Recrudecimiento de la violencia intercomunitaria en Irlanda del Norte
Un domingo como hoy, hace exactamente nueve a?os, tropas brit¨¢nicas abr¨ªan fuego sobre un grupo de manifestantes en la ciudad de Londonderry, en el Ulster: trece civiles resultaron muertos. Fue lo que se llam¨® el bloody sunday, el domingo sangriento. En 1972 se alcanz¨® el punto ¨¢lgido de la violencia en Irlanda del Norte. 1980 ha sido en comparaci¨®n un a?o relativamente pac¨ªfico. Ahora, los acontecimientos de la ¨²ltima semana presagian un recrudecimiento de la tensi¨®n sectaria en esta regi¨®n.
Esta semana han sido enterrados dos de los antiguos diputados del ahora inexistente Parlamento irland¨¦s, sir Norman Stronge y su hijo James, asesinados por el IRA Provisional. Pocos d¨ªas antes, Bernadette Devlin y su marido, Michael Mac Aliskey, resultaron gravemente heridos en un atentado ejecutado por un comando protestante que estuvo a punto de lograr su objetivo. Ese mismo d¨ªa, los provisionales del IRA se cobraron otras v¨ªctimas en actos de represalia, y el lunes pasado estallaron una serie de bombas en varias ciudades del Ulster, acarreando un balance de trece heridos y la destrucci¨®n de varios comercios. A esto hay que sumar los ya habituales atentados contra las fuerzas armadas brit¨¢nicas. La tregua ha terminado.Est¨¢ claro que tanto Bernadette Devlin como los Stronge fueron seleccionados como s¨ªmbolos de la comunidad cat¨®lica y protestante, respectivamente. Bernadette permaneci¨® relativamente apartada de la vida pol¨ªtica irlandesa, hasta que la situaci¨®n en la prisi¨®n de Maze, en las afueras de Belfast, empez¨® a cobrar mayor relevancia con las huelgas de hambre.
El intento de asesinato de Bernadette Devlin forma parte de una amplia operaci¨®n de los grupos paramilitares protestantes contra los activistas m¨¢s destacados de la campana contra los bloques H, y es sorprendente que algunos miembros de la Asociaci¨®n para la Defensa del Ulster, la UDA, se jacten p¨²blicamente de estos atentados. La UDA sigue siendo una organizaci¨®n legal.
El mi¨¦rcoles pasado, despu¨¦s de abandonar durante dos semanas la llamada protesta sucia, 96 presos republicanos de la c¨¢rcel de Maze volvieron a destruir el mobiliario de sus celdas y a manchar las paredes con excrementos, con lo que ahora son 470 los presos en huelga. Estos presos republicanos no han logrado el estatuto pol¨ªtico que deseaban, especialmente ese simb¨®lico libre uso de su propia ropa. Hay que se?alar que en su mayor¨ªa fueron condenados por tribunales especiales, sin jurado y con unas pruebas que en una situaci¨®n normal no hubieran sido v¨¢lidas. Estos tribunales fueron introducidos en 1976, cuando el Gobierno brit¨¢nico decidi¨® seguir una pol¨ªtica de criminalizaci¨®n de los terroristas.
Mayor credibilidad
Ahora vuelven las amenazas de una nueva huelga de hambre. La ¨²ltima, de octubre a diciembre pasado, supuso una relativa disminuci¨®n de los atentados republicanos, pero cre¨® un clima de tensi¨®n en el Ulster como no se hab¨ªa conocido en a?os. Una campa?a perfectamente orquestada en torno a esta huelga supuso un incremento de la credibilidad de los provisionales. Y la necesitaban.Aunque recientemente los provos han pasado, al parecer, por un cierto per¨ªodo de confusi¨®n, la lucha interna ha llegado aparentemente a su fin, con un triunfo de la l¨ªnea dura, que les ha obligado a reorganizarse en una estructura m¨¢s impermeable, a atacar a instalaciones secundarias del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, tanto en Inglaterra como en el Ulster, y sobre todo a desarrollar una estrategia dirigida contra la comunidad protestante.
No obstante, pese a los rumores de crisis interna no hay que subestimar la fuerza de los provisionales. Un oficial del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, hasta hace poco destinado en Belfast, declar¨® a EL PAIS que recientemente se hab¨ªa descubierto un escondite del IRA en el que se encontr¨® una lista con todas las matr¨ªculas y marcas de coches que utilizan las fuerzas del orden en sus operaciones encubiertas, descubri¨¦ndose asimismo que el IRA ten¨ªa bajo control telef¨®nico a los jefes de la polic¨ªa y del Ej¨¦rcito en el Ulster. Ese mismo oficial se?al¨® que el problema de los provos era que no dispon¨ªan de los medios t¨¦cnicos suficientes para procesar toda la informaci¨®n que llega a sus manos.
Entre tanto, el Gobierno brit¨¢nico sigue llevando adelante el proceso de ulsterizaci¨®n de Irlanda del Norte, retirando lentamente las tropas regulares y dando m¨¢s competencias a la polic¨ªa de la provincia. Claro est¨¢ que muchas operaciones son clandestinas. Existe, por ejemplo, el llamado frente invisible, en el que la polic¨ªa colabora estrechamente con las fuerzas armadas, especialmente con el famoso Servicio Especial del Aire (SAS), cuyas actuaciones no siempre tienen la discreci¨®n o el tono que cabr¨ªa esperar.
En general, las fuerzas oficiales han logrado importantes ¨¦xitos. Las Patrullas de polic¨ªa se pasen ahora por barrios de Belfast, que antes les estaban prohibidos por los provisionales. Tambi¨¦n cuentan con la colaboraci¨®n cada vez m¨¢s activa de la Gardai, la polic¨ªa de la Rep¨²blica de Irlanda, con la que se mantiene en contacto directo, especialmente a lo largo de la frontera.
Como ya se ha dicho repetidas veces, ¨¦sta es la gran diferencia entre la situaci¨®n del Ulster y otras que podr¨ªan resultar similares en el mundo: la cuesti¨®n del Ulster es, sin duda, una cuesti¨®n colonial, pero en este caso la potencia colonizadora (Reino Unido) y el pa¨ªs colonizado (Eire) est¨¢n de acuerdo en contener la situaci¨®n. De ah¨ª la importancia de los contactos directos entre los primeros ministros de ambos pa¨ªses, Margaret Thatcher y Charles Haughey.
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