Juan Antonio Ortega, ¨²nico pol¨ªtico del ejecutivo que estuvo presente en el acto, seguramente porque sus compa?eros de Gobierno o de partido estaban absorbidos con los problemas derivados del congreso de UCD. Bonifacio de la Cuadra, en nombre suyo y de la coautora del libro, quiso resaltar que la obra no atacaba el consenso constitucional habido entre las principales fuerzas pol¨ªticas parlamentarias, sino la forma secreta y clandestina, de espaldas al electorado, con que se realiz¨®. Ello, puntualiz¨®- Bonifacio de la Cuadra, no impidi¨® que el consenso fuese, sin embargo, poroso frente a poderes de hecho no elegidos, como son la Iglesia, el Ej¨¦rcito o la banca, a los que se mostraron receptivos los constituyentes.
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