Atl¨¦tico y Madrid se solidarizaron
La solidaridad entre el Atl¨¦tico y el Real Madrid ha privado a la afici¨®n de dos buenos divertimientos. No puede haber chuflas de los atl¨¦ticos por lo de Gij¨®n, pero tampoco puede haber las de los madridistas por lo del Betis. Para Luis de Carlos lo de El Molin¨®n ?fue humillante?. Para Garc¨ªa Traid no hay m¨¢s culpable que ¨¦l, lo que resulta una buena confesi¨®n de parte. Alfonso Cabeza no pudo esta vez ser estridente, porque la dial¨¦ctica verdiblanca le quit¨® todos los argumentos.
A Luis de Carlos quieren ponerle en las cuerdas los ?cr¨ªticos?. Los m¨¢s tolerantes se conforman con que le d¨¦ la boleta a Boskov. Los m¨¢s radicales piden un adelantamiento de las elecciones. Hasta a Saporta han comenzado a lloverle los palos por haber sido el creador de aquel famoso consenso, que parece no satisface a muchos. Dentro de la propia directiva hay varias tendencias. Los hay que piensan en s¨ª mismos para ocupar la presidencia; los hay que se consideran capacitados para tomar decisiones t¨¦cnicas, y los hay proclives a formar una candidatura con gente de la oposici¨®n. Antes, estas veleidades las resolv¨ªa Bernab¨¦u con un recado a Mu?oz Lusarreta: ?Paco, dile a ¨¦se que no vuelva m¨¢s por aqu¨ª?. De Carlos no posee el carisma de Bernab¨¦u.El Madrid es una instituci¨®n necesaria para el pa¨ªs. Pasados sus a?os de glorioso embajador del r¨¦gimen, se ha convertido en la terapia para muchas frustraciones. Los jugadores de f¨²tbol siempre han so?ado con fichar por el Madrid, y la mayor¨ªa de los aficlonados, con que su equipo le ganara. Los jugadores que no pueden fichar por la ?casa blanca? se solazan d¨¢ndole curritos en el f¨²tbol y el baloncesto. Los tradicionalmente derrotados por el Madrid est¨¢n en plena vor¨¢gine revanchista. A los socios madridistas la situaci¨®n les saca de quicio. No est¨¢n acostumbrados a las palizas actuales y, naturalmente, las toleran muy mal.
El s¨¢bado le dieron al Madrid una buena lecci¨®n en el Magari?os. La hinchada estudiantil cre¨® nuevas coplas para la ocasi¨®n y humill¨® al Madrid de palabra y obra. Y adem¨¢s le restreg¨® lo de la canasta del partido de ida, que privo a Estudiantes de lo que hubiera sido una victoria hist¨®rica. Con la m¨²sica de la copla madridista los ?dementes? del Magari?os cantaron: ?De las primas a terceros que campean por Espa?a, va el Madrid con sus dineros y sus sucias artima?anas?. Es lo que le faltaba al Madrid: que no tengan piedad con ¨¦l.
En el Manzanares hubo toreo del grande, Los b¨¦ticos se vinieron con sus colores verdiblancos en gorras y bufandas y romero en la solapa. Vinieron de fiesta, como cuando acuden a La Maestranza a ver a Curro Romero. En cr¨®nica taurina habr¨ªa que decir que los b¨¦ticos cargaron la suerte en cada lance y se adornaron con giraldillas, molinetes y largas cambiadas. El primer gol lo recibi¨® Mor¨¢n a portagayola. No se pudo pedir m¨¢s. A los ex directivos atl¨¦ticos Jes¨²s Ortega y Sanz Calonge se les puso la cara hasta los pies tras el resultado. V¨ªctor Mart¨ªnez y Luis salieron cabizbajos al ver el desastre de su equipo. El pintor Pedro C¨¢mara, que siempre que expone en Madrid aumenta su clientela atl¨¦tica, no sab¨ªa c¨®mo consolar a sus amigos. A Marquitos le dec¨ªan algunos que se notaba la ausencia de su hijo. A los directivos actuales un color se les iba y otro se les ven¨ªa. Helenio Herrera se hinch¨® de tomar apuntes en el grader¨ªo gracias a las entradas que le regal¨® personalmente Cabeza. Y entre los dos no hubo ?botifarras?. Cabeza no estaba el domingo para bromas.
La Liga comienza a tener color perif¨¦rico. El Valencia y el Barcelona se han envalentonado. Media Espa?a despert¨® el lunes sonriente. Con las derrotas madrile?as ha vuelto la alegr¨ªa a ciertas casas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.