Grave contaminaci¨®n del r¨ªo Guadalquivir a su paso por la provincia de Ja¨¦n

Cientos de miles de peces est¨¢n apareciendo muertos en las m¨¢rgenes del Guadalquivir, a lo largo de m¨¢s de cuarenta kil¨®metros de cauce fluvial, como consecuencia de la gran contaminaci¨®n que sufren las aguas durante esta ¨¦poca del a?o, agravada por la fuerte sequ¨ªa que padece toda la regi¨®n andaluza.

El tr¨¢gico suceso resulta especialmente detectable en las inmediaciones de And¨²jar (Ja¨¦n), ciudad muy distante de cualquiera de las costas mediterr¨¢neas, pero en la que incluso se observa ya la presencia de numerosas gaviotas, que acuden a devorar el pescado muerto.

Seg¨²n todos los indicios, el envenenamiento' de las aguas viene producido por el vertido de residuos de una factor¨ªa para la fabricaci¨®n de papel situada en la localidad de Meng¨ªbar, unos kil¨®metros m¨¢s arriba siguiendo el curso del Guadalquivir, as¨ª como por el vertido de jamilas procedentes de las almazaras olivareras. Al parecer, la empresa papelera ha sido objeto ya de numerosas denuncias por parte de la guarder¨ªa del Icona, si bien este organismo ha puesto de manifiesto que el tema no es de su competencia, sino de medio ambiente (Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo).

En cualquiera de los casos, resulta palpable el incumplimiento de toda la legislaci¨®n sobre vertido de residuos en cauces fluviales. Nadie ha hecho nada por evitar el problema, a no ser los propios vecinos de And¨²jar, que se empe?an en trasladar los peces a¨²n supervivientes de las aguas del Guadalquivir a las del J¨¢ndula, r¨ªo situado en las proximidades y que sirve para el abastecimiento de la ciudad.

Traslado de peces supervivientes

Hasta el momento han sido salvados por este procedimiento manual unos 60.000 kilos de bogas, carpas y barbos, principalmente, en un esfuerzo que a todas luces resulta insuficiente.Esta ha sido la tercera vez, en los ¨²ltimos diez a?os, que se produce un hecho de semejante envergadura. La primera fue en 1976, debido a los vertidos de la empresa Calvo Sotelo, de Puertollano, a teav¨¦s del r¨ªo Montorillo, que desemboca en el J¨¢ndula. Hace tres a?os volv¨ªa a repetirse la pesadilla. En aquella ocasi¨®n se acus¨® a la papelera de Mengibar (que contin¨²a contaminando el Guadalquivir) y a Koipe, de And¨²jar, al igual que a la Junta de Energ¨ªa Nuclear, que poco despu¨¦s instal¨® una depuradora de agua.

Ahora, sin embargo, las dimensiones de esta verdadera cat¨¢strofe para el Guadalquivir resultan incalculables. En opini¨®n de los ''t¨¦cnicos, los da?os causados en la fauna del r¨ªo van a tardar mucho tiempo en repararse si es que el problema es atajado de alg¨²n modo no contin¨²an los efectos contaminantes.