La gran sospecha
La noticia de la dimisi¨®n, inesperada y repentina, del presidente Su¨¢rez produjo una honda sacudida en el ap¨¢tico ambiente pol¨ªtico espa?ol. Por lo menos tuvo la virtud de reactivar las inquietudes de una ciudadan¨ªa que hab¨ªa manifestado su indiferencia, a trav¨¦s del term¨®metro del abstencionismo, en las ¨²ltimas convocatorias electorales. Esa fue la primera nota positiva que produjo la decisi¨®n del presidente de Gobierno.El hecho de dimitir, por otra parte, tiene un indudable valor en un pa¨ªs caracterizado por el apego de los hombres p¨²blicos al cargo y por la excepcionalidad de los gestos de esta naturaleza. ( ... )
Sin embargo, en todo lo sucedido el pasado jueves existen elementos oscuros y podo democr¨¢ticos. ( ... )
Un sistema pol¨ªtico en el que no existe transparencia informativa no puede ser calificado de democr¨¢tico. El pueblo tiene derecho a exigir que se le hable claro; las personas elegidas deben explicar abiertamente al cuerpo electoral, que lo ha legitimado en el ejercicio de sus funciones, las razones que le conducen a renunciar al mandato que han recibido; nada puede hacerse de espaldas al ciudadano; todo hay que decirlo de un modo liso y llano, inteligible por todos.
El miedo a que presiones extrademocr¨¢ticas han forzado al presidente Su¨¢rez a presentar su dimisi¨®n es, hoy por hoy, una tremenda sospecha que se cierne sobre nuestra incipiente democracia. Algo que conviene disipar cuanto antes para poder recuperar la fe en el futuro de nuestro pueblo. Y para que podamos sentir que vivimos en un r¨¦gimen en el que el pueblo es soberano.
31 de enero
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