"Rebeca" la vieja historia ha vuelto
?Anoche so?¨¦ que volv¨ªa a Manderly ... ? Las palabras embrujaron a una generaci¨®n: la generaci¨®n de Rebeca. Los escrutadores de signos vieron hasta una filosof¨ªa: la presencia continua del personaje que no estaba (se habl¨® de rebequismo), el poder de lo invisible. Y la irrupci¨®n de la mujercita sin armas, sin m¨¢s que la bondad y la sencillez, en un mundo tenebroso. Las j¨®venes en flor -Y con sombra sintieron la llamada eterna de la novela rosa -jovencita empleada que se casa con se?or rico y arist¨®crata- y se peinaron como Joan Fontaine; y se pusieron su chaquetita de punto, que, desde entonces y para siempre jam¨¢s, se llamar¨ªa ?rebeca?. Rambal hizo fortuna -una de sus fortunas, que luego se le quemaban representando Rebeca en el teatro con mucho m¨¢s realismo que en el cine: se ve¨ªa a los buzos bajar al fondo del mar, con sus exagerados gestos ingr¨¢vidos, y romper el casco de la embarcaci¨®n, en el que aparecer¨ªa, sentado y tranquilo, el esqueleto de Rebeca...La vieja historia ha vuelto. Entre otros dos grandes relatos, y en otra ¨¦poca en la que ciertas llamadas no tienen ya el eco antiguo y estremecedor de las de la novela, de las de la pel¨ªcula. Los nost¨¢lgicos comparan: y todo nost¨¢lgico prefiere a Laurence Olivier y a Joan Fontalne. El director lo sabe: sostiene largo tiempo la c¨¢mara antes de ense?arnos a la ?se?ora Danvers?, para que sintamos la expectativa de la comparaci¨®n: la vemos, y termina r¨¢pidamente el cap¨ªtulo. U no de los aciertos de esta realizaci¨®n es la de no ignorar que es una segunda vuelta; el de saber que no estamos viendo una historia que pudo pasar en la vida real, sino una historia que fue aut¨¦ntica en el cine. La comparaci¨®n entra en sus c¨¢lculos.
Funciona. El color y el ambiente tienen la neblina precisa, justamente la precisa; la interpretaci¨®n no oculta que est¨¢ imitando otra interpretaci¨®n, porque es as¨ª como se quiere que sea. Juega con nuestra complicidad: la gana. Y los antiguos rebequistas encontramos una satisfacci¨®n considerable: que la serie es mucho m¨¢s larga que el filme, y que tenemos mucho m¨¢s tiempo para estar con las figuras de Rebeca -pero sin Rebeca- del que tuvimos entonces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.