Puskin
Madrid, con demasiado bronce castelarino en sus estatuas y monumentos p¨²blicos, ha entronizado de pronto un poeta ruso -Puskin, seg¨²n la ¨²ltima castellanizaci¨®n de su apellido- en la Fuente del Berro.Es de esas cosas que al Ayuntamiento le salen bien. No hace muchos meses le dediqu¨¦ una columna al parque de la Fuente del Berro, uno de los m¨¢s rec¨®nditos, bellos y huidizos para m¨ª, y si algo le faltaba a su sinfon¨ªa de agua y escaleras de encaje antiguo, era la imagen de un poeta. Mejor un poeta ruso y rom¨¢ntico, porque nuestros rom¨¢nticos son peores y, sobre todo, no son nada rusos. Por Puskin se ve c¨®mo el Romanticismo fue un prerrevolucionarismo. Y, por lo que se refiere a Rusia, en estado puro, ya que all¨ª la revoluci¨®n industrial burguesa no convertir¨ªa a poetas y rom¨¢nticos en ?par¨¢sitos del par¨¢sito?, como dijo Sartre, puesto que en Rusia no hubo revoluci¨®n industrial burguesa. Puskin va pasando de la obsesi¨®n nobiliaria/antinobiliaria a interesarse por otras clases sociales, como va pasando del verso a la prosa. Es el proceso creador de Tolstoi, que le lleva a Lenin a decir:
-Nadie ha descrito nunca a un mujik como este maldito conde.
Lo que empieza en el dandismo de Puskin (Byron del otro mundo), termina con la toma del Palacio de Invierno. De los rom¨¢nticos a los surrealistas, el arte tiene que tomar partido. Puskin acaba represaliado por los zares y Gim¨¦nez-Caballero acaba de embajador de Franco en Paraguay. Jos¨¦ Mar¨ªa B. Navarro, de Alicante, me cuenta en una carta las humillaciones que les inflig¨ªa Gim¨¦nez-Caballero en Albatera: ?Enemigos de la Patria, hab¨¦is sido vencidos por el valor y el coraje que es patrimonio de los espa?oles. Vosotros no sois espa?oles?. Luego les habl¨® de ?esas malditas democracias que son Francia e Inglaterra?. Les ten¨ªa en vilo, naturalmente, la palabra fastuosa de Gim¨¦nez-Caballero, sobre todo por los fusiles enca?onados que la rubricaban. La anarcoderecha madrile?a ha consagrado ahora a este se?or como maestro de juventudes.
Francisco Rico, sabio y maestro, amigo en Nebrija, me recuerda, en amable carta, ?las tonter¨ªas fascistas a cuenta de la lengua del Imperio?. EGC fue padre y maestro m¨¢gico, lir¨®foro pedestre de muchas de esas tonter¨ªas. P¨ªo Fern¨¢ndez-Cueto, un Puskin mesetario, o m¨¢s bien el fino int¨¦rprete -declamador- de los Puskin espa?oles, me escribe desde Santander para contarme que, a sus 77 a?os, la Seguridad Social le ha quitado una pensi¨®n de 4.000 pesetas mensuales por haberse averiguado, seg¨²n fotocopia que me adjunta, que disfruta simult¨¢neamente otra pensi¨®n, de 5.000 pesetas, por parte de la Diputaci¨®n. En total, 9.000 pesetas para un hombre que ha puesto su vida, su biograf¨ªa, su edad, a la suerte de la poes¨ªa espa?ola de todos los tiempos, incluidos rom¨¢nticos y modernos. P¨ªo Fern¨¢ndez-Cueto, de Muriedas, es a la poes¨ªa espa?ola lo que un stradivarius a Beethoven. Los grandes poetas contempor¨¢neos le han reconocido como ¨²nico int¨¦rprete digno de la l¨ªrica pura. Pero acumular 9.000 pesetas al mes, mediante dos pensiones, a los 77 a?os, es un demasi¨¦, claro. Hay ministros, pol¨ªticos y ex que acumulan un poco m¨¢s entre consejos de administraci¨®n y administraciones desaconsejables, pero al menos no pierden el tiempo con esa bobada de Machado y Aleixandre. Ahora hemos erigido a Puskin en Madrid. Yo le sugiero a P¨ªo que se erija a s¨ª mismo en Santander, paseo de Pereda, como estatua viviente del que fue, del que es. Quiz¨¢ como automonumento devengue las 4.000 pesetillas municipales que ahora le ha restado la Seguridad Social, cuyas cuentas, como reconoce la Administraci¨®n misma, son las m¨¢s confusas de Espa?a. Cebri¨¢n cuenta en su libro que las tienen abiertas por decenas. Aqu¨ª s¨®lo se llega a Puskin despu¨¦s de muerto.
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